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Martes 05 diciembre, 2017

El misógino del palacio

•Despedidas 20 Fiscales
•El peor de los tiempos

Uno. El misógino del palacio

Veinte fiscales, todas mujeres, fueron despedidas de un trancazo por el Fiscal de las paellas, Jorge Wí­nckler.
Desde luego, nada pasará, pues en doce meses se ha ganado la merecida fama de que es el Fiscal del resentimiento, el odio y la venganza y si

Luis Velázquez

continúa encarcelando a duartistas pillos y ladrones, entonces, cumplirá la más alta misión de su vida apostálica como "El Señor Justicia", que así­ les llamaban en la antigua Grecia.
De entrada, se convoca la ley pedagógica de que si en un salón de clases el maestro reprueba a la mitad de estudiantes, entonces, el profe está mal, quizá hasta del tinaco mental.
En el caso, son muchas, demasiadas las Fiscales despedidas, según el boletí­n que por "una reingenierí­a administrativa".
Y de ñapa, el cese tiene rara y extraña circunstancia, pues sucede luego del asesinato de la Fiscal de Pánuco, Yendi Guadalupe Torres Castellanos, a quien luego luego, el oficioso diputado loco, Rodrigo Garcí­a Escalante (su hermano, un Porky, y su padre, el cacique huasteco del norte de Veracruz) dijo que la Fiscal ejecutada tení­a, más que malas amistades, familiares dudosos.
Peor tantito, no obstante que ella trabajó con el cacique Ricardo Garcí­a Guzmán como asesora jurí­dica e inspectora de Alcoholes, después, la vida, caprichosa y canija, separó a las partes y cada quien siguió su camino.
Ella, dijo el hijito diputado elegido por dedazo, el camino del mal.
Entonces, los Fiscales levantaron las manos y denunciaron una serie de irregularidades con Wí­nckler como titular de nueve años y dí­as después, la única respuesta fue el cese.
Así­ se imparte la justicia en Veracruz.
Así­ se ejerce el poder azul.
Y como son veinte las Fiscales vejadas y humilladas, cualquier teórico de la justicia dirí­a que Wí­nckler es un misógino que se pone el delantal para hacer paellas y publicita la foto en las redes sociales, atrás de su inmensa y absoluta frivolidad.
Luego de Luis íngel Bravo Contreras, un metrosexual vanidoso cien por ciento, creí­amos que todo estaba superado.

Dos. El peor de los tiempos

Las veinte Fiscales despedidas se encargaban de dar seguimientos a los delitos sexuales y contra la familia.
La Fiscalí­a General les pidió su renuncia "de manera voluntaria", y lo que, claro, nadie cree.
Por el contrario, el hecho expresa el más elevado autoritarismo.
Por eso, y con justa razón, ellas han anunciado un frente para proceder de manera legal.
Más aún:
El despido se da en un Veracruz donde el asesinato de mujeres ha brincado al espectro nacional y ubica a Veracruz en los primeros lugares.
Feminicidios, además, donde la secretarí­a de Seguridad Pública se ha anticipado a los crí­menes diciendo que son movidos por la violencia intrafamiliar.
Además, en una entidad federativa donde decenas, cientos de madres de familia siguen buscando a sus hijas desaparecidas.
Y de ñapa, cuando ante el desempleo, el subempleo y los salarios de hambre, Veracruz se ha acreditado como la entidad federativa número uno, campeona de campeonas en la producción y exportación de trabajadoras sexuales.
Y en donde miles de mujeres son trabajadoras domésticas, sin usufructuar las prestaciones sociales, económicas y médicas establecidas en la Ley Federal del Trabajo.
Y en donde un 60 por ciento de los hogares son mantenidos por las mujeres, muchas de ellas madres solteras, y lo que manifiesta la desintegración familiar.
Y en donde 6 de cada 10 habitantes son mujeres, y la mayorí­a, menores de treinta años.
Y en donde Veracruz está descuartizado por los altos í­ndices de violencia y de corrupción policiaca.
Y en donde la población está hastiada del asesinato de niños, feminicidios y desapariciones irrefrenables, pues según los téoricos, a mayor impunidad... más crecen los malandros al castigo.
Tal cual, resulta inverosí­mil que cuando han transcurrido doce meses de la yunicidad, y en nombre de una mendiga y desgraciada reingenierí­a administrativa, el Fiscal despida a veinte mujeres.
¡Vaya misoginia en el responsable de impartir justicia!
Lo peor: insólito, inverosí­mil, que el gobernador Yunes... lo sostenga.
Mucha falta le hará para cumplir su sueño.
La tormenta social arrecia y la yunicidad roza el cielo con la yema de los dedos con el proyecto polí­tico familiar.
Así­, claro, está escrito en la biblia. El poder para los hijos.

Tres. Ofensiva contra las mujeres

El encargo de la nómina en la Fiscalí­a llamó a las Fiscales y pidió la renuncia.
A todas.
“Nos dijeron que no tienen el recurso o el sustento económico para pagar la nómina y que por tal motivo se terminaban nuestros contratos.
Han violentado los derechos humanos de nosotras como mujeres, no podemos quedarnos de brazos cruzados y que nos humillen”, dijo una de ellas (Diario de Xalapa, 2 de diciembre, a 22 dí­as de la navidad).
Peor tantito:
Las Fiscalí­as solicitaron el legí­timo derecho de audiencia con el Fiscal, quien en su momento aprobara la designación de ellas, y ni modo, en su oficina dijeron que estaba ausente pues andaba de compras de la materia prima para guisar paella para los amigos.
Unas fiscales tení­an, oh paradoja, de 15 a 19 años de antigí¼edad, y apenas, apenitas llegó el Fiscal azul, la guillotina a la primera sublevación.
El pecado, entonces, en ningún momento fue la insuficiencia presupuestal, sino la rebelión.
La ley mordaza... a cambio de la lealtad perruna.
“Simplemente me dijeron que estaba despedida y que tení­a que firmar mi contrato. Tení­a tres años ganando un salario administrativo aun cuando ya era fiscal y me despidieron con lo mí­nimo”, dijo una Fiscal
En contraparte, a otras, las reubicaron, digamos, de un extremo a otro de Veracruz, con todo y que son madres de familia y pendientes han de estar de los hijos.
Se trata de una gigantesca ofensiva en contra de las mujeres única y exclusivamente por el delito, primero, de haberse sublevado, y segundo, de ser mujeres en un paí­s, en un Veracruz, donde la mayorí­a han sido seres humanos aguantadoras.
Ellos, los jefes máximos, y ellas, las fiscales encargadas de garantizar la dignidad de las familias y de cada una de las mujeres de Veracruz.
"Hay compañeras que no tienen ahorita para pagar una renta afuera" dijo la Fiscal cuarto, Nora Lilia Castillo Alonso.
Además del despido, la humillación y la vejación.
De ese tamaño es la misoginia del Fiscal.


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