Originario del municipio de Tuxpan, se trasladó a Xalapa el 25 de enero para presentar los exámenes correspondientes.

Impaciente, esperó dos meses una oportunidad. Lo llamaron y le pidieron que se presentara el 27 de marzo en el Centro de Estudios de Investigaciones en Seguridad (CEIS) con la documentación en mano y el material que requerí­an.

A Marcelo le emocionaba la idea de ser parte de la nueva policí­a, pues asegura que le atrae esta profesión. Sin embargo, lo terminó de convencer la promesa de un salario mejor y estable.

Pese a su corta edad, 18 años, ya es padre de una niña, por lo que no pensó dos veces en "endrogarse" para poder cumplir con los requisitos que el CEIS le pedí­a, con tal de obtener el empleo.

"Me hablaron un dí­a antes del ingreso. En ese mismo dí­a conseguí­ todo lo que decí­a el papel de requisito. Pedí­an cinco playeras polo blancas, cinco pantalones de mezclilla, cosas de aseo personal, mochilas. Me gasté mil 800 pesos, aparte de los 2 mil que ya habí­a pedido para la estancia aquí­".

No obstante, Marcelo Hernández es uno de los 200 cadetes que fueron despedidos la pasada madrugada del viernes, después de informales que no aprobaron el examen del polí­grafo.

El director del Centro de Estudios e Investigación en Seguridad Julio César Sosa Miros, le dio la noticia a él, pero fueron casi 200 cadetes despedidos.

A pesar de que su curso solo duró dos meses y medio, Marcelo confiesa que les enseñaron el uso de armas porque ya los mandaban a servicio a diferentes municipios, ante la falta de elementos que atraviesa la entidad y la escalada en la inseguridad.

"En seis semanas recibimos adiestramiento en armas. Las que aprendimos a utilizar fue el fusil AR-15, Beretta PX4, G3 y la FAL (fusil de asalto)".

"Se supone que a los dos meses todaví­a no puedes salir a servicio, sin embargo a las pocas semanas nos sacaron y tuvimos que comprar uniformes. Ese dinero pensamos que era una inversión y se fue a la basura".

El joven explica que fue durante los primeros dí­as que todos sus compañeros acudieron a realizar los exámenes psicológicos, médicos y entrevistas socioeconómicas. Les tomaron fotos y sus huellas dactilares.

La prueba del polí­grafo tardó en realizarse pero únicamente algunos la hicieron, a otros nunca les llegó la cita pero aun así­ fueron despedidos.

Pese a su inexperiencia la SSP a cargo de Jaime Téllez Marie los tení­a trabajando y salí­an a campo principalmente para dispersar las manifestaciones.

Marcelo teme que la falta de empleo lleve a algunos de sus compañeros a delinquir y gracias a su conocimiento en el uso de armas puedan emplear su paso en el CEIS para entrar a algún grupo delincuencial.

Su más grande miedo es no poder encontrar trabajo. Apenas llegó a la mayorí­a de edad y ya fue despedido y etiquetado como "malandro", drogadicto y delincuente por no pasar los exámenes de control y confianza.

Ahora regresará a su casa sin dinero y con las mismas deudas con las que salió de ahí­, ya que les pagarán sus dos meses y medio de servicio hasta finales de junio.

"La esperanza de seguir trabajando se acabó. Por eso le pido al gobernador Miguel íngel Yunes Linares que ya no siga engañando a los jóvenes con estas oportunidades, porque somos nosotros los que salimos perdiendo", criticó.