enloqueció tanto con el poeta que se llenó de celos…Incluso, las mujeres que coquetas se acercaban al fogoso poeta las amenazaba de muerte… Una noche, Neruda descubrió que en la madrugada su mulata se levantaba desnuda, iba a la cocina, tomaba el cuchillero cebollero y daba vueltas alrededor del tálamo… El poeta llegó a la conclusión de que aquella mujer enloquecida sopesaba una y otra vez matarlo a cuchilladas… Una noche, antes de las doce horas, cuando ella dormí­a, Neruda se levantó y salió corriendo de la casa y del pueblo, sin dejar huella, pistas ni rastros… Incluso, se fue al otro extremo del mundo… Y un dí­a, de pronto, zas, la mulata le cayó… Neruda optó por una salida mesiánica… Avisó a la policí­a y la deportaron… Y ella sumida en un llanto desbordado cuando la trepaban al barco solicitando el perdón y que la dejara permanecer a su lado…

ROMPEOLAS: Neruda coleccionaba caracoles levantados a la orilla de las playas de todos los mares del mundo por donde anduvo… Desde México hasta el continente asiático… Coleccionó un total de quince mil caracoles… Y un dí­a, los donó a una universidad de su pueblo, Chile, y los recibieron en ceremonia fastuosa… Luego, descubrió, oh dolor tan profundo en el poeta!, que estaban arrumbados en un viejo y oloroso sótano de la universidad… Y durante muchos meses el poeta vivió adolorido… Neruda decí­a que la misión apostólica de un reportero en el mundo es única y exclusivamente aspirar a ganarse con su palabra el corazón humano… Solo así­, precisaba, los indí­genas y los campesinos, los pobres y “los pobres entre los pobres”, podrí­an exclamar que en algún rincón del planeta hay un reportero que piensa y está pendiente del dolor social… La vida de un periodista, decí­a Neruda, es una larga y extenuante peregrinación siempre, siempre, siempre en búsqueda de los hechos y de la verdad… Los hechos como son… Escribe lo que veas dice el primer párrafo del Eclesiastés…

ASTILLEROS: En “Confieso que he vivido”, Neruda cuenta la historia de su amigo escritor, el turco Nazim Hikmet, quien durante dieciocho años fue encarcelado por los señores feudales por el único delito de que su pluma estuvo siempre, inalterable, incorruptible, en defensa de los campesinos… Un dí­a, lo secuestraron y treparon en un barco… En el viaje marí­timo, los guardias pretorianos de los reyes feudales lo encerraron en el sótano, donde desalojaban los excrementos de la tripulación y que entonces alcanzaba un metro de altura… Desde una ventana del barco los policí­as turcos lo espiaban, esperando humillar más y más al poeta y reportero turco… Ellos esperaban que él se doblegara y les pidiera clemencia, arrepentido, además, de su apostolado… Jamás se rindió… Por el contrario, apenas, apenitas tomó conciencia del operativo sórdido y siniestro, Nazim Hikmet se puso a recitar y cantar en voz alta sus poemas narrando la historia de los atropellos humanos a los campesinos… Y cada vez que cantaba una estrofa elevaba el tono de voz para que replicara en el sótano y llegara a los oí­dos de sus captores… Supieron los policí­as que estaban ante un hombre firme y férreo en su voluntad social…

ARRECIFES: Luego del golpe militar de Augusto Pinochet a Salvador Allende, el primer presidente socialista de América Latina elegido en las urnas, Pinochet se lanzó en contra de Pablo Neruda, cuyo único delito era su palabra escrita… Entonces, enfermo, a punto de morir, fue internado en un hospital… El embajador de México en Chile era Gonzalo Martí­nez Corbalá… Y Corbalá tramitaba el exilio de Neruda a México, de igual manera como el de cientos, miles quizá, de chilenos… En la ví­spera del viaje, de manera rara y extraña, todaví­a indescifrable, Neruda murió en el hospital… Y siempre se aseguró que Pinochet habí­a ordenado su muerte al jefe máximo de los médicos… Incluso, ahora cuando se conmemora su natalicio la versión del genocidio está vigente, Pinochet atrás de aquella conspiración para borrar del planeta al poeta universal… Una vida consagrada al ejercicio de la libertad, sin aspirar nunca, jamás, a los bienes materiales… Su libro “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” ha sido leí­do y recitado por los jóvenes y enamorados del mundo…

PLAZOLETA: Neruda fue cónsul de Chile en México, tiempo que dedicara a recorrer el paí­s de norte a sur y de este a oeste… Estuvo en Veracruz, antes de que su amigo entrañable, el poeta español, León Felipe, llegara a México en el barco de los exiliados abierta la puerta por el general Lázaro Cárdenas del Rí­o, presidente de la república… La relación de Neruda con México está escrita en su autobiografí­a “Confieso que he vivido”, la belleza del paisaje, la naturaleza, los bosques y las lagunas y los rí­os y los mares, los pájaros y las plantas, el calor de la gente… Neruda cantó a México con más intensidad, por ejemplo, que el tabasqueño Carlos Pellicer, el poeta de los colores y sabores… Más, incluso, que Ramón López Velarde, el autor de la “Suave patria”, el poema patriótico que escribiera en un dos por tres sentado en un café de la Ciudad de México, sin levantar el lápiz y dejando que el café se enfriara… Era Neruda chileno, pero al mismo tiempo, un poeta de los cinco continentes, con la gran conciencia social de un hombre universal, siempre fiel y leal a los mejores causas de los desposeí­dos como está descrito y juramentado en su libro “Canto general”…