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Historias de desaparecidos
Jueves 03 agosto, 2017

Arturo querí­a ayudar

•Arturo Figueroa Bonastre es uno de los ocho chicos secuestrados por policí­as estatales en Cardel en diciembre de 2012
•Soñaba con ser profesionista y ayudar a las personas que necesitaban sanar su salud, era su mayor satisfacción, cuenta su madre
•El dí­a que desapareció se encontraba con otro amigo; al parecer, en el lugar y momento equivocados. Fueron ocho desaparecidos esa noche en total
•Fue confirmado que apareció en Colinas de Santa Fe y hay altas probabilidades de que otros cinco chicos del mismo grupo hayan sido encontrados ahí­

Ignacio Carvajal

  • Arturo Figueroa Bonastre

Arturo Figueroa Bonastre estaba a nada de terminar sus estudios en Enfermerí­a cuando fue ví­ctima desaparición forzada en diciembre de 2012 en la colonia El Modelo, de Cardel.
Todo indica que elementos de la Policí­a Estatal, dependiente de Marcos Conde y de Arturo Bermúdez, en ese entonces, implementaron un operativo para apoyar a delincuentes que se lo llevaron a él y a otros siete chicos.
Basilia Bonastre Contreras, su madre, e integrante Solecito, en una carta enviada a este reportero, lo recuerda como como un joven alegre, con "aspiraciones, metas que cumplir, sencillo, tranquilo, amoroso, respetuoso, trabajador y deportista".
Habitualmente, después de la escuela, cuando "tení­a tiempo, por lo regular eran los sábado en la tarde o los domingos, se poní­a a jugar fútbol, ya que en la calle está una cancha que le llaman Los Tamarindos, donde jugaban la cascarita y se divertí­an sanamente" con otros chicos de la colonia".
"No le gustaba salir a bailar ni los antros, es un joven carismático y hogareño. A su corta edad ya tení­a muy bien trazado que harí­a a nivel profesional, ama ayudar a los demás, es por eso que decidió estudiar la carrera de Enfermerí­a, cursaba el 5to. Semestre de Enfermerí­a en el (CETCS) Centro de Estudios Tecnológico en Ciencias de la Salud, en el puerto jarocho, a unos 25 kilómetros de su residencia.
Recuerda su mamá que diariamente, cuando estudiaba, su dí­a iniciaba a las cinco de la mañana, para prepararse a ir a la escuela.
Como debí­a viajar, salí­a a las 6 am de lunes a viernes para trasladarse al puerto jarocho, entraba a clases de 7:00 am a 13:00 pm, después de salir tení­a un receso de 1 o dos horas y de ahí­ se trasladaba a algunos de los hospitales donde le tocaba hacer su servicio, de los que salí­a a las 7:30 PM. Llegaba a Cardel cerca de las 9:00 PM, pasaba a casa de su novia, de ahí­ a su hogar.
"Cada que llegaba de realizar su servicio de prácticas al Hospital de Tarimoya, me platicaba con tanto amor lo que hací­a, por lo regular le tocaba en quirófano y me mostraba fotos de algunas actividades que realizaba, se le notaba su cara con tanto amor y satisfacción de poder ayudar" cuenta su mamá.
"Él se Graduarí­a como Técnico Profesional en Enfermerí­a, Como le gustaba mucho estar en quirófano, un dí­a llegó diciéndome que él querí­a especializarse en instrumentación. Y yo le dije con mucho amor, que si eso era lo que querí­a, que su hermana y yo lo apoyarí­amos".
Sin embargo, llegó el dí­a trágico, primero de diciembre del 2012. "Como todas las mañanas antes de irse a la escuela me habló para decirme que ya se iba, me dio un beso y le di su bendición".
Rememora Basilia:
"Después de hacer su rutina normal de escuela y prácticas, llegó como de costumbre a las 9:00 a la casa, se bañó y se estaba arreglando cuando su hermana le ofreció de cenar y él le contestó que no tení­a hambre. Salió como eso de las 10:00 pm a buscar a su amigo, Miguel íngel Sandoval Cervantes, que también cursaba el 5 semestre de enfermerí­a; él vive mero enfrente de nuestro domicilio en la Colonia el Modelo, y se fueron con otro amigo, la canchita.
"Llegué a casa como a eso de las 10:30 pm y le pregunté a su hermana por Arturo, y me dijo que habí­a ido casa de Miguel íngel, por lo que le mandé mensaje preguntándole donde estaba y me contestó que en casa de Josué y me dijo que estarí­a un rato y se regresarí­an, normalmente estaban en nuestra casa, en la de Miguel o en la de Josué, por lo que lo dejé un rato más. Como eso de las 11:20 le marqué y me contestó que ya casi se iban, a las 11:30 me manda un mensaje diciéndome que vení­a de regreso. Y ya no le contesté esperando verlo enseguida.
"Cursaba los sábados la Carrera de Licenciada en Administración, y como ya estaba por concluir estaba haciendo un último trabajo que presentarí­a al dí­a siguiente, de momento se me fue el tiempo cuando a las 12:30 me tocan a la ventana, era la Abuelita de Miguel diciéndome que le mandaron mensaje a otro de sus nietos diciéndole que se habí­an llevado unas patrullas a Arturo y a Miguel, y ahí­ fue donde empezó nuestro calvario.
"De momento no sabí­amos que se habí­an llevado a más porque sólo nos dijeron que a ellos dos. Y empezamos a buscarlos por las calles de la colonia y nada y nos fuimos a las comandancias de policí­as que se encontraban en Cardel, y de momento no se nos hizo raro que no habí­a elementos en ninguna de las bases. Nos fuimos con un retén de marinos que se encontraba en la caseta de La Antigua, sólo habí­a un elemento, le pedimos su ayuda y sólo se limitó a darnos un número de emergencias en el cual nos pasamos todo la noche marcando sin respuesta. En el camino de regreso a casa nos topamos con Patrullas de Policí­as Federales (el mentado Operativo Guadalupe Reyes).
"Llegando de nuevo a nuestro domicilio empezamos a preguntar si los demás muchachos que viví­an por la colonia se encontraban y cuál fue la sorpresa de los padres de 2 de ellos se percataron que sus hijos no estaban y empezaron a buscarlos. En frente del hogar de uno de ellos habí­a dos coches y dos motos.
"Cuando amaneció empezaron a indagar a quienes pertenecí­an y resulto que eran de otros 6 jóvenes más que se habí­an llevado esa noche, habiendo un total de 8 desaparecidos en la colonia.
Datos oficiales aportados recientemente por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNHD), indican que en diez años en Veracruz hay mil 315 personas desaparecidas del sexo masculino, más 616 del sexo femenino. De esos desaparecidos, 300 son niñas y 158 niños.
Hasta antes de escribir esta carta, para describir la vida de Arturo Figueroa, su madre aspiraba verla de vuelta. "Que mi hijo pueda seguir con sus planes en la Vida, que se reciba como profesionista, que trabaje, que se case y que tenga hijos, como cualquier persona. Quiero a mi pequeña Familia conmigo". Como ha pasado con docenas de ví­ctimas en Veracruz, el sueño no se logró. Descanse en paz, Arturo Figueroa Bonastre.




1 comentario(s)

mi BASI DIOS te de muchas bendiciones y a aceptacion a su voluntad 03 Ago, 2017 - 23:30

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