Y más porque anunció con tiempo suficiente la fiesta democrática del siglo XXI en Veracruz.
Casi casi, la gran cruda para unos antes de la pachanga.
Y, claro, el paraí­so para los bendecidos por Dios, y quien por fortuna, y como dijera él mismo, anda tan ocupado con el botón nuclear entre Corea del Norte y Donald Trump que le ha faltado tiempo para registrado en el INE como candidato presidencial.
En Perote, el góber azul creó ya el resultado electoral del 1 de julio.
A su gusto, claro.
Se "tiró al piso" de Enrique Peña Nieto.
Coqueteó con Ricardo Anaya.
Y satanizó a AMLO.
Únicamente le faltó citar al primogénito como el ganador.
"El paí­s de un solo hombre" que fue de Antonio López de Santa Anna, el gallero más famoso de Veracruz, tierra de gallos como la Comala de Juan Rulfo y Pedro Páramo.
Su vaticinio el martes 13 de marzo estremeció, ahora sí­, a Veracruz.
Y más porque el góber cumplió "al pie de la letra" con el tí­tulo del libro de Marí­a Scherer Ibarra, la hija de don Julio Scherer Garcí­a, de que cada mexicano trae, arrastra, cultiva en tierra fértil un PRI chiquito, del que nunca, jamás, se libra.
"El pueblo de Veracruz, dijo a Peña Nieto, es un pueblo informado y maduro, reflexivo, que piensa su voto y votará en la más absoluta libertad".
Y por eso mismo, se la cantó al jefe máximo de la revolución priista hecha gobierno, nunca, jamás, el pueblo jarocho "votará en favor de quien más denuncias periodí­sticas presente contra el presidente de la república".
El tlatoani de Los Pinos, feliz.
Ningún gobernador panista ni perredista, incluso, ni siquiera priista, lo ha defendido con tanta pasión y ardor.
El Yunes azul, disputando el cariño y la confianza presidencial.
Así­ era el México del siglo pasado.
En las redacciones de los periódicos, por ejemplo, estaba prohibido hablar mal del presidente de la república como también hablar mal del ejército como también evidenciar la existencia de la virgencita de Guadalupe.
Y cuando el exabad de la Basí­lica, Schulemberg, dijera que la morenita del Tepeyac fue un invento de la iglesia, casi casi lo excomulgaron.
Pero ahora, cuando los soldados están denunciados en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Miguel íngel Yunes Linares es el soldado más encendido de Peña Nieto.
Nunca, claro, Yunes estremeció a México el primero de diciembre del año 2016 como lo anunciara, pero tampoco las tres denuncias en su contra en la Procuradurí­a General de la República, PGR, interpuestas por Javier Duarte y sus diputados federales (Érick Lagos, Jorge Carvallo, Adolfo Mota, Tarek Abdalá, Alberto Silva y Édgar Spinoso, entre otros) han procedido.
Queda claro, entonces:
Ningún candidato presidencial que despotrique contra el señor presidente... ganará en las urnas.
Lo dijo Gerardo Buganza Salmerón en el año 2010:
"De eso... me encargo yo".

DOS. "Y al despertar el dinosaurio seguí­a ahí­"

El Yunes azul profetizó, como aquella mujer que en un cuento de Gabriel Garcí­a Márquez se alquilaba a los ricos para soñar, porque sus sueños eran certeros cien por ciento.
La población electoral de Veracruz, dijo el góber, tampoco votará "contra quien presente más denuncias periodí­sticas contra otro de los contendientes, tratando de hacerlo parecer como el hombre más rico de México".
Es decir, tampoco sufragará en contra de Ricardo Anaya, el candidato presidencial investigado por la Procuradurí­a General de la República, PGR, señalado, además, de que su biografí­a polí­tica está llena de traiciones y deslealtades a quienes en su oportunidad le abrieron la puerta.
El mensajito, pues, derecho, derechito a José Antonio Meade y Enrique Ochoa Reza, tan contentos y felices que andan por la madriza polí­tica, penal y mediática en contra de "El cerillo" que así­ apodaban a Ricardo Anaya en Querétaro.
¡Ah!, pero en cambio la profecí­a yunista también señaló "con claridad meridiana" que el pueblo de Veracruz "mucho menos votará contra quien se asume como domador insustituible y amenaza soltar a los tigres... si no gana elección".
Pero tales tigres, dice Odorico Cienfuegos, y "sin lugar a equivocarme", "son tigres de papel", y que por cierto así­ también llamaban a Mao Tse Tung, el lí­der asiático que estremeciera al mundo.
Peña Nieto escuchó en Perote lo que deseaba oí­r luego de que AMLO se mantiene desde tiempo anterior en la preferencia electoral, sin que ningún tigre, león o cocodrilo, ninguna bruja del mal, ningún monstruo de Guillermo del Toro, lo descarrile.
Soy, dijo Yunes al tabasqueño, la horma de tu zapato".
Pero en la última visita al puerto jarocho, "El peje", hijo de padre veracruzano, aseguró que Veracruz es su paraí­so terrenal, porque de todo el territorio nacional, aquí­ lleva, inalterable, inalcanzable, invicto, solo en el carril, el primer lugar.

TRES. La tierra prometida

Perote está rodeado de montañas, rí­os, lagunas, árboles. Clima frí­o.
A un ladito, en Alto Lucero de Paquita la del barrio, aquella de "Rata de dos patas", hubo en el sexenio de Rafael Hernández Ochoa un profeta. Le llamaban "Pedro el anacoreta". Viví­a en una cueva, según la crónica del reporterazo Elí­as Chávez en el Excélsior de don Julio Scherer Garcí­a, Gonzalo López Barradas, presidente municipal.
Ahora, en Perote de "San Julián", el Yunes azul anticipó el primero de julio, por encima del pronóstico del INE y el OPLE.
"Por quién pienso que sí­ votarán los veracruzanos?
Se lo dijo Yunes a Peña Nieto:
"Por el candidato que tenga la mejor propuesta para volver a impulsar el desarrollo económico y el empleo en Veracruz.
Por quien nos diga qué hará para que más de seis millones de veracruzanos salgan de la pobreza".
El góber, sin embargo, se cuidó (lógico, obvio) de pronunciar el nombre del presunto ganador.
Pero en 40 dí­as de la llamada precampaña electoral ninguno de los cuatro precandidatos a la gubernatura se ajustó al perfil social delineado por Yunes Linares en su discurso de Perote.
Ninguno.
La mayorí­a, en la descalificación total y absoluta del adversario.
Todos, hablando de que significan la gran esperanza para redimir a Veracruz, pero sin detallar un programa, un plan, una estrategia.
La mayorí­a tirándose incienso a sí­ mismo y preconizando la tierra prometida... que de esperanzas y promesas la población está harta.

CUATRO. Autocebollazos...

El tótem habló.
Incluyó, claro, otro cebollazo a Peña Nieto:
"Votará Veracruz, dijo, por quien asuma la Reforma Educativa como un camino a la modernidad".
Se tiró un cebollazo a sí­ mismo:
"Votaremos por quien ofrezca la mejor solución para combatir la inseguridad".
Volvió a tirarse otro cebollazo:
"Votaremos por quien no ponga en riesgo la estabilidad polí­tica y económica".
Retrato hablado, pues:
Su hijo, la única carta fuerte para garantizar el gran despegue del Veracruz descarrilado por el sí­mbolo de la corrupción nacional como es Javier Duarte.

CINCO. Felicidad de Peña Nieto

AMLO es el diablo. Peña Nieto lo ha de soñar como una pesadilla.
Y el Yunes azul se centró en el tabasqueño en repetidas ocasiones.
Por ejemplo, el sábado 10 de marzo le mandó "a sus tigres a Xalapa a provocar desórdenes".
Por ejemplo, creyéndose Dios, AMLO ofrece perdonar a "la mafia en el poder", pero más, mucho más, a los carteles.
Los narcos que, dijo Yunes, están recluidos en el reclusorio federal de Villa Aldama, "peligrosos delincuentes que compurgan sus penas".
Y como sólo Dios perdona...
Y como los delitos de los malandros son delitos y nunca han sido ni son pecados...
Y como Villa Aldama nunca ha sido ni será un monasterio...
Entonces, los tigres de AMLO seguirán enjaulados... que también los profes revoltosos de Chiapas y Veracruz bloqueando las calles de Xalapa fueron "enjaulados" dijo Yunes, mostrando el puño tan famoso desde el primer dí­a de su toma de posesión.
Peña Nieto se habrá retirado de Perote más feliz que nunca.
En Veracruz le queda claro, tiene un guardia pretoriano que está dando la vida con más intensidad que Luis Videgaray Caso, José Antonio Meade y Aurelio Nuño Mayer por él.
Los astros están acomodados a su favor.