¡No! La polí­tica en Veracruz consiste en vivir con los guantes puestos.
La última expresión fue del presidente municipal de Veracruz, Fernando Yunes Márquez, en “un mano a mano” con Isabel Wallace, la presidenta de la ONG “Alto al Secuestro”, la preferida del presidente Felipe Calderón Hinojosa como candidata a jefa de Gobierno en la Ciudad de México.
Fuego cruzado entre ambos.
La señora Wallace diciendo que en Veracruz hay violencia fuera de control. Y que en el puerto jarocho gobernado por “Fer” hay diez calles inseguras. Y desde luego, la lista de las calles en la incertidumbre y la zozobra. Y datos, dijo, de la Comisión Nacional de Seguridad.
Entonces, “Fer” le reviró.
Que ella vive en la Ciudad de México. Y que su visión jarocha está equivocada. Y que ella sólo “se dedica a grillar”.
Y entonces, en el fuego amigo que asaltan la tienda Sears en el Centro Histórico.

DOS. Estilo personal de gobernar

Es el estilo personal de gobernar de los Yunes azules. Broncudos. Bragados. Peleadores callejeros. Fajadores de cantina como se les llama en el pueblo.
Si antes, mucho antes, la prudencia y la mesura polí­tica era la práctica cotidiana (aprender a callar y hablar pero con hechos), la tónica ahora es, como en la historia antigua la ley de Talión, “ojo por ojo y diente por diente”.
Así­ es el padre. Rijoso. Así­ es el hermano mayor, rijoso.
El gobernador Yunes, por ejemplo, abre frentes bélicos a cada rato.
Enfrascado en un duelo, dimes y diretes, por el crimen de dos menores, mujeres, en Rí­o Blanco.
Antes, trepó al ring con Andrés Manuel López Obrador, AMLO.
Antes, con José Antonio Meade, secretario de Hacienda y Crédito Público.
Antes, que cimbrarí­a a México con el discurso de toma de posesión, el mismo dí­a en que, por ejemplo, pronunciara tres discursos en el Congreso, el patio del palacio y el parque Juárez, y en los tres mostrara el puño en las dos manos, mensaje claro y subliminal que ha caracterizado a su bienio.
Incluso, todaví­a de postre apareció en el balcón de palacio (igual que lo hací­an Javier Duarte y Fidel Herrera Beltrán) y mostró el puño, sonriendo, claro, pero el puño por delante.
Son los genes, son las ví­sceras, dicen los amigos que lo conocen.

TRES. La bilirrubina puesta

Semanas antes, el alcalde jarocho se entabló en otra polémica. Fue por los doscientos gatitos reubicados dicen unos, desaparecidos aseguran los animalistas, del parque ecológico a un ladito del Hospital Infantil más fregón, más fregón, más fregón de América Latina, de igual manera, digamos, como el Festival Tají­n de este año ha sido declarado el mejor de la historia local.
Incluso, el rafagueo entre “Fer” y los animalistas se expresó en las redes sociales y las partes se dijeron de todo y se dieron con todo.
Ninguna prudencia ni mesura en el arte de gobernar.
El poder ha de ejercerse pero con la bilirrubina en su más alto decibel.
Será quizá el tiempo del Internet que sirve para manifestarse con intensidad.
O los genes.
O la idiosincracia de cada quien.
La formación humana de las partes.
El debate democrático en la plaza pública.
Será la defensa de la verdad de cada quien.
El caso es que el tiempo de la confrontación polí­tica y social se vive a plenitud, y ni modo, lo dijo un personaje novelesco de Carlos Fuentes, “¡aquí­ nos tocó vivir y qué le vamos a hacer!”.

CUATRO. El hijo es más visceral

Y más, por lo siguiente: así­ le ha funcionado la vida pública a los Yunes azules, así­ son y así­ continuarán.
Desde siempre, el gobernador ha sido rijoso. Y rijoso, desempeñó 6 cargos públicos con Rafael Hernández Ochoa, 1974/1980, y fue diputado local y federal, y trabajó con Vicente Fox y Felipe Calderón, y es jefe del Poder Ejecutivo.
Y tiene a un hijo de alcalde y el primogénito es candidato a la silla embrujada de palacio.
Y si tal cual le ha funcionado la vida, entonces, quienes han de cambiar son los adversarios y enemigos y volverse, digamos, igual de rijosos, los guantes siempre puestos.
Por lo pronto, claro, de aquí­ al mes de noviembre del año que corre.
Y si el hijo mayor gana la gubernatura, entonces, la rijosidad seguirá y el resto de polí­ticos habrán de ponerse más, mucho más los guantes, pues el primogénito, dicen, es más visceral que el padre.
Estilos de vida y que también son estilos de ejercer el poder.
La vida, a mil por hora, manejando de forma intrépida, y con el tanque lleno.

CINCO. La polí­tica separa a las familias

Tan es así­ que sin meterse en la vida privada, los hechos públicos fueron (y son) de la siguiente manera:
A: La sangre unió a Miguel íngel Yunes Linares con Héctor Yunes Landa y la polí­tica los ha separado, distanciado, levantado un muro Donald Trump.
B: Incluso, la hermandad unió al Yunes azul, pero la polí­tica lo separó con una hermana.
C: La ruptura entre otras familias Yunes, a partir de la yunicidad azul.
Formas de vida interna que también son estilos de ejercer el poder, pues en todo caso la vida tan rara y extraña, tan compleja y fascinante, suele separar al mayor número de familias.