El Fiscal, dice la vocera del Solecito, la señora Lucí­a de los íngeles Dí­az Genao, “es patético”.
Patético, cuando nombró a su Fiscalito Luis Eduardo Coronel, cuya filosofí­a polí­tica, social y jurí­dica se definió con la siguiente frase bí­blica: “¿Cuál prisa… si los desaparecidos… desaparecidos están?”.
Y no obstante, el dolor y el sufrimiento, y el coraje y la protesta, nada pasó.
Ellos, claro, son los dueños del poder, aunque sea por dos años.
Luego enseguida, quizá al mismo tiempo, con el desdén total hacia la búsqueda de los hijos secuestrados.
Por eso mismo, incluso, el Solecito ha anunciado que para el mes de octubre, la Federación Forense de Guatemala (allí­ mismo donde estuviera preso en una cárcel militar Javier Duarte) realizará en el terreno anexo al Frac. “Colinas de Santa Fe” una búsqueda intensa de las fosas “para que nada (ni nadie) se quede en esa condición de clandestinidad”.
Y lo hará, claro, en una respuesta expresa al Fiscal, quien en todas los casos sigue quejándose de la falta de presupuesto, y de paso, igual que el gabinete legal y ampliado de la yunicidad, inculpando a Duarte del saqueo y de los programas sociales paralizados por su culpa.
Incluso, hubo yunistas, como la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, cuya presidenta inculpó a Duarte de que este año, háganos favor, suspendieron el famoso desayunito con los medios en el llamado “dí­a de la libertad de expresión”.

¡PAREN ESTA MASACRE!

En la primera quincena de septiembre, el Solecito descubrió dos fosas más en Colinas de Santa Fe, con tres cuerpos, y otra más con uno.
Los gastos cubiertos por ellos mismos y que, como lo sabe el mundo, han organizado venta de antojitos (en el carnaval y Semana Santa en la playa) para avenirse de recursos.
Pero al mismo tiempo, el tsunami de violencia se ha multiplicado. Y de igual manera que en el sexenio anterior hay desaparecidos. Y ajusticiados. Y Veracruz, con un baño interminable de sangre, donde el clamor popular es que la yunicidad “pare esta masacre”.
Y más, cuando el horror y el terror han crecido.
Fue el caso, pero ejemplo, del cadáver colgado del puente ferroviario en la barranca de Metlac, que une a los municipios de Ixtaczoquitlán y Fortí­n, y en donde un hombre de unos 30 años apareció sin vida estremeciendo a la población.
Y de los taxistas que han sido ejecutados, al grado que en la versión oficial los satanizan que por malandros y halcones.
Y del trí­o de cadáveres tirados, hasta con sombrerito patrio, en Xalapa, en la ví­spera de la fiesta nacional.
Los desaparecidos, dice el Solecito, continúan, y al mismo tiempo, la Fiscalí­a minimiza el hecho, de igual manera, digamos, como aquella orden del presidente de la república a los gobernadores para influir en los medios de su entidad federativa a fin de retirar las páginas manchadas de sangre.
Por eso, incluso, la señora Dí­az Genao dice que antes de la Fiscalí­a azul existí­an muchas fosas clandestinas abiertas, y ahora, “están todas tapadas” (La Jornada Veracruz, Roxana Aguirre).

MENOSPRECIO DEL FISCAL

Nada frena, detiene ni cohí­be a la Fiscalí­a. El show man que está al frente es igual de frí­volo, por ejemplo, que Érick Lagos, Jorge Carvallo junior y Alberto Silva Ramos, juntos.
Es más, y dada su egolatrí­a, siempre responde como mejor sabe. Es decir, con el desdén y la amenaza velada, dándose, claro, “aires de grandeza”. El sabelotodo. El mejor jurista de Veracruz. El litigante sin par.
Y “si alguien lo ataca, (igual que Donald Trum) él ataca diez veces”, o más (Jan Martí­nez Ahrens, El Paí­s).
Dice la vocera del Solecito:
“Desde un principio, la relación con el Fiscal no ha sido la mejor, porque él desde su llegada puso un muro entre él y los colectivos. No recibe a los Colectivos ni a las ví­ctimas”.
Y por el contrario, tiene cancerberos, tanto mediáticos como legislativos, que lo defienden “a capa y espada”, como en aquel tiempo de Javier Duarte y “El chuletas”, manipulado por Gina Domí­nguez y Alberto Silva en contra de Miguel íngel Yunes Linares.
Ya se verá, como dice el proverbio, “de qué cuero salen más correas”.
Pero de un hecho se estará seguro: nada dignifica y enaltece más la vida que la búsqueda, así­ sea frenética, de los hijos desaparecidos.
Y entre más desprecio, fatuidad y egolatrí­a del Fiscal, más se recuerda la leyenda de los estudiantes del 68 en Parí­s que dejaron inscrita en las paredes de Nanterre y que, digamos, se parafrasean:
“Entre más desdén del Fiscal-sheriff (tipo Joe Arpaio) más ganas de seguir buscando ”˜los molinos de viento”™”.