de México, nada raro serí­a que José Antonio Meade llegara al primer lugar, Margarita Zavala al segundo lugar y Ricardo Anaya al tercer lugar.

De nada sirvió a Andrés Manuel López Obrador el compromiso de no enjuiciar al presidente Peña Nieto, sabedor que las únicas causas que la Constitución establece como excepciones para enjuiciar a un presidente, previstas en el artí­culo 108 de la Carta Magna, serí­an Traición a la Patria y Delitos Graves del Orden Común por lo que no prosperarí­a ninguna acción judicial en contra del actual Presidente. Ahí­ se ve que también en AMLO, afloró “el prií­sta que todos llevamos dentro” por lo que hasta hoy nadie se ha atrevido “a patear el pesebre”.

Sobre las reformas estructurales del Presidente Peña Nieto, López Obrador fijó el dí­a de ayer su postura en contra de todas ellas, de manera concreta respecto a la Reforma Energética; y la nueva Comisión Nacional de Hidrocarburos ha fijado su posición “fundada” por la que asegura que no hay forma de modificar la reforma energética, debido a que cualquier modificación depende del propio Consejo que la regula y no de una sola persona como lo pretende el candidato de Morena.

Los fuertes intereses económicos y polí­ticos, que confluyen en el nuevo aeropuerto capitalino, cuya construcción apenas se ha iniciado; y la necedad de AMLO de cancelarlo y construir dos pistas en aeropuertos alternos, ha generado precisamente una gran campaña en su contra que sin duda se traducirá en toda clase de marrullerí­as, que irán desde la compra del voto, hasta la coacción y amenazas, para mandar al que comenzó la precampaña con 20 puntos de ventaja sobre los demás, a ocupar el cuarto lugar en la gran final del primer domingo de julio.

Si a lo anterior se agrega la inconformidad de los banqueros, de la COPARMEX, CONCANACO, CANACINTRA, y todo el Consejo Coordinador Empresarial; más los dueños del Gran Capital, en cuyos bolsillos, cuentas bancarias e inversiones se concentra la riqueza de éste paí­s, sin duda Todos Unidos Contra Andrés Manuel (TUCAM), el destino del tabasqueño será Palenque y al igual que el ingeniero Cárdenas, se convertirá en el emblema de la democracia fallida.