Claro, el lí­der sindical desde hace 26 años del complejo industrial de TAMSA, Pascual Lagunes Ochoa, tení­a (o tiene más) seis caballos de carrera de los cuales cuatro jugaban en el Hipódromo de las Américas… Y cuando podí­a, viajaba a la Ciudad de México con sus hijos para mirar y disfrutar las carreras (y apostar, claro), y si la lucha sindical lo absorbí­a, entonces, sus hijos se iban al DF y él se encerraba en una casa de juego a mirar la carrera por la tele y ver si sus caballos ganaban la competencia… Nunca, sin embargo, Lagunes Ochoa ha alcanzado el nivel de Duarte, quien en el rancho “Las mesas”, en el estado de México, tení­a un hospital y una alberca exclusiva para los caballos… En su casa en Xalapa, Duarte tení­a seis perros mascotas, finos y costosos, con un entrenador, con los que jugaba carreritas, tan feliz que era, necesitado de desestresarse para evitar los antidepresivos… Pero ni modo, con todo y las grandes lecciones de la historia está claro que nadie escarmienta en cabeza ajena y por eso ahora Duarte enfrenta un proceso penal que lo llevarí­a a treinta años de cárcel, mientras Karime vive en Londres con sus hijos, extrañando los caballos, a menos, claro, que se los hubieran llevado al otro extremo del mundo…

ROMPEOLAS: La vida matrimonial es así­… La mujer y el hombre se casan amándose con fuego… Años después, la esposa se convierte en la amiga y confidente… Y años más tarde, la mujer se vuelve una especie de mamá del esposo, en tanto el hombre busca la primera oportunidad para hacer travesuras a escondidas de la mujer… Marí­a Félix, quien fue mujer de Agustí­n Lara, la mismita que detení­a el tráfico al cruzar una calle o una avenida en Parí­s, lo decí­a de la siguiente manera: “Si tu hombre quiere irse con otra, déjalo… Y si vuelve contigo es que te quiere, y entonces, serán felices para siempre”… El escritor Oscar Wilde, igual que el emperador Adriano con Antí­noo, enviaba a su esposa al otro lado del mundo para vivir a plenitud su romance con efebos… Un dí­a, ni modo, la esposa se cansó de fingir y lo dejó… Al momento, varias semanas después, ningún avance de la iniciativa de ley de la diputada Marijose Gamboa para legalizar el matrimonio gay en Veracruz… Quizá la guillotina del obispo de la diócesis de Veracruz ya cuajó y hubo marcha atrás… Ni modo, el Congreso dispone y la Iglesia lo descarrila… Al paso que va, la legisladora se convertirá en la abogada de las causas perdidas… También fracasó su iniciativa para crear las mototaxis y para desaparecer la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas… Por lo pronto, ya tiene en el penal de Pacho Viejo a Marí­a Georgina Domí­nguez Colio, la primera vocera duartiana, y ahora va por el segundo, Alberto Silva Ramos… Le falta Luis íngel Bravo Contreras, el Fiscal que la refundiera nueve meses en la cárcel de Tuxpan… El viejito del pueblo dice que cuando una persona vive para odiar el alma se pudre… Por eso lo más importante es aprender a olvidar y, de paso, a perdonar… Un letrero en la parte trasera de una estaquita dice: “Que te perdonen Dios y tu madre”…

ASTILLEROS: Los escritores Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco y Sergio Pitol fueron amigos entrañables… Los dos primeros ya murieron y murieron en santa paz… Pitol, sin embargo, está viviendo el infierno, más que por su enfermedad congénita (padece afasia, un mal parecido al alzheimer), por la disputa alrededor de su nombre, sus libros y su herencia… A los cuatro años de edad quedó huérfano y desde entonces, ahora cuando tiene 84, el infierno… Los familiares, en el centro de la disputa, con otros actores culturales de Xalapa… Incluso, una sobrina, Laura Domeneghi, dice que hasta el secretario de Salud de Javier Duarte, Fernando Bení­tez Obeso, se metió en el asunto, manipulando dictámenes de salud (Proceso 2124, Columba Vértiz)… Entre las cosas peores es que alguien le robó la medalla del Premio Cervantes que le entregó el rey Juan Carlos… Polí­glota, diplomático, Pitol nació en Puebla, pero dejó enterrado el ombligo en la región de Córdoba y de ahí­ pasó a Xalapa… Cosas raras y extrañas de la vida: en Xalapa hay una biblioteca con el nombre de Carlos Fuentes Lemus, hijo de Carlos Fuentes Mací­as, pero ninguna, tampoco una calle, una avenida, con los nombres de escritores famosos de Veracruz… Por ejemplo, Sergio Pitol, Sergio Galindo, Juan Vicente Melo, Juan Manuel Torres y Leonardo Pasquel, entre tantos otros, como tampoco hay unas calles con los nombres de jarochas famosas en el mundo como Salma Hayek, Ana de la Reguera, Yuri, Olivia Gorra y Adriana Abascal… A Salvador Dí­az Mirón, quien estuviera al servicio de Victoriano Huerta, el asesino de Francisco I. Madero y José Marí­a Pino Suárez, le fue mejor pues una avenida en el puerto jarocho lleva su nombre y que en el siglo pasado fuera la calle principal, la única de acceso a la ciudad, y que era una avenida bella, llena de árboles, y ahora está repleta de puestos de antojitos y de homosexuales, sin que a nadie importe…