se le ve todaví­a con la energí­a suficiente para recorrer las zonas mayormente dañadas con motivo de las terribles inundaciones, la destrucción de inmuebles, escuelas y centros de trabajo; pero sobre todo la pérdida de vidas humanas, desde niños, hasta personas de la tercera edad, que no ha sido posible rescatar sanas y a salvo.

La sociedad civil, al igual que en el terremoto del 85, no se ha hecho esperar a la convocatoria del gobierno; sino que en forma espontánea se han sumado por miles de ciudadanos, a los rescatistas oficiales de la Marina y del Ejército y miembros de la prestigiada y reconocida organización que inició sus operaciones durante el terremoto del 85, autodenominada “los topos”; a quienes todo México les manifiesta respeto y admiración por el valor civil que representa arriesgar su propia vida, a cambio de la satisfacción de haberse unido a una causa noble, que no persigue ningún otro interés.

Por su parte, el Presidente Peña Nieto y los hombres de su gabinete, de manera especial todos los que forman parte de la prevención de riesgos y seguridad nacional, han estado supervisando todas las tareas de rescate, limpieza y diagnóstico para la reconstrucción de todas las escuelas, clí­nicas y hospitales que tendrán que ser removidas en sus escombros y reconstruidas desde sus cimientos, en todos aquellos casos que representen el mí­nimo riesgo de cobrar otras vidas de personas inocentes e indefensas.

El activismo polí­tico de los aspirantes a ocupar los Tres mil doscientos dieciséis cargos de elección popular para el primer domingo de julio del próximo año, tendrán que esperar al restablecimiento de la tranquilidad y paz social, para continuar en su labor de proselitismo para ganar la Presidencia de la República; nueve Gubernaturas; quinientas Diputaciones Federales; ciento veintiocho Senadores; Diputados correspondientes a las Diputaciones locales y miembros de los ayuntamientos de ciudades importantes de todo el paí­s.

Muy difí­cil se ve el panorama para los partidos polí­ticos, que el año próximo postularán a esos Tres mil doscientos dieciséis hombres y mujeres, quienes además de terminar la incompleta gestorí­a social, tendrán que ver por sus propios proyectos y por el convencimiento a los electores, cuyos sufragios decidirán por los mejores. Los que sí­ resultarán gananciosos, ya sea que las elecciones favorezcan los cambios democráticos o las imposiciones caciquiles de los peores hombres y mujeres que resulten triunfadores, serán los miembros de todas las estructuras que desarrollarán el proceso electoral; y los integrantes del INE; a quienes les fue autorizado un presupuesto de más seis mil doscientos millones de pesos, para asignarlos a los partidos polí­ticos que registren candidatos. Independientemente de la cifra millonaria anterior, las autoridades jurisdiccionales en materia electoral, han solicitado una partida especial presupuestal equivalente a veinticinco mil millones de pesos.

Y desde luego que se contaba ya con esos fondos, sino hubiera que modificar todas las propuestas para disponer también de partidas económicas que serán asignadas a la reparación de los daños ocasionados por los huracanes y sismos y la reconstrucción o reedificación de edificios escolares, que presenten en el inventario y diagnóstico, el mí­nimo riesgo de que al menor pretexto se pudieran derrumbar.

Sin duda, la diferencia de la atención de los hombres del gobierno a los afectados con los últimos sismos y huracanes, es mucho mejor que la que presentaron los polí­ticos miembros del gabinete del ex presidente Miguel de la Madrid Hurtado, a quien correspondió en su carácter de Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, que le otorga la Constitución Polí­tica de la República, para que junto con el titular de la SEDENA pongan en práctica el Plan DN-III y a partir del gobierno de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y todo el gobierno de Enrique Peña Nieto, se cuente también con el Plan de rescate de la Secretaria de Marina y demás fuerzas de seguridad pública, como la Policia Federal y Fuerza Aérea.

Muy doloroso debió ser para todos los que sufrieron la pérdida de familiares y amigos; pero más aún para aquellos padres de familia que esperaban recibir a sus hijos al terminar el horario escolar, y muchas horas después solo han recibido los restos mortales de sus descendientes. Las escenas desgarradoras de dolor, fueron transmitidas en vivo por la televisión, para despertar la conciencia de solidaridad social de todos los mexicanos.