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A Mil por Hora
Viernes 16 marzo, 2018

#MeToo desde hospitales, acoso sexual a enfermeras

Por ANA ALICIA OSORIO y ALBA VALDEZ
Testigo Púrpura


Basta con teclear las palabras “enfermera” o “enfermeras” en Facebook para que su buscador enví­e sugerencias de la imagen sexualizada de esta profesión.
Hot en minifalda, cojiendo, en minifalda, ardientes videos, en tanga, es lo que la red social considera que se busca respecto a las mujeres profesionales de la salud.

Facebook no es el único; en google sugiere hot, sexy o disfraz y la búsqueda, aún cuando no incluya estos términos, arroja varias imágenes de mujeres con prendas que cubren muy poco.

Pero el mundo virtual se traslada al real, las personas tienden a sexualizarlas y el acoso es algo que viven en el dí­a a dí­a, según Beatriz como le llamaremos en este texto ya que no quiso ser identificada por su nombre, quien lleva tres años ejerciendo.

“Personas que apenas y conoces y te dicen ¿a qué te dedicas? y le dices soy enfermera, ya empiezan los estereotipos y esas cosas que no sé si ellos piensen que es bonito (…) ”™ah la enfermera sexy, las fantasí­as”™ y esas cosas” contó.

UNA CONSTANTE QUE NO SE DENUNCIA

“Eso es algo que vas a pasar y tú debes saber manejar”, fueron las palabras de la maestra de Diana Figueroa cuando decidió denunciar a un médico que la tocaba sin su consentimiento e invitaba a salir insistentemente, cada semana que ella acudí­a a hacer sus prácticas escolares a un hospital público.

Tocarle el hombro, las manos, acercarse a ella de manera intimidatoria, incluso ofrecerse a comprarle ropa y regalarle viajes, fueron las técnicas de acoso que utilizó el médico para persuadir a Diana a que tuviera “un gesto amable” con él; actos que para su maestra de clí­nica le pareció normal en su carrera como enfermera.

“De hecho cuando a mi pasó la primera vez con el médico, yo rápido me dirigí­ hacia mi maestra de clí­nica y su respuesta simplemente fue que: eso es algo que vas a pasar y tú debes saber manejar (…) y no solo a mí­, les paso lo mismo con otras, con el mismo médico”, comentó Diana.

De acuerdo con Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, el acoso sexual es una forma de violencia que consiste en molestias con connotación sexual y donde el agresor se vale de tener una posición jerárquica mayor en el trabajo, escuela o casa.

Diana decidió no denunciar ningún acto de acoso que viviera en el hospital por parte de sus compañeros o pacientes, optó por ignorarlos o poner distancia; en el caso más extremo tuvo que renunciar al hospital cuando el acoso de un médico le causó tanto miedo que optó por abandonar su trabajo para protegerse.

La relación de poder que ejercí­a sobre ella era la de un prestigioso médico dentro de un hospital público y ella, una enfermera con poca experiencia laboral, que temió ser juzgada e ignorada por sus compañeros al exponerlo.

“Lo único que hice fue hacerme un lado, traté de no tener comunicación con él para nada y pues bueno irme de ese lugar que era la respuesta más viable con esa situación (…)

me tuve que cambiar de servicio (…) hablarlo y comentarlo no solo me iba a causar problemas a mi sino también al médico porque era una persona muy conocida en el hospital, entonces traté de minimizar esa situación y alejarme”, narró.

La falta de denuncia del acoso sexual se trata de una cuestión cultural, comentó la directora de la Facultad de Enfermerí­a de Universidad Veracruzana, Claudia Beatriz Enrí­quez Hernández, a pesar de que en Veracruz de acuerdo con el Código Penal del Estado se castiga hasta con 8 años de prisión.

La directora señaló que la falta de denuncia también se debe a que a las trabajadoras no se les garantiza que sus derechos laborales y humanos les serán respetado, además temen a quedarse sin empleo cuando el acoso viene de algún superior.

“Yo creo que sí­, aparte que es una cuestión cultural, fuertemente para las mujeres en mucho a veces no se dan cuenta que están siendo ví­ctimas de acoso, consideran que puede ser una situación normal porque así­ se ha visto normal en la sociedad o en los ámbitos (…) culturalmente si lo vemos siempre la figura del médico hombre, en nuestra cultura los médicos son los que tienen la razón, los que marcan la pauta o la vida de resto de la sociedad y de las mujeres”, afirmó.

Otro médico del hospital privado para el que ahora trabaja Diana, la ha acosado en repetidas ocasiones y una vez, cuenta, la abrazó en su consultorio y cuando la tení­a rodeada con sus brazos se acercó a su oí­do preguntándole pausadamente si estaba nerviosa, ella como mecanismo de protección decidió quedarse inmóvil hasta que él la soltó.

Hasta el momento no ha decido si presentará alguna queja con sus superiores porque teme a perder su trabajo.

"Estaba yo sentada, regresa y me dice como estás, estás cansada y yo pues si un poco, sabes que y porque no te acuestas y te doy un masaje y te vas a sentir mejor, yo para esto dije no, no me siento bien, entonces se acercó a mi, me dio un abrazo, y traté de estar lo más tranquila posible pero el empezó a temblar e hizo referencia a mi, me dijo estás nerviosa ", afirmó.

EL ACOSO O EL DESEMPLEO

El miedo y enojo que le provocaron el acoso sexual que vivió, llevaron a Beatriz a dejar un empleo, aunque ello significara quedarse sin su ingreso más importante.

Una noche mientras trabajaba en una casa particular, su paciente le mostró los genitales y le dijo una serie de palabras que la hicieron correr del cuarto donde se encontraban.

No era el primer acoso que viví­a, tampoco el primero de él: caricias en el cabello un dí­a que ella dormí­a o peticiones de crema en la ingle, habí­an hecho que Beatriz se sintiera incómoda.

“A mi me empezó a dar miedo por las cosas que me estaba diciendo y de repente se saca sus partes í­ntimas y me las muestra (…) me salí­ porque yo estaba muy asustada, me salí­ del cuarto y me fui a la cocina, las puertas estaban cerradas y yo pensando qué iba a hacer o cómo iba a escaparme si de alguna manera se acercaba”, relató.

Beatriz esperó la llegada de su relevo, llamaron a los familiares para informarles lo ocurrido pero solo encontraron justificaciones, le dio recomendaciones a su compañera y se fue para no volver.

Para ella el mayor riesgo está en el sector privado ya que deben estar solas con los pacientes.

Norma Alicia Riego Azuara, presidenta de la Federación del Colegio de Enfermeras, indicó que no tienen estudios al respecto del acoso en trabajos en casas - habitación , pero consideró que la única salida posible es que las enfermeras dejen su fuente de ingresos por esas situaciones.

Ante el acoso constante, las estudiantes de enfermerí­a reciben algunas recomendaciones por parte de sus maestras. Usar filipinas largas, ropa sin escote, no acercarse aun cuando toman los signos, son algunos de los tips que aunque no son oficiales se vuelven parte de los conocimientos que se transmiten de una generación a otra.

Ellas le suman más previsiones que resultan ser insuficiente ante la situación que viven a diario.

“Si no es obligatorio no llevo pantalón blanco, no llevo uniforme blanco, (…) prefiero pantalones más amplios, vas aprendiendo que prefieres verte así­ a que te veas, dejas a un lado verte bonita o sentirte bien con un uniforme que deberí­a ser normal, dejas las vanidades de tu trabajo por sentirte segura” señaló Beatriz, sin embargo, nada de esto ha logrado parar el acoso sexual.


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