y la Cámara Federal de Diputados, 27 Congresos Locales, y 25 entidades donde se elegirán integrantes de sus respectivos Ayuntamientos, más el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, con la participación de los principales partidos polí­ticos nacionales; y con una apertura para contender a cualquiera de esos puestos, mediante las llamadas “candidaturas ciudadanas”, fuera totalmente de los partidos polí­ticos, lo que ha motivado a la sociedad civil y a viejos militantes que renunciaron a sus afiliaciones de partidos por los que contendieron y les sirvieron de plataformas para ocupar cargos de elección popular que hoy pretenden volver a ganar por diferentes membresí­as.

El dí­a de la jornada electoral se ha programado para el domingo 1º de julio de 2018 y los aspirantes a las candidaturas ciudadanas, ya manifestaron su compromiso de cumplir con todos los requisitos para obtener su registro, que los llevará a solicitar el apoyo, con credencial de elector y firma electrónica, de 866 mil ciudadanos con credencial de elector, por cada candidato, lo que significa que desde ahora ha comenzado una movilización nacional para convocar a la participación ciudadana y que no ocurra como ha sucedido en otras elecciones, en donde un grupo de militantes de un partido, se pronuncian en Asamblea levantando la mano por quienes han sido propuestos por sus lí­deres, sin que previamente se haya realizado alguna actividad con la que se demuestre que los candidatos están preparados para el desempeño de los cargos a los que aspiran en la elección constitucional, en lugar de ser impuestos arbitrariamente por las camarillas dueñas de las franquicias partidarias y de las prerrogativas que el gobierno concede a los partidos y candidatos.

En la tercera semana del mes de diciembre, se abren los espacios para las precampañas de los aspirantes y del dí­a 30 de marzo al 27 de junio, se realizarán las campañas para la elección de Presidente, Diputados Federales, Senadores y las 9 Gubernaturas en las que habrá cambio de los titulares de todos esos cargos, debiéndose respetar la veda electoral del 28 de junio al 1º de julio, en que se ejerce el derecho de voto, sin que se pueda difundir propaganda, efectuar mediciones de encuestas o realizar cualquier acto de proselitismo. Desde las cero horas del dí­a 1º de julio, el silencio deberá imperar entre todos los involucrados en el proceso electoral, desde luego incluyendo a los candidatos, los partidos polí­ticos y los promotores del voto; quien transgreda esas reglas, podrí­a incurrir en delitos electorales que perseguirá la Fiscalí­a Especializada en Materia Electoral.

El ex presidente Felipe de Jesus Calderón Hinojosa, entregó a su sucesor Enrique Peña Nieto, un paí­s sumido en una crisis económica con un incremento en la población clasificada como de extrema pobreza y de los 110 millones de habitantes que el INEGI registró en el 2012, el cincuenta por ciento quedaron en el desempleo, en la inseguridad

social y sin acceso a los servicios médicos, a la educación o a la vivienda, lo que motivó que el Partido Acción Nacional y su candidata Josefina Vázquez Mota, pagaran los platos rotos y el triunfo se lo llevara otra vez el PRI, para volver a los Pinos después de la transición democrática que impulsó Fox y que decepcionó al electorado que lo apoyó en la elección del año 2000. Otro factor fundamental para que el fracaso de quién se autodenominó Presidente del Empleo, Felipe Calderón Hinojosa, fue el resultado de la guerra contra las drogas, que en recuentos oficiales registró un total de cien mil muertos durante el gobierno de Calderón.

Para el Presidente Enrique Peña Nieto, la tarea que le espera desde hoy, hasta la terminación y transmisión de poderes a su sucesor, es muy parecida a la que sufrió Calderón en su último año de gestión. Y ahora el mayor peligro para México, es que las pasiones se desborden entre los partidos y contendientes, en una lucha sin cuartel para ganar por la fuerza las posiciones polí­ticas en disputa, dejando en el camino un número mayor de muertos, por la inseguridad que crece todos los dí­as, mediante secuestros, levantones y feminicidios que no han podido ser combatidos con efectividad por las fuerzas de seguridad pública y policiacas de los tres ordenes de gobierno.

Confiamos en la inteligencia y la habilidad polí­tica negociadora del Presidente Enrique Peña Nieto, quien tendrá que actuar con mano firme y la seguridad necesaria para mantener el control polí­tico y la estabilidad nacional como lo ha venido haciendo hasta el último año de su mandato, para garantizar el cambio democrático si fuera necesario.