Combate a la inseguridad, en picada; corrupción e impunidad, al alza
•Por Reynaldo Escobar
El estudio y análisis elaborado por el ex Secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, refiere que durante las décadas comprendidas entre los años 60 y 70 la baja incidencia delictiva se debió al modelo económico proteccionista...
que los gobiernos de los ex presidentes Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo fomentaron para el establecimiento de industrias cuyos capitales extranjeros cimentaron el desarrollo estabilizador; sin considerar que el “contrabando” de mercancías, principalmente electrodomésticos y “fayuca” iban a constituir un mercado ilegal tolerado y auspiciado en las aduanas de las fronteras mexicanas, por donde los fayuqueros introducían a México el contrabando, principalmente artículos suntuarios, vinos, licores, tabacos y bisutería. Las ganancias con la reventa al menudeo de los grandes cargamentos de fayuca, alcanzaron para constituir patrimonios de nuevos ricos clasemedieros, y a la vez, las dádivas y sobornos a los vistas aduanales de las ciudades fronterizas, puertos y aeropuertos de la República, también sirvieron para prohijar nuevos ricos de la alta burocracia aduanera; algunos gobernadores probaron esas mieles desde la Dirección General de Aduanas de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público y sus descendiente hasta la fecha actual, viven y disfrutan de esas prebendas.
Cuando el contrabando dejó de ser un negocio para los fayuqueros y sus cómplices protectores, por la liberación de productos que antes fueron de importación y luego podían ingresar a nuestro país, sin más trámite que la declaración y acreditación de propiedad por sus dueños, aparecieron los introductores de drogas al mercado más grande de América, donde los jóvenes norteamericanos adictos, recibían dentro de sus instituciones educativas y hasta en sus domicilios particulares, la mariguana, cocaína y pastillas psicotrópicas; lo que en forma paralela al contrabando de drogas, propiciaba la degradación de la juventud norteamericana abandonada a su suerte. La llegada de la tecnocracia al gobierno de México, sirvió para implantar políticas neoliberales, que se olvidaron de las personas en lo individual, para aplicar sus teorías y nuevas formas de convivencia social, de manera masiva o grupal.
Ante la ola criminal que iniciaba su crecimiento en México, la presión de los sectores social y privado al gobierno, para detener el aumento en los consumidores de la mariguana, cocaína y pastillas, que por cierto en tiempo récord se popularizaron en los ambientes juveniles de México, esas presiones de la iniciativa privada, de las organizaciones de padres de familia, y organizaciones religiosas, obligaron prácticamente al gobierno a combatir a las organizaciones criminales y para ello, ante la necesidad de capacitar y adiestrar a la policía, se propuso desde el gobierno la constitución de grupos de inteligencia policial, dedicados al fichaje de delincuentes y mafias para impedir el aumento de las acciones de la delincuencia organizada y las autoridades responsables, pensaron que con policías de élite, se acabaría con este incipiente problema, desactivando rápida y fácilmente a cualquier célula criminal que fuera puesta al descubierto.
Con lo que no contaron los altos mandos de la Seguridad Pública, es que, no basta tener policías preparados en las tácticas de investigación y detención o desarticulación; sino que la principal cualidad de cada uno de los miembros de las corporaciones policiacas, es y seguirá siendo la honestidad a carta cabal y la lealtad a la nación, a las instituciones públicas y al Estado Democrático de Derecho. Sin esas convicciones por parte de la policía antinarcóticos y contra la delincuencia organizada, el tráfico de personas y el secuestro, todo estará perdido y en poco tiempo llegaremos al Estado Fallido, sin autoridad y sin ley.