que ganó por elección popular y que le hacia pensar que serí­a su plataforma para contender abanderado por el PRD, a la presidencia de la república. Unos dí­as antes del segundo sismo, propuso a la asamblea legislativa del Distrito Federal, liberar con mí­nimos requisitos a cuatro mil reos internados en penales de las Ciudad de México, argumentando falta de recursos para mantener el sistema penitenciario bajo su mando.

Habí­a ocho mil internos, que al aprobar la propuesta del doctor Miguel íngel Mancera, tal cantidad se redujo a cuatro mil reos, tanto el presupuesto asignado para ese rubro, se redujo también a la mitad reasignándose para otras necesidades planteadas por el doctor Mancera. A esos cuatro mil expresidiarios que liberó Mancera, se sumaron parte de los ochocientos mil mexicanos que infiltrados en los Estados Unidos de Norteamérica, tení­an permisos de estancia y para laborar a través del sistema DACA que después fue suspendido, por la saturación de repatriados que en aproximadamente trescientos mil, fueron devueltos forzadamente por las aduanas fronterizas de Estados Unidos a México. Estos últimos formaban parte del Programa de Acción Diferida para los niños que llegaron en la Infancia al territorio que mal gobierna y domina a su capricho Donald Trump.

El doctor Miguel íngel Mancera, después del terremoto del 19 de septiembre, retrasó dos dias (48 valiosas horas) para acudir en auxilio de los damnificados del terremoto del 19 de septiembre y sus conferencias de prensa antes programadas, quedaron a la espera del personaje aludido, que meditaba y reflexionaba la manera de enfrentar el problema más grave que se le ha presentado durante su función como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y al mismo tiempo salir bien librado para mantener sus aspiraciones presidenciales que ya estaban muertas desde el momento en que ocurrió el sismo “a las 13:14 hs. del dí­a 19 de septiembre de 2017”, y desde ese momento el mapa polí­tico y la lista de aspirantes a la candidatura presidencial de todos los partidos, se tambaleó, se cuarteo y se cayó para desgracia de algunos polí­ticos, dejando esa tragedia luto y dolor en todo México.

Cuatro mil es el número de la suerte que en billetes de loterí­a se recomienda comprar al doctor Miguel íngel Mancera, pues cuatro mil fueron los reos que liberó y cuatro mil millones son los que está solicitando para acudir al Fondo de Capitalidad de 2018, con destino a la reconstrucción de los inmuebles dañados e infraestructura de las zonas dañadas por el sismo. Aseguró el doctor Mancera que tan solo el costo de la demolición, recolección del cascajo, traslado y tratamiento, costará a la ciudad 2500 millones de pesos; y sumó a lo anterior 200 millones de pesos en gratuidad; más el destino ya ejecutado de 800 millones para la reconstrucción de un sector de vivienda.

Si se recuerda por los capitalinos, el doctor Mancera tuvo una votación para ganar la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México de 3,032,038 votos, más para legitimar su elección, Beatriz Paredes con todo su esfuerzo, experiencia y marrullerí­as, alcanzó una votación de 2,500,000 votos; e Isabel Miranda de Wallace solo obtuvo 649, 279 votos, que suman los tres principales contendientes la cantidad de 4,623, 432 votos; lo que desde un principio esos Cuatro millones y fracción de votos iluminaron la estrella polí­tica del Jefe de Gobierno capitalino, volviendo a incidir en el número 4.

Los primeros cuatro años de gobierno en la Ciudad de México, fueron años de trabajo “fecundo y creador” como acostumbraba decir el ex presidente de México don Adolfo Ruiz Cortines, uno de los más honestos que ha tenido nuestro paí­s y que convocaba también, sumándose al pensamiento Juarista, a todo servidor público a “vivir en la justa medianí­a de su salario”. Frases olvidadas y repudiadas por los polí­ticos del nuevo PRI, del nuevo PAN, del nuevo PRD y sus satélites, culpables todos sin distinción alguna, de la quiebra financiera, la pobreza y la marginación que sufre y padece el pueblo de México.

Y se dice que el número 4 es el de la suerte de Mancera, porque en los primeros 4 años de su gobierno tuvo una convivencia feliz con el gobierno federal, por cierto, su “comodatario”, porque no paga ninguna renta por el uso del territorio en donde están sus instalaciones y donde desempeña (el Gobierno Federal) sus funciones.

Las confrontaciones del doctor Mancera con el nuevo presidente del PRI de la Ciudad de México Eruviel ívila, comenzaron a partir del quinto año en que se empezó a calentar el ambiente polí­tico por la precampaña de Alfredo del Mazo Maza. Obvio resulta recordar que en esas confrontaciones, Mancera sufrió la guerra sucia de la Secretarí­a de Gobernación, el CISEN y todos los grupos de presión que trabajan y hacen negocios tolerados en el Distrito Federal y duermen en sus casas construidas en el Estado de México.

Lo último que dice la vox populi es que en lo que resta de su administración, el doctor Miguel íngel Mancera, como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, no vaya a resbalar en un piso lluvioso que lo haga caer en un cuatro que sepulte ad Infinitum su carrera polí­tica.