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Sábado 02 septiembre, 2017

Téllez y Wí­nckler: una disculpa y se van

•Padres de Playa Vicente son plantados por cuarta ocasión por Roberto Campa; Wínckler acompaña a Jaime Téllez para ofrecer disculpa pública

•Había expectativas de que se tomarían en cuenta otros puntos en la reunión, los avances de la denuncia contra Arturo Bermúdez, temas pendientes, etcétera

•Pero no, los yunistas expresaron que sólo iban a ofrecer una disculpa pública, lo que irritó a los padres de los cinco chicos desaparecidos en enero de 2016 en Tierra Blanca

•Se disculpan, y se van, no nos interesa más saber nada de ustedes, dijo Bernardo Benítez a un Jaime Téllez y un Jorge Wínckler que salieron "apaleados"/Por IGNACIO CARVAJAL

  • Sólo vinimos a ofrecer una disculpa pública: Wínckler y Téllez

  • "Cuando menos Luis Ángel Bravo nos atendía, no se portaba tan grosero": José Benítez

Sólo vinimos a ofrecer una disculpa pública. No sabemos más de otros temas. Hacemos esto, y cumplimos con el protocolo que nos tocó de esta reunión, palabras más, palabras menos, soltó el secretario de Seguridad Pública a los padres de Playa Vicente que en enero pasado sufrieron la pérdida de cinco hijos, ví­ctimas de desaparición forzada
Bernardo Bení­tez, vocero del grupo, cuenta los detalles del encuentro que en momentos fue rí­spido, en otros, sin la sensibilidad que deberí­an mostrar servidores públicos como el fiscal general, Jorge Wí­nckler, y el titular de la SSP, Jaime Téllez Marié.
En la cafeterí­a del salón escogido para el encuentro, se quedaron los tamalitos, pan de nata, café, ensalada de coditos, chiles enfrí­o y pierna horneada que los anfitriones habí­an preparado, con mucho esfuerzo, desde un dí­a antes, para convidar a los funcionarios de alto nivel que, por primera vez desde esa tragedia, pisarí­an el pueblo.
En camionetas blancas de lujo blindadas, tripuladas por escoltas fuertemente armados, con estragos de horas sin dormir, mal peinados, arribaron a Playa Vicente Jaime Téllez y Jorge Wí­nckler. Dos horas antes, Roberto Campa habí­a cancelado su asistencia al encuentro. Es la cuarta ocasión que el gordillista desaira a las familias.
El gobernador Miguel íngel Yunes, aunque no estaba invitado como actor principal al evento, tampoco asistió, pero mandó a dos de sus hombres más cercanos. "Los mandaron al matadero", sentenció Bernardo Bení­tez.
Sumido en su traje de tonalidad gris, Wí­nckler pasó el encuentro sin intervenir notoriamente. El primer encontronazo entre los padres y los yunistas vino cuando José Bení­tez intentó sentar los términos del encuentro:
"Qué bueno que están acá, después de la disculpa, quisiéramos ver algunos puntos que tenemos pendientes de nuestro caso, como...."
Dice el padre que ni si quieras lo dejaron terminar, el titular de la SSP habrí­a dicho "No, yo no vengo a ver eso, sólo vine a una disculpa pública y nada más".
En eso, Bernardo Bení­tez, molesto, tomó la palabra.
"Pues si solo bienes a eso, está bien. Hablen, den su disculpa pública, y se van. Muchas gracias, señores, no pasa nada. Ahí­ nos vemos en otra ocasión".
De mecha corta, Téllez Marié intentó articular palabras y mostrar su carácter, sin embargo, se topó con dí­as, meses, y más de un año y medio de dolor indignación y coraje de cinco madres que sufrieron el dolor de perder un hijo a manos de la delincuencia, apoyada por servidores públicos.
Jaime Téllez tomó la palabra, leyó su discurso, ofreció dispensa pero acotó: fueron hechos ocurridos en la pasada administración.
En el actual gobierno del estado, reiteró, esto no volverá a pasar. Miró a sus interlocutores y le dieron las gracias.
"Ya viste, por eso no querí­amos esta reunión. Para esto nos querí­as acá, para que salieran con esa pendejada" reclamó José Bení­tez a un empleado de ayudantí­a.
La voz de uno de los padres se oyó al fondo:
"Cuando menos Luis íngel Bravo nos atendí­a, era una damita, eso sí­; pero no se portaba tan grosero y nos atendí­a".
Los funcionarios menores que asistieron al fiscal y al secretario, en vano, intentaban apaciguar los ánimos. Corrí­an de un lado a otro llevando tarjetas de información, botellas de agua. Incluso, una mujer policí­a hizo marcaje personal a la prensa y a los familiares para que no se acercaran al par de funcionarios.
"No, no pasa nada, que se vayan, pues, si a eso han venido, pues ya cumplieron. Ya dieron su disculpa, ya se pueden ir, señores", expresó Bernardo Bení­tez.
Contrariado, el fiscal general se plantó delante del vocero del grupo. "Ya estamos acá, podemos hacer algo", me dijo el Fiscal, pero yo le dije que no. Que muchas gracias, que con esa forma tan grosera que vení­an, no se podí­a, que yo luego le llamaba", dice Bernardo Bení­tez al finalizar el encuentro.
Sumido en su saco, Wí­nckler emprendió la retirada con estilo similar al de los caninos que pierden un pleito ante otro de su especie.
Los yunistas tomaron sus camionetas de lujo y se marcharon del pueblo. Menos de quince minutos tardó la visita.
Bernardo Bení­tez riendo:
"Campa nos volvió a ver la cara de pendejos. De paso los agarró de pendejos a ustedes" dijo Bernardo Bení­tez a la prensa. A diferencia del fiscal y el secretario, que volaron en helicóptero, algunos reporteros hicieron hasta tres horas y media de camino para presenciar este acto histórico.
Bernardo Bení­tez molesto:
"Después de año y medio, ya veo como es Campa, le gusta hacer esto para aplicar la aburridora y que se nos olvide”.
Bernardo Bení­tez triste:
"Ya estoy hasta la madre de que me hagan esto. Más que enojado me siento triste. Cada vez que me llaman a algo de esto, me dan ganas de morirme.
"Yo ya comenzaba hacer mi vida normal, a olvidar un poco, estoy enfermo de lo mismo. Me llaman para esta reunión, y es abrir otra vez la herida
"Ya tení­a hecha mi vida de nuevo, y con esto (los preparativos, las expectativas y la decepción porque no pasa nada, ni si quiera los atienden) me la volvieron a destruir".
Columba Arróniz, madre de José Bení­tez, se sinceró:
"Vinieron a lo más fácil, a una disculpa pública". Los padres incluso reclamaron que la misma "ni si quiera nos preguntaron si la aceptábamos".
"Para mí­ es una burla es indignan para los derechos de una madre a la que le han arrebatado mi hijo. Para mí­ fue un insulto", remarcó Columba Arróniz.
"No dudo de que el gobernador Miguel íngel Yunes tenga la voluntad de componer las cosas en el estado, no lo dudo, porque la vez que nos recibió, nos atendió bien", agregó Bení­tez, pero a su parecer, con lo de hoy, se pone en duda la atención a la ví­ctimas del delito.
"Que no les extrañe que al rato se oigan por ahí­ que nos mataron" dijo el vocero.
Ya sin los funcionarios, dieron paso a las viandas que los asistentes compartieron con la prensa. "Les queremos agradecer su asistencia, y todo lo que nos han apoyado, porque si llegamos tan lejos, fue por el apoyo que nos han dado siempre. Acá estaremos siempre para atenderlos, o si vienen de visita, también", dijo uno de las ví­ctimas.
Durante la sobremesa hubo tiempo para la reflexión, para recordar los momentos en el campamento de Tierra Blanca, largas horas sin comer, sin dormir y haciendo oración los seres amados ausentes, cuando aún se les pensaba vivos. En ese tiempo, conocieron más casos de desaparecidos en la región, y ese suceso sirvió para dar visibilidad a la problemática de los desaparecidos, y saber que hoy hay más de 3 mil personas denunciadas en esa calidad, y que Colinas de Santa Fe, Arbolillo y otras fosas más contabilizan por encima de las 300 ví­ctimas.
Los alimentos altos en calorí­as y de sabor exquisito que eran para agasajar a los servidores públicos, sellaron la reunión, como una escena irónica del encontronazo diplomático entre el ex presidente Vicente Fox y el finado Fidel Castro, con el famoso, "comes y te vas", convertido en un "se disculpan y se van".


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