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Historias de desaparecidos
Martes 20 junio, 2017

Pierde a su padre en servicios periciales

•Denunció, le tomaron muestras de ADN y las perdieron
•Su padre fue encontrado muerto y se perdió en la morgue
•Cuatro años el cuerpo... sin entregar a familiares

Arantxa Arcos

Una joven presentó denuncia por la desaparición de su padre, en los meses de espera de la investigación apareció un cuerpo con las caracterí­sticas de su padre, pero se perdió en las morgues de Veracruz.

La chica tramitó la denuncia de desaparición de su padre el 29 de junio del 2013, en las oficinas de la Procuradurí­a General de Justicia, en el municipio de Tihuatlán.

La querella quedó detallada y reforzada con la toma de muestras de su sangre, saliva y cabello de la joven, para poder contar con el perfil genético, en caso de llegar un cuerpo con las caracterí­sticas de su progenitor.

Casi al año del reporte de desaparición, el 27 de marzo del 2014, la joven denunciante se comunicó con un agente investigador de la Agencia del Ministerio Público de Tihuatlán que le notificó la posibilidad de localizar a su padre.

Una nota periodí­stica de la región detallaba el hallazgo inerte de un varón, describiendo caracterí­sticas similares al hombre en busca y dando luz verde a la joven de posiblemente ubicar a su familiar.

Esperó hasta el 7 de abril del 2014 para acudir a las oficinas de la procuradurí­a, allí­, fue atendida por el agente del ministerio público, este le mostró las imágenes de la nota informativa. Al verlas, reconoció a su padre, por lo que la enviaron a la procuradurí­a de Poza Rica, donde la atendió el encargado del área de periciales.

De igual forma, le mostraron fotografí­as de la autopsia de la persona fallecida en relación a la nota periodí­stica. La joven cuestionó si realizaron pruebas de ADN al cuerpo inerte, respuesta que fue negativa bajo el argumento de ser responsable la procuradurí­a con sede en Xalapa.

Al tercer dí­a de mostrar la autopsia, el 10 de abril del mismo año, se realizó la primera exhumación del supuesto cuerpo de su padre, para realizar pruebas de ADN.

Los dí­as corrieron y se cumplieron cinco meses sin realizar las pruebas, siendo septiembre del 2014, la joven regresó a la procuradurí­a de Poza Rica, donde le informaron que no hicieron la prueba de ADN por carecer de material que investigar.

Con la negativa, personal de la extinta Procuradurí­a General del Estado prometió a familiares una segunda exhumación del cuerpo, con fecha del 23 de septiembre del 2014.

En el lapso del hallazgo del cuerpo y la segunda exhumación pasaron semanas, sin avances de comprobar la veracidad del parentesco familiar entre la denunciante y el cuerpo localizado.

Siendo ya 16 de enero del 2016, las pruebas de ADN no se efectuaron, sin excusa alguna y postergando más la agoní­a de una familia en busca de un integrante varón.

Fue hasta el 25 de abril del 2016 cuando se realizó una tercera exhumación del supuesto cuerpo de su padre. Los resultados se obtuvieron, pero no por cuenta de la autoridad estatal, sino del área de Genética de la Procuradurí­a General de Justicia de Nuevo León.

"Se me informó de los resultados de la prueba de ADN de la tercera exhumación, pero esa información me la proporcionó la encargada del área de Genética de la Procuradurí­a General de Justicia de Nuevo León, quien me dijo que los resultados salieron negativos, ya que esa prueba fue practicada en Nuevo León, por motivo de que la Procuradurí­a General de Justicia de Poza Rica, Veracruz, solicitó la colaboración de la Procuradurí­a de Nuevo León, para poder realizar dicha prueba", describió la joven en una relatorí­a ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH).

La lentitud de indagar en el caso quedó desglosado en el expediente CEDH/2VG/DAM-1039/2016 creado por una inconformidad de los familiares del hombre desaparecido.

La ineficiencia de la ahora llamada Fiscalí­a General del Estado (FGE) se exhibió a través de la recomendación 19/2017.

Con ella, la CEDH comprobó que la FGE lleva cuatro años y tres meses sin dar con el paradero de un padre.

La joven solicitó el apoyo de la Procuradurí­a General de Justicia del Estado de Nuevo León para realizar el estudio comparativo de la muestra de ADN, mismo que nunca realizó la FGE.

De esta prueba, se ocupó el fémur y tibia del cuerpo exhumado.

Finalmente, el 5 de agosto de 2016, el Laboratorio de Genética Forense del Instituto de Criminalí­stica y Servicios Periciales del Estado de Nuevo León, informaron que “…se observó discordancia alélica en 10 de los 15 marcadores genéticos analizados entre el perfil genético de los restos óseos con la clave 16-1440 (supuesto padre) y el ADN de la C. MMMA y SMA (HIJAS), por lo que SE EXCLUYE EL PARENTESCO PATERNO entre estas personas.”

Las acciones de una procurarí­a, ajena a la veracruzana, causaron en familiares del varón desaparecido mayor presión al estado y agotar lí­neas de investigación de los restos mortales que la joven reconoció como los de su padre.


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