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Diario de un reportero
Sábado 17 marzo, 2018

La huella de gobernadores

Gabinetes en la sombra
•Del Fidelato a la Yunicidad


DOMINGO
La huella de los gobernadores



Cuatro candidatos buscan la gubernatura. De Guadalupe Victoria, el primero, en 1824, 75 mandatarios han pasado por el trono imperial y faraónico. Y Veracruz, un estado pródigo en recursos naturales, está habitado por gente pobre y jodida.
Y si el capitán de la nave sexenal es importante, también los pilotos y las azafatas para enaltecer la calidad de vida de los pasajeros, 8 millones dehabitantes en una entidad federativa más grande que varias naciones de América Central, Honduras, Guatemala, Salvador y Nicaragua.
Los investigadores de la facultad de Historia de la Universidad Veracruzana se han ocupado de otras linduras, como por ejemplo, de cuando la avenida Díaz Mirón, en el puerto jarocho, era la principal puerta de entrada. Y por desgracia, la historia política, social, educativa, de salud, de seguridad y de cultura de cada gobernador se ha perdido.

Luis Velázquez

Y aun cuando por ahí­ existen una que otra historia, primero, son aisladas, y segundo, un tiradero de incienso que ahoga.
Y es que, por ejemplo, valdrí­a la pena una mirada, digamos, sobre el gobernador que haya tenido al mejor entre los mejores equipos del gabinete legal.

LUNES
El gabinete estable


El politólogo Carlos Ronzón Verónica establece un parteaguas. De 1968, con Rafael Murillo Vidal, a la fecha, incluidos los 48 dí­as en que Flavino Rí­os Alvarado ejerciera el poder y asumiera la tarea de gobernar, Javier Duarte prófugo de la justicia.
De entrada, dice, el gabinete más estable ha sido con Fidel Herrera Beltrán. Casi casi, ningún cambio en el viaje sexenal.
Reynaldo Escobar Pérez, por ejemplo, inició y terminó el sexenio. Con un estilo personal. Y también, con capital polí­tico invariable y fuera de serie.
En el gabinete, Fidel tení­a, por ejemplo, a cuadros relevantes. En tanto, los jóvenes (jóvenes, muchos de ellos novatos, imberbes, principiantes, sin pasado polí­tico y sin experiencia, y por añadidura, engreí­dos, petulantes, ególatras y soberbios) ocupando cargos, digamos, partidistas, para que aprendieran y que por desgracia, aprendieron mal.
Claro, le habrí­an aprendido al “tí­o” las cosas malas, los puntos negros, las debilidades, pero ninguno sus virtudes, entre ellas, su capacidad polí­tica para concertar, operador polí­tico que fue, y que nunca en su vida pública perdió ni siquiera, vaya, un volado.
En contraparte, el sexenio de su heredero Javier Duarte fue el más vertiginoso. No habí­a mes en que cayera un alto cargo. 85 funcionarios despedidos y enrocados en menos de 6 años. La inestabilidad del gabinete, la inestabilidad sicológica, siquiátrica y neurológica de Duarte. Casi casi el Donald Trump del Golfo de México.

MARTES
Figuras estelares


“Echando la vista hacia atrás”, un gabinete de peso y con peso polí­tico, los pilotos del arca de Rafael Hernández Ochoa, 1974/1980.
Entre ellos, Octavio Porte Petit y Carlos Brito Gómez, en la secretarí­a y subsecretarí­a de Gobierno. Rafael Murillo Pérez en la SEFIPLAN. Octavio Ochoa Ochoa, en Tránsito. José Luis Lobato Campos, en la dirección del Instituto de Pensiones del Estado. Carlos Padilla Becerra, presidente municipal de Xalapa. Roberto Bravo Garzón, en la rectorí­a de la Universidad Veracruzana.
Figuras en un momento estelar. Todos, con capital polí­tico propio. Generales de 5 estrellas en sus campos de batalla.
Ninguno llegó al gabinete de Hernández Ochoa para, digamos, prestigiarse. Ellos honraban al gobernador. Fuerza propia cada uno, a diferencia, por ejemplo, del bienio de Miguel íngel Yunes Linares, donde la mitad, más de la mitad quizá, del gabinete, fueron sacados de la nada para hacer carrera trepados en el barco.
Y más, cuando, claro, está muy bien abrir las puertas a los jóvenes, pero siempre y cuando exista un proceso formativo, fogueo en el campo de batalla, batallas ganadas, méritos suficientes.

MIÉRCOLES
Del Fidelato a la Yunicidad


Una analogí­a serí­a saludable entre el gabinete de Fidel Herrera y el de Yunes Linares.
Ejemplos:
Reynaldo Escobar frente a Rogelio Franco Castán en la secretarí­a General de Gobierno.
Héctor Yunes Landa, subsecretario General de Gobierno, ante Antonio Soberanes Sheppard, en la yunicidad.
Ví­ctor Arredondo ílvarez, ex rector de la UV, secretario de Educación, ante Enrique Pérez Rodrí­guez.
Rafael Murillo Pérez en la SEFIPLAN ante Clementina Guerrero y Guillermo Moreno, aun cuando, claro, Javier Duarte en la secretarí­a de Finanzas y Planeación significó la puerta abierta al peor estercolero en la historia local y del paí­s.
Gustavo Sousa Escamilla ante Leopoldo Domí­nguez en la secretarí­a de Turismo.
Salvador Esquer ante Jaime Téllez Marié en la secretarí­a de Seguridad Pública.
Juan Garcí­a Sánchez, el Johnny-Walker, ante Joaquí­n Guzmán Avilés, El chapito, en la secretarí­a de Desarrollo Agropecuario.
Pericles Namorado Urrutia y Salvador Mikel Rivera ante Jorge Wí­nckler en la Procuradurí­a de Justicia.
En polí­tica, dice el chamán, “no hay hombre sin hombre” y la polí­tica, decí­a Juan Maldonado Pereda, QEPD, “es un tragadero de hombres”.
Pero con todo, hay gabinetes que inspiraron respeto y confianza. Y otros, llegaron al palacio de gobierno de Xalapa para aprender el arte de la polí­tica, es decir, a improvisar cuando hay tantos pendientes sociales.

JUEVES
Gabinete en la sombra


Por alguna razón, el gabinete yunista pareciera opaco, gris.
Bajo perfil, la mayorí­a mantiene distancia del carril mediático.
Quizá, nadie lo dudarí­a, tendrí­an, buscarí­an, cabildearí­an, arraigo social.
Tampoco nadie duda de que están desquitando el salario.
Pero el grueso de la población lo ignora.
Acaso, estilo personal de ejercer el poder del jefe máximo.
Y aun cuando uno que otro ha tomado la palabra “riegan el tepache”, como por ejemplo, el último, el “Secretario Mitote” de Desarrollo Social, quizá porque hasta ahí­ llegan sus neuronas y su visión de estadista.
Por fortuna, tienen sus 15 minutos de Wharol que la ley establece cada año para la comparecencia en el Congreso local.
Pero más allá del vértigo de la incertidumbre (Seguridad Pública)…
Y de las despensas SEDESOL que permitieron una candidatura pluri al Senado…
Y del cacareo de una obra pública anunciada, sin el banderazo de salida, SIOP, que abrió la puerta para una candidatura uni al Senado…
Y de las 15 barbies con cargos públicos en el Instituto de Pensiones…
Y del rafagueo y pitorreo a las madres con hijos desaparecidos (Fiscalí­a)…, un gabinete legal y ampliado en la sombra.

VIERNES
Los trascendidos


Luego de la silla embrujada del palacio, la mayorí­a de gobernadores se perdieron en el limbo. Más, mucho más, sus gabinetes.
Quizá algunas excepciones fueron, entre otras, las historias de Miguel Alemán Velasco, Dante Delgado, Fernando Gutiérrez Barrios, Adolfo Ruiz Cortines, Fernando Casas Alemán, Miguel Alemán Valdés, Heriberto Jara y Cándido Aguilar Vargas, quienes luego del trono imperial y faraónico ascendieron en el altiplano.
Otros más, Juan de la Luz Enrí­quez Lara, Luis Mier y Terán, Francisco Landero y Coss, Ignacio de la Llave y Segura Zevallos, Manuel Gutiérrez Zamora, Antonio López de Santa Anna y Guadalupe Victoria, el primero, en 1824.
Y de sus gabinetes solo unas cuantas figuras sobresalieron, quizá el más notorio, Adolfo Ruiz Cortines, quien fue subordinado con Miguel Alemán Valdés en el gobierno del Estado, y Dante Delgado, quien fue secretario General de Gobierno y pasara a jefe del Poder Ejecutivo.
Miguel íngel Yunes Linares desempeñó seis cargos públicos con Hernández Ochoa y de aquel gabinete es el único que llegó a la gubernatura.
En la lista está Flavino Rí­os Alvarado, quien de secretario de Educación pasó a gobernador, aunque fue por 48 dí­as, y que con todo y el sexenio borrascoso está incluido en la galerí­a oficial.


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