•Veracruz espera que la federación, el estado y los municipios le devuelvan la seguridad, la tranquilidad y la paz

Muy lamentable resulta para Veracruz, el saldo rojo que con dieciocho asesinatos en un dí­a, rompe el récord de los últimos años, encendiendo la alerta para las fuerzas de seguridad que tienen a su cargo el combate a los delincuentes y al crimen organizado, como parte de la guerra contra las drogas que en todo el paí­s mantienen el Ejército, la Marina, la Policí­a Federal, la Gendarmerí­a Nacional, las Policí­as Estatales y las Policí­as Municipales.

El asesinato a mansalva de los altos mandos de la Policí­a Federal, ocurrido en céntrico restaurante de la ciudad de Cardel, lugar público que cotidianamente se encuentra lleno de clientela familiar que asiste a las playas de Chachalacas y lugares aledaños, sin que jamás alguien de esos turistas, hubiera pensado que arriesga su vida por asistir a cualquier lugar, y ante esos hechos, de ahora en adelante, tenga que cuidar su propia integridad, por los criminales que llegan sorpresivamente y le quitan la vida a las personas; sin importar a esos delincuentes los daños colaterales que puedan causar; como hoy que la sangre derramada por los mandos de la PF, hace que se declare la Alerta Roja en toda la entidad.

De los dieciocho crí­menes ocurridos el dí­a de ayer, la ejecución de seis integrantes de una familia, que incluye a cuatro menores de edad, en Coatzacoalcos, Veracruz, hace que la preocupación aumente, pues inocentes niños menores de doce años, que nada tienen que ver con los negocios en los que se involucran los mayores, por la vileza, ventaja, traición y exceso de fuerza de los asesinos, hacen que se incremente el repudio popular en contra de los malosos que ahora concentran sus acciones criminales en el estado de Veracruz. Tal es el caso de los muertos en Cosoleacaque, en Pánuco y Orizaba, donde mujeres y niños inocentes, han dejado de vivir, de existir, a partir de ayer.

Y si bien todas las personas dí­a a dí­a, peligran ante la delincuencia que se ha enseñoreado en todo el paí­s, llama la atención el incremento progresivo, que según las estadí­sticas oficiales de la PGR y de la Secretarí­a de Seguridad Pública, ubican al robo a transeúntes en primer lugar; en segundo lugar, robo a comercios y a domicilios; en tercer lugar al secuestro y privación de la libertad de las personas; en cuarto lugar a la desaparición forzada y homicidios, relacionados con el narcotráfico; en contrataste, con el bajo número de aprehensiones y encarcelamientos de los autores de esos delitos. A todo lo anterior hay que agregarle los malos resultados de la aplicación del Nuevo Sistema Penal, Acusatorio, Controversial, que mantiene fuera de la prisiones a profesionales de la delincuencia, que nunca tendrán readaptación social o reinserción, porque jamás dejarán de cometer ilí­citos.

En el año 2012, se reconoció oficialmente por el gobierno de México, que Acapulco, habí­a dejado de ser el paradisí­aco centro turí­stico internacionalmente reconocido por artistas, deportistas, empresarios, inversionistas y magnates, que con sus visitas le dieron la importancia turí­stica que permitió captar divisas de todo el mundo y ser reconocido también el puerto de Acapulco como la principal muestra de que la industria sin chimeneas era una fuente de ingresos desaprovechada por el gobierno de México. Pero todo eso se acabó cuando las encuestas internacionales inscriben al puerto de Acapulco en el segundo lugar de las ciudades “mas violentas del mundo”.

Después de acabar con la tranquilidad y seguridad de Acapulco y en el año 2014, Playa del Carmen y Cancún, han sido los sitios escogidos por los narcotraficantes y tratantes de mujeres y niños, que han convertido en paraí­so de la pederastia, la prostitución y las uniones lésbico-

gay, esos destinos turí­sticos que fueron internacionalmente reconocidos y recomendados a los turistas; y hoy son igualmente recomendados, para que nadie vaya, a riesgo de perder la vida.

De las ciudades más peligrosas señaladas internacionalmente por organismos de promoción turí­stica, llegaron a mal recomendar del 2011 a la fecha, a las ciudades mexicanas de Torreón, Cuernavaca, Ciudad Juárez, Durango, Chihuahua, Reynosa, Mazatlán, Culiacán, Nuevo Laredo, Tepic, Ciudad Obregón , Mexicali, Tampico, Chetumal, Villahermosa, Ocosingo, Zacatecas y Oaxaca; la Ciudad de México tiene un lugar especial, ganado en los últimos cuatro años, por la concentración de los varones de la droga, que viven y controlan sus negocios desde la capital del paí­s, cuyas inversiones han permitido la construcción de las nuevas torres, auténticos palacios para vivir en primer mundo y asombrosas y modernas vialidades, que con la construcción del nuevo aeropuerto internacional, en dos o tres años más, a pesar de todo lo malo, México tendrá que ser un referente obligado en las áreas de turismo y negocios internacionales.

Veracruz no agoniza, a pesar de los crí­menes y derramamientos de sangre, que pretenden desacreditar a nuestra entidad, pues si se ve con detenimiento, las acciones criminales y derramamiento de sangre, pareciera que fueron programadas para ejecutarlas desde Pánuco hasta las Choapas, incluyendo el centro del estado entre Cosamaloapan, la Baja Cuenca del Papaloapan, Fortí­n, Córdoba, Orizaba; y sin duda, el Heroico Puerto de Veracruz, en la conurbación con Boca del Rí­o, Medellí­n, Alvarado y Tlacotalpan; y con ese propósito, hacer del primer municipio de América un paraí­so criminal, que el gobierno en sus tres ordenes, debe evitar; como ya lo expresó el gobernador Miguel íngel Yunes Linares, al afirmar que “”Veracruz no será rehén de estos criminales””.