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Viernes 09 febrero, 2018

Negocios en los penales

•Todo tiene precio
•La toma de “La Toma”

ESCALERAS: Los siguientes son algunos negocitos en los penales de Veracruz.
Uno. En las cárceles podrá faltar la comida, pero nunca, jamás, la droga. La droga es un escape a la vida. Un instante perpetuo de libertad. Y una bolsita de marihuana vale 70 pesos. Un negocio que ninguna autoridad ha podido evitar, con todo y el sistema de prevención y readaptación social. Y menos, con el co-gobierno, donde los directores, los alcaides y los reos ligados a los carteles comparten el poder.

Luis Velázquez

Dos. Entre 25 y 30 pesos por cada visita conyugal, digamos, como si fuera el alquiler de un cuarto de motel durante las famosas cuatro horas consabidas. Y la visita conyugal y/o extraconyugal y/o de cortesanas resulta inevitable. Es una forma de mantener la paz y la tranquilidad. Y, de paso, curar la soledad. La espantosa soledad en tantas horas del dí­a y de la noche muertas.
Y más, como en el caso de los penales de Veracruz y, claro, del resto del paí­s. Por ejemplo, en la cárcel de Coatzacoalcos hay mil 600 hombres internos y cien mujeres. Y en el penal de Amatlán hay mil reos y cuarenta mujeres. Y el amor, claro, florece entre hombres y hombres.
Los penales, dice un experto, enloquece o emputece.
Y por lo general, emputece.
Por eso en las prisiones todo mundo tiene novio. Se llaman relaciones de sobrevivencia.

PASAMANOS: Tres. El alquiler de una colchoneta cuesta cien pesos mensuales. O de lo contrario, y de plano, duermes sobre una cama de piedra.
Cuatro. El alquiler de un ventilador.
Cinco. El alquiler de un celular.
Seis. El alquiler de un televisor.
Ocho. El pago mensual por usar un celular. Y si el reo carece de un celular, entonces, tiene el teléfono del penal, donde cada minuto recibiendo una llamada cuesta 4 pesos.
Nueve. 4 mil pesos de cobro a cada familiar para que nadie moleste a sus internos y los dejen vivir con tranquilidad.
Diez. Mil 500 pesos de renta mensual por una celda.
Once. Celdas de castigo a los presos si rechazan el pago correspondiente.
Doce. Toques eléctricos a los presos para doblegarlos.
Trece. Humillaciones y agravios que llegan a lo siguiente, entre otras cositas: los custodios metiendo los dedos en la comida que los familiares llevan a sus presos.
Y, además, con desdén, sorna, burla, pitorreo y risas siniestras y sórdidas.

CASCAJO: Por eso, y entre otras cositas, unos doscientos familiares de reos internados en el penal de Amatlán de los Reyes se sublevaron.
Y sitiaron, digamos, las afueras del reclusorio.
Y exigieron la renuncia del director Valentí­n Hernández Santiago.
Y amotinados también reclamaron cuentas al director de lo que se llama Prevención y Readaptación Social, Raúl Platón del Cueto.
Desde las nueve horas de la mañana, la sublevación total, incluso, con pancartas, denunciado el estado de cosas.
La respuesta yunista fue la misma de cuando Topacio, la dirigente de unas colonias populares de Xalapa, bloqueara una avenida.
Y la misma que cuando los indí­genas de Soledad Atzompa tomaron calles y avenidas en Xalapa reclamando servicios públicos pudientes.
Y la misma que cuando los vecinos de Las Choapas se amotinaran integrando guardias comunitarias para rescatar a la esposa secuestrada de un ganadero.
Y la misma que cuando los obreros de Rí­o Blanco se amotinaran.
Es decir, la represión, el ejercicio democrático insuperable de la yunicidad para evitar manifestaciones.
La policí­a, pues, les cayó encima.
El puño que el gobernador Yunes mostró en tres ocasiones el primero de diciembre del año 2016 cuando tomara posesión.
El puño en el discurso en el Palacio Legislativo. El puño en el discurso en el patio del palacio de gobierno. El puño en el discurso en el parque Lerdo.
“Este puño sí­ se ve” corearon los universitarios en el movimiento estudiantil del 68 para referirse, claro, a Gustavo Dí­az Ordaz, aquel que proclamara “a los cuatro vientos” que “el odio no ha nacido en mí­”.
Tampoco, claro, la venganza, ni el tolete, ni el garrote, ni la macana.

RODAPIÉ: Una duda:
Si tales son algunos negocitos en los penales, ¿dónde, entonces, habrán parado durante los últimos catorce meses y dí­as tales ingresos, digamos, semioficiales?
¿En la dirección de Prevención y Readaptación Social?
¿En la secretarí­a de Seguridad Pública?
¿En la secretarí­a de Finanzas y Planeación?
¿Lo habrá detectado la Contralorí­a?
¿Lo habrá vigilado el ORFIS de Antonio Lorenzo Portilla Vázquez?
¿Lo tendrí­a registrado la Comisión de Vigilancia del Congreso ahora que el diputado Juan Manuel de Unanue se ha registrado para la reelección?
Claro, claro, claro, los expertos dicen que desde antes de que Herodoto, el primer enviado especial del mundo, reporteara el continente asiático, los negocios en los penales ya existí­an.
Pero, bueno, vivimos “el gobierno del cambio”…

POSTES: En “La Toma”, los familiares de los reos se amotinaron.
Pero en “La Toma” también hay presos felices, pues allí­ donde hay un infierno significa que también un cachito de cielo.
Por ejemplo:
La ex presidenta municipal de Alvarado, Sara Luz Herrera Cano, condenada a 30 años de cárcel por ordenar el asesinato de su secretario particular y hermano de crianza, tiene concesionado el restaurante.
Y ella alimenta a los mil reclusos, entre ellos, a los malandros.
Y entre ellos, a “El Porky” “N”, aquel a quien la señora Ileana “N” acusara del asesinato del secuestro y asesinato de Columba.
Y según las versiones, “El Porky”, en Amatlán, se mueve “como en el agua”, todo perfumadito, desde cuando en los primeros dí­as, se afirma, el alcaide le organizara una pasarela de las mujeres internas para elegir a su pareja.


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