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Sábado 15 julio, 2017

Bamba violenta

Los migrantes de América Central están padeciendo la misma pesadilla que en la Decena Trágica de Veracruz, 2004/2016, Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte.
Entonces, y no obstante que las zonas de peligro estaban ubicadas con precisión (Coatzacoalcos, Medias Aguas, Tierra Blanca y Córdoba-Orizaba), nunca, jamás, hubo voluntad para blindar tales regiones con fuerzas del orden.

Luis Velázquez

Por el contrario, el góber fogoso se lanzó a la yugular de su defensor histórico, el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, y le envió a un trí­o de diputadas locales en contra en el carril mediático.
Javier Duarte repitió la dosis. Y le envió a unos evangélicos al café de “La Parroquia” para denostarlo.
Es más, Duarte, tan dado al pitorreo de la dignidad humana, invitó a Solalinde al palacio de gobierno en Xalapa sólo para tomarse la foto con el cura de la Teologí­a de la Liberación, sin que nunca, jamás, aplicaran los acuerdos tomados.
Más aún: cada vez que Solalinde caminaba al frente de los migrantes y las madres de los migrantes buscando a sus hijos desaparecidos, sólo un obispo, el de Coatzacoalcos, Rutilo, le extendió la mano, y de ahí­ para adelante, ninguno.
Fue aquel tiempo en que el cura fundador del albergue “Los hermanos del camino”, en Ixtepec, Oaxaca, aseguraba (¿todaví­a hoy?) que Veracruz era el cementerio de migrantes más largo y extenso del paí­s.
Y el cementerio con fosas clandestinas como quedara expreso en los dí­as siniestros y sombrí­os del duartazgo.
Ahora, sin embargo, el director del albergue para migrantes de Acayucan el religioso Ramiro Baxin Ixtepan, es lacónico:
“Predominan hoy, dijo, los secuestros exprés y las agresiones… con la delincuencia organizada y la policí­a” (La Jornada, Eirinet Gómez, 12 de julio, 2017).
Y la policí­a estatal y municipal, los campeones de los atropellos a los derechos humanos.
La violencia contra migrantes alcanzó episodio trágico con el asesinato del camarógrafo originario de Honduras, Edwin Rivera Paz, en Acayucan, en una calle, y quien huyendo de los Maras encontró la muerte en Veracruz cuando, oh paradoja, filmaba un documental sobre todos ellos, él mismo.

ACAYUCAN SE VACIÓ DE MIGRANTES

Según las versiones, a partir del asesinato del hondureño Edwin Rivera Paz, Acayucan se vació de migrantes.
Todos huyeron, temerosos de que la muerte también los alcance.
Y eso que es paso obligado de sur a norte del paí­s.
Y eso que desde hace dieciocho años (casi igual que Solaline en Ixtepec), el religioso Baxin Ixtepan ha estado al frente del albergue, donde “pasamos de atender a los migrantes mexicanos que se iban a Estados Unidos a recibir centroamericanos” (Ibí­dem).
Queda claro, entonces:
Nunca, jamás, a Fidel Herrera (vivió en Londres en el sexenio de Luis Echeverrí­a Alvarez) y ni a Javier Duarte (vivió en España becado en la Complutense) les interesó la polí­tica migratoria, pero más aún, la solidaridad humana.
Con todo, incluso, y el pitorreo de Duarte a los migrantes de Veracruz en Estados Unidos cuando en la primera navidad que pasara en el palacio de gobierno viajó a Manhattan, y de igual manera que Miguel Hidalgo cargó el estandarte de la Virgen de Guadalupe al lado de migrantes camino a una iglesia y “se cortó las vestiduras” asegurando el mundo nuevo.
Tal cual, el ex góber tuitero denigró la vida humana y la dignidad y el respeto (básico y elemental) a los demás, en el caso, los más pobres entre los pobres.
Ahora Veracruz es un estado de migrantes. Tan es así­ que las remeses se han vuelto el sostén número uno de la economí­a local por encima de los ingresos derivados del petróleo, el azúcar, los cí­tricos y el café.
Y no obstante, el desdén, el menosprecio y el desprecio, la indiferencia sobre su estado social.

UN MUNDO SÓRDIDO

Y es que resulta inverosí­mil que teniendo ubicadas las zonas peligrosas para los migrantes, y más allá de un muro Donald Trump, la yunicidad se abstenga, primero, de
blindar la ruta de la muerte, y segundo, le valga convocar al gobierno federal para levantar una vigilancia sistemática, eficaz y eficiente.
Simple y llanamente, si continuamos en el mismo infierno heredado por la Decena Trágica en el caso de los migrantes como también en el tsunami de violencia de norte a sur y de este a oeste, se debe al menosprecio a los centroamericanos, allá que cada quien y cada uno se las arreglen como puedan que aquí­, ni hablar, sólo interesa el nepotismo.
“No les damos seguridad” dijo Baxin Ixtepan, y que significa un delito de lesa humanidad, sobre todo, porque el religioso asegura que los abusos y excesos son cometidos, claro, por la delincuencia organizada, pero más aún, por los mismos policí­as, tan necesitados que estarán, pobrecitos, con los sueldos de hambre percibidos.
Se dirá que desde tiempos remotos, la policí­a ha tenido mala fama. Y ni modo que “de la noche a la mañana” las cosas cambien con todo y el gobierno llamado del cambio.
Pero cuando el mensaje se vuelve escalofriante y matan a un hondureño que filmaba un documental sobre los refugiados en Acayucan son palabras mayores.
El mundo sórdido en su dimensión estelar.


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