resto equivale al 48 por ciento del Registro Nacional y está integrado por 41,316,706 hombres. La mayorí­a de los electores se ubica en el rango de los 20 a los 24 años de edad, seguidos de los que han cumplido de los 25 a los 29 años y en tercer rango están localizados los votantes de 30 a 34 años; solo de esos tres grupos de votantes, arrojan un total de 31,060,869. Otros tres rangos de mayor número de afiliados, son los que tienen entre 35 y 49 años cumplidos y suman un total de 25,238,720. De lo anterior se desprende que México es un paí­s de jóvenes, que no se preparó desde el gobierno para responder a las demandas más urgentes de cualquier sociedad o comunidad, en la que las principales demandas son: alimentación, salud, educación, vivienda y empleo y de nada han servido los grandes recursos naturales que se ubican en todo el territorio nacional, para que bien aprovechados habrí­an alcanzado para una distribución equitativa de la riqueza pública.

Por lo que hace al padrón electoral general, si se ejerce el voto por la mayorí­a de los empadronados, corresponderá a esas generaciones, la toma de decisiones para dar continuidad al modelo de gobierno republicano, democrático, federal, territorialmente dividido en entidades federativas y municipios, que a su vez representan tres ordenes de gobierno, encargados de garantizar el respeto y cumplimiento a los derechos humanos y el derecho al desarrollo con igualdad de oportunidades para todos, evitando la concentración de la riqueza en unas cuantas manos y la marginación de casi 70 millones de mexicanos que el INE presenta como resultado de sus censos.

A diferencia de los paí­ses europeos, en México, el padrón electoral ubica a las personas de la tercera edad que han cumplido de los 50 años a los 65 y más y de entre ellos se puede lograr la suma de 16,451,993; de ahí­ que las funciones más importantes del gobierno recaigan en el viejo continente, en personas juiciosas, preparadas, experimentadas, pero quizá carentes de la energí­a y la modernidad necesarias para la evolución de esas regiones históricas, cuya conservación resulta indispensable para comprender el presente y corregir el rumbo y la dirección polí­tica en donde sea necesario. La falta de conocimientos y de voluntad para conservar el medio ambiente, muy frecuente entre quienes solo acostumbran cosechar y jamás sembrar para el futuro, ha hecho que hoy se convierta en una prioridad la lucha por el planeta, antes de que las nuevas generaciones padezcan de lo necesarias para satisfacer sus necesidades básicas de sobrevivencia.

La población joven entre los 18 y 19 años que aparece en las estadí­sticas de la lista nominal, es de 3,430,829; lo que significa que las nuevas generaciones de mexicanos, han limitado la reproducción humana por el conjunto de obligaciones y dificultades a enfrentar, en proporción al número de hijos que estén dispuestos a criar y a cumplirles con las obligaciones legales que se adquieren desde el momento de la concepción, hasta el nacimiento, su educación y formación en la niñez y en la juventud, hasta llegar a la

mayorí­a de edad, que en México estipulan las leyes para quienes hayan cumplido de 18 años en adelante, y con su emancipación queden como responsables de sus actos y conductas por el resto de sus vidas. La falta de planeación estratégica del estado en ésta materia, presentará también grandes dificultades para disponer de la fuerza y el talento de nuevas generaciones que se convertirán en el relevo generacional que demanda toda sociedad.

El pasado sábado se cerró el plazo para el registro de los candidatos ciudadanos que participarán en la elección del próximo año y para la presidencia de la república se habí­an registrado 46 ciudadanos, quienes tendrán que reunir aproximadamente 40 millones de firmas de los más de 85 millones que suman el total del padrón electoral nacional. Difí­cil tarea para cumplir con uno de los requisitos establecidos por las autoridades electorales, pues además de la gran popularidad que requiere cualquier candidato ciudadano, también tendrá que contar con recursos económicos suficientes para cubrir los gastos de campaña, que incluyen una gran promoción en medios publicitarios impresos y electrónicos; gastos de transportación de los promotores del voto y apoyos que generalmente solicita la población en cada proceso electoral.

Finalmente se ha vuelto a imponer la partidocracia que gobierna junto con la burocracia de alto rango, los destinos de la patria, por disponer a su antojo de las decisiones polí­ticas más importantes consignadas en la Constitución después de las luchas históricas de los mexicanos que ofrendaron sus vidas por la Libertad, la Igualdad y la Justicia, hoy mal aprovechadas por los ambiciosos y corruptos dirigentes de los partidos polí­ticos.

De manera que con tantas limitaciones y dificultades impuestas a las candidaturas ciudadanas, éste experimento no representa más que una ilusión para los verdaderos demócratas y más de lo mismo para los chapulines que brincan de un partido a otro, no trabajan fuera del periodo electoral y viven permanentemente de las dádivas que el propio sistema polí­tico mexicano ha creado y tolerado, para que nada cambie y todo siga igual.