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Martes 19 septiembre, 2017

El Niño Pí­pila del góber

•La venganza azul
•Plagio de Fernando Yunes

ESCALERAS: Los teóricos de las ví­sceras y los genes viven dí­as de esplendor con el estilo personal de ejercer el poder en Veracruz. Una vez comprueban la vigencia de los pecados mortales, entre ellos, la venganza. Se viven, pues, aquí­, en el paraí­so que fuera el territorio jarocho, dí­as y noches sombrí­as del rencor, el odio y la venganza.

Luis Velázquez

Por ejemplo, algunos duartistas están presos en el penal de Pacho Viejo, la mayorí­a, todos mejor dicho, acusados del presunto desví­o de recursos oficiales y sujetos a un proceso penal, en donde, mí­nimo, estarán encarcelados hasta el dí­a último de noviembre del año 2018.
Pero…pero resulta que entre los reos de Pacho Viejo hay quienes, además de la hipotética “metida de mano al cajón”, cometieron otro pecado, el pecado mayor que los tiene en el CERESO.
Uno es Arturo Bermúdez Zurita, ex secretario de Seguridad Pública, acusado de enriquecimiento ilí­cito, menos de su pecado mortal, como es la desaparición forzada que significa, en lenguaje del Derecho, la alianza policiaca con los malandros para agraviar la vida de la población, incluso, con el secuestro, la desaparición, el asesinato y la sepultura en las fosas clandestinas.
Pero si ha de recordarse, Bermúdez cometió pecado imperdonable para la yunicidad en el tiempo del duartazgo, como es el secuestro durante varias horas de Fernando Yunes Márquez, senador de la república, en Coatzacoalcos, acusado por las furibundas huestes priistas de que llevaba dinero en efectivo a los panistas en una malelita donde hacia el final del dí­a descubrieron que sólo tení­a su ropa interior.
Más aún:
En aquel dí­a, Bermúdez envió, primero, a sus huestes cetemistas en contra del senador, y luego, a los policí­as.
Así­, Bermúdez cometió un error de primaria, sin duda, cumpliendo la orden concreta y especí­fica de Javier Duarte, el polí­tico preso más famoso en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México.
Lo dice el chamán: “El que a hierro mata… a hierro muere” y “el que la hace… la paga” y “el jefe manda… así­ esté en pelotas”.

PASAMANOS: Dos. Francisco Valencia está en el penal de Pacho Viejo, acusado de ilí­citos cuando fuera secretario de Comunicaciones y director de la Comisión Estatal del Agua en el tiempo sacrí­lego de Javier Duarte.
Pero…, Valencia cometió otro pecado mortal, cuando intentó desbaratar y que un tiempecito lograra la alianza del PAN y PRD y que finalmente se consumara el año anterior lanzando a Yunes Linares de candidato ganador.
Valencia fue el Niño Pí­pila del duartazgo en el PRD. Era el vaso comunicante. Tiempo aquel cuando se afirmaba que el PRD en Veracruz era rojo con Rogelio Franco Castán de dirigente y cuando se decí­a que el PAN también era tricolor con Enrique Cambranis de lí­der.
Y cuando llegara el momento electoral por la gubernatura, Francisco Valencia operó hacia dentro del PRD, incluso del CEN, para descarrilar la alianza.
El Yunes azul se movió con sus relaciones polí­ticas en la Ciudad de México, por fortuna, con Agustí­n Basabe al frente del PRD, y en donde él mismo asegurara que por encima de todos, con su cabeza inmolada por delante, la alianza iba, pues era, o es, la única estrategia para lanzar al PRI de los palacios de gobierno en el paí­s.
Ahora, con Yunes dueño del timón estatal, Francisco Valencia está pagando, digamos, su lealtad duartista, en la inteligencia de que “a dos amos sirve… con uno queda mal”.

CASCAJO: Tres. César del íngel, el legendario lí­der de los 400 Pueblos, cuya historia empezara con la masacre de copreros en Acapulco, está en Pacho Viejo, porque lanzó a sus encuerados en contra de Yunes Linares y la elite panista en su contra cuando salieran del Palacio Legislativo de Xalapa.
Pero más aún: desde el año 2010, en que Yunes contendiera ante Javier Duarte por la gubernatura, los 400 Pueblos lo siguieron por varias ciudades con el reality-show por delante y distribuyendo el libro “El perro”, escrito por un cordobés y premiado en el duartazgo con un cargo público.
Cuatro. Alberto Silva Ramos, diputado federal, enfrenta la solicitud del desafuero en el Congreso de la Unión. La Fiscalí­a va por él, cumpliendo la orden superior.
El góber azul vive obsesionado con vengarse de él, además del presunto desví­o de más de dos mil millones de pesos en la dirección de Comunicación Social (¿Tanto negocio puede hacerse desde ahí­?).
Y es que como se recuerda, en la campaña electoral del año anterior, Silva Ramos se lanzó con todo en contra de Yunes a través de las redes sociales, el twitter, el facebook y el Periscope.
Ahora, ni modo, la hora de la venganza está sonando (y seguirá) en el territorio jarocho.
Y si por ahí­ existen polí­ticos priistas y otros actores sociales y económicos que se hayan metido con el góber azul en el pasado inmediato y en el pasado lejano han de “poner sus barbas a remojar”.
Y si alguna duda existiera, recuérdese que durante más de veinte años, el Yunes azul ha conservado fresco, vigente y renovado, su odio a Fidel Herrera Beltrán, con todo y que con tanto rencor el corazón se pudre y la mirada se vuelve incendiaria y colérica.


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