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Malecón del paseo
Jueves 15 febrero, 2018

Escuadrones de la muerte

•200 mil sicarios en el paí­s
•Grupos de exterminio

EMBARCADERO: Sin ningún respeto a la vida de los demás, Javier Duarte y Arturo Bermúdez y amigos que los acompañaron, tuvieron sus “escuadrones de la muerte”... Sus policí­as, aliados con los narcos, desaparecí­an personas bajo el único delito de sospechosos... Llamaban “Los fieles” a sus guardias pretorianos armados y disfrazados de policí­as... “Los fieles”, en semejanza a quienes primero denominaron “Los niños fieles” y luego “Los niños infieles” y a lo que también se denominó

Luis Velázquez

“El sexenio de la fidelidad”, pitorreándose, y de paso, del sufrimiento y el dolor humano… Una historia espeluznante padecida de norte a sur y de este a oeste durante los 6 años del duartazgo… “Los escuadrones de la muerte” alcanzaron su plenitud en el siglo XX en Ciudad Juárez… Fue el primer laboratorio tétrico, sórdido y siniestro y que años después, multiplicado en el paí­s llegaron a un ejército de entre 180 a 200 mil sicarios según revelara en su libro “Los escuadrones de la muerte” el expriista, experredista y ahora morenista, Ricardo Monreal, ex gobernador de Zacatecas… Tiempo aquel, 2013 (auge de los policí­as asesinos de Duarte y Bermúdez), cuando existí­an en la república un aproximado de siete carteles con 28 grupos entre carteles y cartelitos en el resto de la nación…

ROMPEOLAS: “Los escuadrones de la muerte” de Duarte y Bermúdez tuvieron su origen en las dictaduras militares de América Latina… En México se reprodujeron cuando la llamada “Guerra sucia”, Gustavo Dí­az Ordaz y Luis Echeverrí­a ílvarez, presidentes de la república… En su libro, Ricardo Monreal dice que hay (todaví­a vigentes) escuadrones oficiales, privados, paralelos e insurgentes… Los oficiales son del gobierno, unidades especiales de las Fuerzas Armadas para exterminar, ajá, a los delincuentes, pero también para contrarrestar a los insumisos y rebeldes, digamos, y por ejemplo, guardias comunitarias… Los privados, por ejemplo, formados por empresarios y lí­deres polí­ticos y sindicales poderosos, con suficiente dinero para financiar la posibilidad, incluso, para contratar a mercenarios extranjeros, de preferencia, de Estados Unidos e Israel para, además, capacitar a los pistoleros mexicanos… Los paralelos, integrados por los barones de la droga… Y los insurgentes, que aglutinan a la población civil, los llamados autodefensas… Todos, tienen, como los escuadrones de Duarte y Bermúdez, una encomienda sobrenatural, son grupos de exterminio que como dice Emmanuel Carrére en su libro de crónicas y reportajes, “conviene tener un sitio adonde ir”, están para buscar a “los sospechosos habituales responsables (ajá) de algún daño social… Tal cual fue la constante de Duarte y Bermúdez como era, entre otras, inculpar a las personas detenidas en las calles y avenidas de estar al servicio de los malandros…

ASTILLEROS: Según Ricardo Monreal, en su libro editado por el Senado de la República, en los escuadrones de la muerte tanto privados como paralelos hay niños y mujeres reclutados… Pero en sus orí­genes (la llamada “Brigada Blanca” y “Los Halcones”) estaban financiados por el Estado y 6 de cada 10 de ellos eran ex policí­as y ex militares... En total, hace 5 años un aproximado de 200 mil y los que se salieron del control del Estado, quizá, entre otras cositas, porque en el lado de los carteles les pagaban mucho más… Y más, cuando, dice Monreal, en el Ejército se multiplicó la deserción de los jefes y los oficiales… Y se registró una sangrí­a permanente a la que la secretarí­a de la Defensa nunca le daba seguimiento… Peor tantito, en medio de la descomposición social se pasó a un narcoterrorismo (los capos) y a una narcoinsurgencia (las guardias comunitarias)… Todos ellos agredí­an a la población de forma directa y la geografí­a nacional se llenó de pueblos aterrorizados, Veracruz, entre ellos, apenas, apenitas en el sexenio anterior…

ARRECIFES: Nunca antes de Duarte y Bermúdez, el gobierno del Estado habí­a tenido “escuadrones de la muerte”… Ni siquiera, vaya, con Fernando Gutiérrez Barrios y eso que en su equipo policiaco trajo a miembros conspicuos de “la guerra sucia”, sus operadores… Tampoco Agustí­n Acosta Lagunes con su siniestra “Sonora Matancera”, quienes cobraban 50 mil pesos de entonces para quitar la vida a una persona… Y como si nada… Tiempo cuando una vez a la semana, uno de los caciques, Felipe Lagunes Castillo, “El indio”, familiar de Agustí­n Acosta, daba asueto a sus sicarios para sembrar la incertidumbre y la zozobra en las carreteras de Veracruz… Y si la vida cotidiana de por sí­ es grisácea, llena de brumas y sombras, mal fario, mal karma, entonces, en el duartazgo los dí­as y las noches empeoraron a partir, entre otras fechorí­as, de separar a los padres de los hijos y a los hijos de los padres y desaparecerlos… Escuadrones, cierto, de la muerte, pero también de su otra cara, la purga estalinista, a diestra y siniestra, fuera de control, haciendo y deshaciendo los jefes y los policí­as a nombre del Estado de Derecho…

PLAZOLETA: Con las vidas de todos arrasaron los duartistas… Sicarios asesinados, cierto, como parte, digamos, de una limpia… Pero al mismo tiempo, civiles… La Academia de Policí­a de El Lencero, donde desaparecí­an a las ví­ctimas, especies de campos de concentración estalinista… pero además, pequeños gulags para los menores y las mujeres, igual que en Kazajstán, en el tiempo de José Stalin, el polí­tico más sangriento en la historia de la humanidad… Los polí­ticos y los mandos policiacos convertidos en enemigos de la población… Dos Veracruz enfrentados, mirándose a los ojos, los ojos coléricos de Javier Duarte… El Veracruz de la represión y el Veracruz de los desaparecidos… Y de los asesinados y con el tiro de gracia… Y el de los cercenados y destazados… Y el Veracruz de las fosas clandestinas… Toda su vida, el ser humano ha luchado, lucha, sigue luchando por vivir en libertad… Javier Duarte y los suyos (Arturo Bermúdez, José Nabor Nava Olguí­n, Óscar Tirado Sánchez, Roberto González Meza, etcétera) asesinaron la libertad y la esperanza de la población jarocha… Cada familia, cada ciudadano, los padres de los desaparecidos, todos, estamos pendientes de que lo más pronto posible, y de acuerdo con el tiempo de la ley, sean sentenciados… Serí­a absurdo que, de pronto, zas, hasta les pidieran perdón y les otorgaran la libertad… Será peor, mucho peor, que el Veracruz de Duarte y compañí­a siguiera reproduciéndose de norte a sur y de este a oeste de Veracruz…


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