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Sábado 07 octubre, 2017

Mujeres al Senado

•Justicia divina
•Machismo partidista

Uno. Mujeres al Senado

El INE ha dado un respiro a las polí­ticas del paí­s. Por ejemplo, abrió el margen para que más mujeres lleguen a un cargo de elección popular.
Y aun cuando la llamada cuota de género seguirá aplicándose, ahora

Luis Velázquez

cada partido podrí­a lanzar a dos mujeres por un mismo estado, con todo y que a la hora del balance nacional la mitad de candidaturas sea para las mujeres y la otra mitad para los hombres.
En el caso de Veracruz, por ejemplo, Rocí­o Nahle y Roselia Barajas, bien podrí­an ser nominadas al Senado.
En el lado del PRI, bien podrí­an palomear a Anilú Ingram y Elizabeth Morales, y/o a Érika Ayala y Carolina Gudiño.
Y en el lado de la alianza PAN y PRD, a Indira Rosales San Román y Jazmí­n Copete.
La ley del INE lo contempla. Y de ser así­, el reajuste vendrí­a en otras demarcaciones, pero aquí­ (Veracruz, la tercera gran reserva electoral del paí­s), las mejores ofertas estarí­an en las mujeres.
Más honestas. Mucho más í­ntegras. Levantando grandes expectativas sociales. Más sensibles. Más cumplidoras. Más leales y fieles. Más capaces. Mejor preparadas.
Todas ellas, como dice un priista, “con patas de gallo” para jugar a la grande.
Y es que la tradición polí­tica demuestra que de la Senadurí­a a la gubernatura hay un paso.
Además, la contienda electoral para el Senado con puras mujeres de candidatas significarí­a la resurrección de la polí­tica en Veracruz, pues el tiempo de los hombres sólo ha sembrado el desencanto social.
Desde luego hay casos de pillerí­as. Desde Karime Mací­as y Marí­a Georgina Domí­nguez, sujeta a proceso penal por enriquecimiento ilí­cito, hasta Sara Luz Herrera Cano, la ex presidenta municipal presa en “La Toma” de Amatlán de los Reyes, por el asesinato de su secretario particular y peculado como jefa de Hacienda en San Andrés Tuxtla.
Pero son casos excepcionales. Las mujeres siempre serán más pudorosas.

Dos. Justicia divina

Seis mujeres serí­an lanzadas al ruedo electoral. Únicamente dos ganarí­an.
Pero significarí­a justicia divina en un Veracruz (y en un paí­s) donde seis de cada diez personas son mujeres.
Y en donde, además, desde la peor noche del tiempo histórico, las mujeres siempre han estado relegadas.
Hoy mismo, de 212 presidentes municipales sólo 32 son mujeres cuando de acuerdo con la numeralia de derechos humanos habrí­an de ser 111 alcaldesas.
En el gabinete azul, por ejemplo, hay mujeres, pero la balanza se inclina del lado masculino con mayor número de hombres en el gabinete legal.
Y los claves, los más importantes (SEGOB, SEFIPLAN, Salud, Educación, Contralorí­a), en manos de hombres.
Se estarí­a, entonces, comenzando a hacer justicia a tono con el nuevo tiempo polí­tico y social que se vive en el paí­s, donde los hombres han quedado en el peor descrédito de la historia.
Nadie pensarí­a que se brincarí­a del patriarcado al matriarcado ni tampoco a la dictadura femenina y que en todo caso, serí­a fascinante, pues nunca será igual trabajar con puros hombres que con mujeres.
Pero así­ como las redes sociales (twitter, facebook, periscope, whatsaap, etcétera) están cambiando el rostro social en todos los confines del mundo, la resurrección femenina por sus legí­timos derechos está apareciendo.
Muchas más expectativas levantarí­an 6 mujeres como candidatas al Senado de la República en Veracruz que tres hombres y tres mujeres.
Y, claro, ellas mismas con un montón de mujeres en la contienda electoral alternando con hombres, pues hacia el final del dí­a, ellos han usufructuado mayores oportunidades para, digamos, la experiencia electoral.

Tres. Machismo partidista

Al Senado han llegado desde Veracruz mujeres senadoras. Pero siempre han sido por la ví­a de la suplencia.
Érika Ayala, por ejemplo, la lideresa sindical del COBAEV y dirigente cenopista, calentó un ratito la curul cuando el titular, Héctor Yunes Landa, anduvo como peregrino electoral para la gubernatura el año anterior.
Antes, mucho antes, Nohemí­ Guzmán (ahora diputada federal) llegó al Senado cuando el titular, Fernando Gutiérrez Barrios, falleciera en el quirófano.
Ahora mismo, Aina Rementerí­a Coello, estarí­a con un pie adentro en caso de que el titular, Pepe Yunes Zorrilla (como todo indica) salga nominado candidato priista a la silla embrujada del principal palacio de gobierno de Xalapa.
Pero al momento, ninguna mujer ha llegado al Congreso de la Unión en la Cámara Alta en forma directa por la ví­a de las urnas.
Y en tal expresión partidista se muestra (una vez más) el machismo partidista y que incluye al PRI, PAN y PRD, los partidos más viejitos.
Las mujeres con vocación polí­tica han, entonces, de prepararse, actuar, operar y cabildear más, formándose y arraigándose en el corazón social, porque el renacer para todas ellas se vuelve irreversible.
Y nada más terrible serí­a que teniendo la oportunidad ante ellas su inteligencia y talento se desperdiciara, se fuera a pique, quedara a la deriva, porque la historia las sorprendió sin estar listas.
Y, de ser así­, ojalá que aprendieran la gran lección civil en el gran libro (no escrito) donde se consignan las derrotas morales, éticas, sociales y polí­ticas de los hombres.


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