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Jueves 18 mayo, 2017

El hombre más generoso de Veracruz

•Mario Humberto Cabrera Rodríguez vende flores para ayudar a los discapacitados y desde hace once años sostiene su grupo "Fe, esperanza y caridad"

•Un negocio humilde, pero honesto. Los pocos pesos que gana los usa para ayudar a los demás y, claro, para llevar el itacate a casa

•Sin fines políticos, por amor a Dios, lleva muchos años buscando mejorar la calidad de vida de las personas limitadas por la vida

•Hace más, mucho más que la misma iglesia católica de Agua Dulce/ Una historia de Violeta Santiago

  • Mario Humberto Cabrera Rodríguez: más de diez años ayudando

  • Con venta de flores y artículos religiosos Mario se sostiene y comparte

  • Con venta de flores y artículos religiosos Mario se sostiene y comparte

  • Con venta de flores y artículos religiosos Mario se sostiene y comparte

Agua Dulce, Ver.- Son pocas las personas que trabajan en el municipio de Agua Dulce como lo hace Mario Humberto Cabrera Rodrí­guez: a diferencia de las organizaciones polí­ticas disfrazadas de civiles que pululan en la región, este hombre lleva más de una década ayudando a niños, adultos y jóvenes con discapacidad sólo por caridad.

A Mario se le encuentra habitualmente en su local de flores y artí­culos religiosos. Para darle sustento a sus hijos, no sólo viaja hasta la Ciudad de México cada semana para traer artí­culos nuevos o flores frescas, sino que también acude a las casas a encabezar los rezos a cambio de un modesto apoyo económico.

Él no se distingue por llevar prendas caras o tener grandes posesiones. Su espí­ritu humilde se refleja en su aspecto fí­sico, en la transparencia de sus ojos, en la sonrisa permanente y en la palabra de Dios en el corazón.

Mario Humberto Cabrera es señalado por los hidrómilos como un ciudadano ejemplar y no es para menos: durante los últimos 11 años él y su grupo “Fe, esperanza y caridad”, han ayudado a más de doscientas personas que se encuentran en situación desfavorable y cuyas ayudas les han permitido tener una vida digna, luego de tantas adversidades.

Todo comenzó con Gustavo Enrique, un niño que lo motivó a ayudar a otras personas con la creencia de que hay más en dar que en recibir. Hace casi 13 años, aquel joven ””quien falleció poco después, cuando cursaba la secundaria”” que estaba en silla de ruedas se acercó a don Mario y le pidió si podí­a ayudar a conseguir una silla de ruedas para “Miguelito”, un pequeño necesitado.

La ayuda fue tan grande que no sólo se le otorgó la silla de ruedas al niño: en total se donaron cinco sillas, andaderas, bastones y muchas despensas. Así­ comenzó la asociación “Fe, esperanza y caridad”.

Su lema expone “no trates con los pies a los que carecen de mano y dale la mano a quienes carecen de pies” y en su existencia han ayudado a cientos de hidrómilos, tocando los casos más tristes y conmovedores de personas de todas las edades ””niños, jóvenes, ancianos””, algunos de los cuales ya fallecieron, pero pudieron tener una mejor calidad de vida con las aportaciones que los hidrómilos hacen a través del grupo de don Mario.

“A veces me desespero”, confiesa Mario, sobre todo cuando se acerca algún evento para la entrega de apoyos y observa cómo hay tantos casos y solicitudes en Agua Dulce, que apenas y se da abasto: “Me desespero y quisiera ayudar a todos. Entonces a veces pongo de mi negocio”.

En una ocasión, cuenta, se acercaba un evento y le hací­an falta sillas de rueda. De repente, un automóvil se estacionó frente a su negocio de flores y artí­culos religiosos ubicado sobre la calle Madero ””cerca de Telmex”” y resultó ser un conocido y amigo que le traí­a cinco sillas de ruedas y cinco andaderas. “Gracias Señor por este regalo”, exclamó don Mario.

En total, se han realizado más de diecisiete eventos para personas con discapacidad en los que se han beneficiado más de doscientas personas desde el 2003: este próximo seis de junio cumplirán catorce años.

Mario Cabrera reconoce que en la ciudad hay un gran número de personas con discapacidad motriz o mental, por lo que los apoyos siempre son bien recibidos ya que nunca es suficiente. “Cuando les doy la silla no les hago firmar convenio ni nada”, comenta y agrega que normalmente cuando la persona necesitada fallece o deja de necesitar algún aparato, le regresan el objeto en cuestión para que sirva de ayuda a otras personas.

Sin embargo, no siempre los ciudadanos obran bien: en una ocasión ””narra”” le donó una silla de ruedas a una persona para un familiar y cuando este falleció, se la regresó, pero vendiéndosela: “Yo necesitaba la silla para otra persona y me la vendió, aún cuando era una donación que le habí­amos hecho”, indicó Cabrera.

Algunos comerciantes o trabajadores acuden periódicamente a su negocio y le ofrecen una cantidad ””pequeña, pero de corazón”” que él va guardando para hacer las comprar de los materiales que se necesitan.

A veces, también le llevan despensas u otros artí­culos que también necesitan las personas con discapacidad y sus familias, especialmente las de escasos recursos. Incluso, en cuestión de ayuda, las diferentes Iglesias de otras religiones ””él es católico”” se unen para ayudar en los eventos, pues al final “todos somos hermanos”, dice don Mario. Incluso, Mario Cabrera hace mucho más que la misma Iglesia Católica de Agua Dulce.

Con el paso de los años, su trabajo con el grupo “Fe, esperanza y caridad” se ha extendido hasta el punto de ayudar a migrantes indocumentados que usan Agua Dulce como ruta de tránsito y personas en situación de calle.

Uno de esos casos, es el de Williams Ulloa Martí­nez, joven de 29 años de edad, que desde hace casi una década tiene problemas de adicción con el thinner y el pegamento de contacto que le ha ocasionado daños irreversibles. “A mí­ me dice ”˜papá Mario”™ y me respeta. Le doy flores para vender y él se queda con la ganancia, con tal de que ande bien y trabajando. Yo le pido que venga limpio y muchas veces le doy de comer, ahora lo veo mucho mejor”, cuenta el entrevistado, desde su negocio de flores ubicado en la calle Francisco I. Madero.

También en el pasado diciembre, como cada año, organizó un evento llamado “apoya para el pollo”, con el fin de llevar cenas de Navidad dignas para familias de escasos recursos. Comerciantes y personas que lo conocen donaron 100 pesos o llevaron un pollo rostizado, pero el Ayuntamiento, que habí­a prometido ayudarlo prestándole el kiosco del parque, se olvidó de ir a abrirle el lugar.

“¿Y qué ganas con todo esto?” le han preguntado en diversas ocasiones, a lo que él responde que es una gran satisfacción ayudar, que con la bendición que ha tenido en su negocio es más que suficiente y que seguirá ayudando para ofrecerle una vida mejor a algún anciano, a un joven o un pequeño que por circunstancias de la vida se encuentra con una situación de discapacidad. “Es llevar con el apoyo de los hidrómilos y del grupo ”˜Fe, esperanza y caridad”™ una sonrisa y ””como su nombre lo indica”” una esperanza a todos aquellos que la necesitan”.


1 comentario(s)

JOSE LUCHON. 18 May, 2017 - 20:01
DEVERDAD QUE TODAVÍA HAY PERSONAS CON SENTIMIENTOS TAN NOBLES Y PUROS Y QUE AVECES LOS SANOS NO VEMOS HACIA ATRÁS, Y MUCHO MENOS PRACTICAMOS LA CONCIENCIA DE APOYO Y AYUDA, AQUÍ SE MUESTRA UNA REALIDAD INVEROSÍMIL QUE SI ASI FUERAMOS TODOS EN EL UNIVERSO, NO HABRÍA UN MUNDO TAN PERVERSO..ADELANTE SEÑOR MARIO USTED YA TIENE UN GALARDÓN DE DIOS GANADO.

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