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Escenarios
Viernes 12 enero, 2018

De profesores a pobresores

•Una miseria por hora de clases •Mercenarios de la educación

Uno. De profesores a pobresores

Los maestros de las escuelas privadas de Veracruz (del bachillero a la universidad) viven el peor tiempo de sus vidas.
La mayorí­a de los dueños (digamos, el 99 por ciento) se han endurecido y argumentando que en la tierra jarocha, de igual manera como en el

Luis Velázquez

resto del paí­s, hay recesión, están apretando tuercas.
Así­, y por ejemplo, de setenta pesos que pagaban la hora de clase en un bachillerato, la estrangularon a treinta pesos.
Y en la universidad, de ciento diez pesos que pagaban la hora (incluso en algunas llegaron a pagar hasta 150 pesos la hora) también la achicaron a treinta pesos.
Tal cual, el profesor “la bebe o la derrama”, y a los propietarios de las instituciones educativas privadas les vale.
Ellos saben, están seguros, ciertos, ciertí­simos que por cada profesor que renuncie hay un montón afuera, en la calle, esperando la oportunidad para el zarpazo.
Además, y para sacar más jugo de la naranja ha reducido las horas de clases por materia.
Y si en los cursitos sabatinos en una licenciatura y maestrí­a, por ejemplo, una materia duraba cinco horas, ahora fue achicada a tres.
Los honorarios a los mentores están reducidos por completo.

Dos. Exceso de alumnos en el salón

Lo peor entre lo peor y que significa un atentado a las normas básicas de la pedagogí­a:
Mientras la regla universal para lograr un mejor rendimiento dice que en los salones de clases el número de alumnos ha de ser de veinte estudiantes máximo, en las escuelas privadas los han subido a sesenta y setenta, como en los viejos tiempos históricos de la educación.
Y por añadidura, el í­ndice de productividad desciende y descarrila, además de los riesgos en la salud fí­sica y espiritual de cada profesor que en el salón de clases se desgañita.
Pero, ya se sabe, a los dueños… les vale.
Además, los capitanes de la industria educativa (negocio puro, ninguna mí­stica social) están despidiendo personal, con frecuencia, sin la liquidación establecida en la Ley Federal del Trabajo.
Y con menos personal redistribuyen el trabajo entre los empleados que se quedan.
Por eso, quizá, el éxito que está teniendo la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, UPAV, donde la hora la están pagando a setenta pesos en el bachillerato.
Y aun cuando muchos profesores se quejan de pagos atrasados, la fuente de empleo se mantiene en un tiempo cuando 6 de cada 10 habitantes de Veracruz están atrapados y sin salida en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo y los pinches salarios de hambre.

Tres. Desastrosa calidad educativa

El resultado en la calidad educativa es desastroso.
Pero a nadie parece ocupar ni preocuparle.
A: Los dueños de las escuelas privadas… cada vez más enriquecidos.
B: Incluso, ampliando sus campus.
Y más, cuando los espacios en la educación oficial son más limitados.
Cada año, por ejemplo, entre veinte y veinticinco mil jóvenes son rechazados en la Universidad Veracruzana, simple y llanamente, por falta de espacios.
Y todos ellos, los más digamos con esperanza, se ubican en las escuelas particulares, así­ sean “patitos” cien por ciento, pues en todo caso, ellos y sus padres quieren el tí­tulo académico para, digamos, abrirse paso en la vida, con todo y que las casas de estudios superiores están convertidas en fábricas de desempleados.
C: Bastarí­a referir el siguiente dato oficial:
Hay en Veracruz seiscientas mil personas (600 mil) analfabetas que no saben leer ni escribir.
Un millón de habitantes tienen primaria incompleta.
Otro millón, secundaria a medias.
600 mil, bachillerato inconcluso.
Y de cada cien alumnos que egresan de la primaria únicamente diez llegan a la universidad y sólo uno se titula.
La más alta felicidad de Adolfo Mota Hernández como secretario de Educación en el duartazgo era que Veracruz tení­a el primer lugar nacional en bailable regional con “El tilingo lingo” y “El querreque”.
Ahora el aparato gubernamental de la SEV tiene un solo objetivo, expresado por el titular Enrique Pérez Rodrí­guez, como es ganar la elección de gobernador de seis años para el primogénito del gobernador Yunes.

Cuatro. La educación, gran negocio

La educación privada, entonces, como un gran negocio.
Un dato fatí­dico:
De norte a sur y de este a oeste de Veracruz hay veinticuatro facultades de Comunicación, además de la decana de la UV.
Y 24 facultades en una entidad federativa donde la mayor parte de los medios han vivido, primero, del gobierno del estado, y segundo, ahora como les han cerrado la llave, padecen la peor crisis económica de sus vidas, pues la mayorí­a dependen del ingreso oficial.
Además, las otras alternativas profesionales de Comunicación también están igual de estranguladas.
Y en tales circunstancias, resulta inverosí­mil que la SEV de Veracruz y la SEP del paí­s y la UNAM, que también incorpora universidades privadas, hayan otorgado su Revoe a tantas facultades de Comunicación.
Simple y llanamente, es para cerrar la mayor parte y que significa tarea de la SEV, pues se vuelve complicidad seguir estafando a los jóvenes.

Cinco. El carcelero educativo

El negocio de la educación privada se resume en cinco palabras:
Patrones ricos y profesores empobrecidos.
Desde luego, es la constante del capitalismo.
En la sierra de Zongolica, por ejemplo, los patrones pagan setenta pesos de jornal a los indí­genas desde antes de que el sol salga cada dí­a hasta cuando la luna alumbra el surco.
En la mayorí­a de los trabajos pagan salarios de hambre, de igual manera como en 1910 lo decí­a Ricardo Flores Magón en su periódico “Regeneración”.
En la segunda mitad del siglo anterior, en las fincas cafetaleras de Veracruz, por ejemplo, los finqueros tení­an tiendas de raya, igual que en el Porfirismo, donde vendí­an los productos básicos al precio que imponí­an a los jornaleros.
Pero además, los refundí­an en galeras penitenciarias para dormir y les cobraban el hospedaje.
En el caso, el peor daño es para la calidad educativa, pues el miserable pago de treinta pesos por hora a los maestros en las escuelas particulares por más emoción social que se tenga, tarde o temprano terminan impartiendo clases como unos autómatas.
Y a la secretarí­a de Educación de Veracruz… le vale.
Hay razón de sobra: al frente está un ex carcelero a quien siempre han señalado que como director de Prevención y Readaptación federal se le fugó Joaquí­n “El chapo” Guzmán.


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