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Sábado 18 noviembre, 2017

Vacas flacas con Duarte

•Vacas gordas con Yunes
•Tiempo de la rectora UV

ESCALERAS: Con Javier Duarte, la Universidad Veracruzana, UV, vivió tiempo de vacas flacas. Y rijosas, además. Con Miguel íngel Yunes Linares, vacas gordas. Mejor dicho, medio gordas, pero produciendo leche.
Incluso, será tiempo peor, y al mismo tiempo, tiempo mejor.
Más aún: la rectora de la UV estará sembrando para el futuro, igual, digamos, como decí­a Adolfo Ruiz Cortines.

Luis Velázquez

Le están dando espejitos.
Que el presupuesto subirá poco a poco cada año…pero será hasta el año 2024 cuando se nivele el aumento autorizado.
Que ya usufructúa autonomí­a financiera, pero de cara al mañana.
Que le están entregando los subsidios federal y estatal, cuando en el sexenio anterior se los regatearon, pero en todo caso significa obligación institucional.
Que en el duartazgo le quedaron a deber más de dos mil millones de pesos, y ahora, sin embargo, la deuda aumenta sin posibilidad de un abonito sustancial y periódico.
Antes, el duartazgo bronco y altanero. Ahora, el apapacho y que ya es ganancia.
Y no obstante, Duarte nunca aplicó la ley Graco Ramí­rez, el góber perredista de Morelos que ha denunciado por desviación de fondos públicos al rector de la universidad pública.

PASAMANOS: Fue larga y atroz la noche duartiana con la UV. Sus finanzas calamitosas en la secretarí­a de Finanzas y Planeación dañaron la vida de la máxima casa de estudios. Con una economí­a deteriorada casi un sistema de esclavitud, donde en nombre del autoritarismo a Javier Duarte le valió todo. Confundió a Veracruz con una hacienda porfirista.
Peor, claro, le fue al millón de jornaleros de las regiones indí­genas que todaví­a hoy reciben 70 pesos de jornal diario por trabajar en el surco desde antes de la salida del sol y hasta después de que la luna alumbra el camino.
La UV luchó, entonces, por recuperar su libertad y el legí­timo derecho a soñar y que, por desgracia, también le fuera arrebatado.
Javier Duarte, el patán, a quien, ahora, por cierto, y como una profecí­a bí­blica, todos los suyos, aquellos a quienes enriqueció, lo han traicionado como son los Érick Lagos, los Gabriel Deantes, los Édgar Spinoso, los Jorge Carvallo, los Alberto Silva, los Tarek Abdalá y los Alberto Silva, entre tantos otros.
Ahora, con el Yunes azul, la UV sueña y ejerce su libertad. Si Patricio Chirinos otorgó a la máxima casa de estudios la autonomí­a académica y polí­tica, Yunes la autonomí­a financiera.
Se concita, quizá, una circunstancia afectiva como es la histórica relación entre Yunes y la rectora y su esposo, y quien, por cierto, trabajara con Yunes en la secretarí­a General de Gobierno en el Chirinato, tiempo cuando con el filósofo Enrique Ampudia Mello fundaran “El Palomar”, el centro de espionaje por excelencia.
Pero, bueno, con todo, la UV flota. Flota más la rectora, pues en el viaje académico, reelecta para un segundo periodo, hubo quienes la miraron con cara, primero, hasta de candidata del PRD y/o MORENA a gobernadora, y después, al Senado de la República.

CASCAJO: En el sexenio anterior, la rectora desafió al jefe del Poder Ejecutivo, y por añadidura, al aparato gubernamental y que incluye desde los poderes Legislativo y Judicial hasta una parte de los medios.
El ex góber tuitero, por el contrario, le echó encima a sus guardias pretorianos, entre ellos Érick Lagos, Flavino Rí­os Alvarado y Antonio Gómez Pelegrí­n.
Nunca la doblaron. Mostró su entereza. Sobrevivió. Y más aún, se fortaleció de cara al bienio polí­tico en puerta.
Así­, el góber azul supo de su capacidad de lucha.
Y como el año entrante Yunes Linares enfrentará la batalla electoral de su vida con la candidatura del primogénito a la silla embrujada, entonces, millón de veces llevar la fiesta en paz.
Peor, claro, sin duda, le pudo haber ido a la UV si la rectora siguiera con los guantes puestos ante el llamado “gobierno del cambio”.
Serí­a demasiada, excesiva temeridad, pues una cosita es tener sujeto de la garganta a Javier Duarte y otra al Yunes azul, a quien todos los priistas, salvo una o dos excepciones, le tienen, más que miedo, pavor total y absoluto, al grado de achicarse por completo.

RODAPIÉ: Luego del duelo frontal y belicoso de la rectora con Duarte, un choque más con el gobernador sucesor desplomarí­a a la UV al vací­o, y el vací­o es la nada y la nada es nada.
Fidel Herrera Beltrán sedujo a Ví­ctor Arredondo ílvarez y aceptó la secretarí­a de Educación.
Javier Duarte cortejó al doctor Raúl Arias Lovillo, primero, con la secretarí­a de Desarrollo Económico, y luego, con la SEV, y hasta le dijo:
“Si aceptas, ahorita corro a Adolfo Mota”.
Y dejó a Duarte con la mano tendida.
Enfrentada con Duarte, la rectora suscribió un pacto no escrito de civilidad con Yunes y los vientos que corren son favorables.
Luego de los años belicosos y bipolares del sexenio anterior, todo lo que caiga en la UV es ganancia.
En 1974, el subsecretario General de Gobierno de Rafael Murillo Vidal, Manuel Carbonell de la Hoz, manipuló a la UV, mejor dicho, a sus lí­deres estudiantiles, camino a la candidatura a gobernador y que, como se recuerda, aun cuando iba logrando su objetivo, el lí­der nacional del PRI, Jesús Reyes Heroles, lo tumbó del caballo con las famosas 8 palabras: “Yo como veracruzano no he votado por Carbonell”.
Nadie pensarí­a, entonces, que la historia podrí­a, digamos, repetirse el año entrante y el góber azul cobrar la factura a la rectora.
Y menos en el tiempo plural que se vive a plenitud en Veracruz y en el paí­s, pues bastarí­a referir que hasta en las familias se está dando el arcoí­ris partidista, de tal forma que el padre es priista, la madre de MORENA, un hijo del PAN, la hija del PVEM y el otro hijo quizá del PRD.


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