Tienen que ver con el corazón de las 137 páginas que escribió: relaciones humanas.
“El Reino de Dios, consiste en nuevas relaciones entre Dios y nosotros, nosotros y Dios, y entre nosotros con nuevos valores”, mencionó al describir el contenido de su publicación este dí­a en Veracruz, y señalando hacia el cambio que en “México anhelamos”.
La transformación, dijo, solo será posible cuando se entienda que las relaciones polí­ticas, sociales y económicas “deben ser diferentes”.
Mencionó que “No hay estructuras de información a la ciudadaní­a, de participación ciudadana. En una polí­tica cristiana, realmente según el Reino de Dios, tendrá que tener relaciones polí­ticas justas, transparentes. No las tenemos, las tenemos que generar”.
Solalinde describió entonces a la polí­tica no como colores o partidos polí­ticos, sino como “¿Quién decide las cosas en Veracruz?”.
Su pregunta, en el estado donde tan solo en 2015, los diputados locales aprobaron tres créditos bancarios al entonces gobernador Javier Duarte de Ochoa por 11 mil 52 millones de pesos. Monto que no se aplicó, según revelarí­a la Auditorí­a Superior de la Federación.
El dinero se suma a la cifra de 45 mil millones de pesos desviados en la entidad veracruzana hasta el 2013, como informó dicha dependencia, y que se espera, crezca en cantidad con la revisión de las cuentas públicas de 2014 y 2015.
“¿Quién va a decidir y por qué? ¿Para qué intereses?”, son las preguntas con las que Solalinde cuestiona la falta de democracia, en donde todas y todos puedan participar, dijo.
Ni bien señala la crisis polí­tica, abunda en la económica. Un escenario que en México, a decir de Solalinde, está marcado por “un í­ndice de crecimiento miserable”. Como el que marcó a la entidad veracruzana en los últimos años.
Según la asociación “México ¿Cómo Vamos?”, Veracruz reportó uno de los crecimientos económicos más bajos del paí­s entre 2010 y 2015, con apenas un 1.4 por ciento y un aumento en la pobreza que pasó de afectar al 45.8 por ciento de la población al 53.9 por ciento.
La informalidad laboral, a decir del estudio publicado en 2016, incrementó del 58 por ciento al 62.2 por ciento.
“Ya tronó el modelo liberal capitalista, ¿Por qué queremos seguir empeñándonos en mantener un cadáver? Ya tronó y si no me creen vean las cifras”, enunció el sacerdote, mencionando que la falta de empleos y el nulo apoyo al campo han resultado de este modelo económico.
Para Solalinde el Reino además de cambiar las relaciones polí­ticas y económicas, también transforma la familia y la sociedad, y hasta las relaciones ecológicas.
Ya en la introducción de su obra, escribe “Jesús nos muestra que el Reino de Dios es más visible en los márgenes de la sociedad cuando las interacciones entre los seres humanos reconocen la dignidad y el valor que son innatos en cada uno de nosotros”.
La otra obra de Solalinde, la que desde 2007 ha realizado en favor de las personas migrantes, también apunta hacia el reconocimiento de la dignidad humana.
Tras la apertura del albergue “Hermanos en el Camino” en Ixtepec, Oaxaca, el procurar la asistencia humanitaria a quienes por violencia o carencias abandonan su hogar se convirtió en una lucha para el sacerdote.
Veracruz, al igual que Oaxaca, resulta en paso obligado para las personas migrantes que enfrentan violencia de parte del crimen y aún de los mismos servidores públicos.
El 17 de abril de este año, la cantidad de secuestros, extorsiones, y lesiones cometidas en contra de personas migrantes desde el mes de octubre llevó a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitir “alerta migratoria” en el corredor Coatzacoalcos-Acayucan.
Tan solo en 2015 y 2016, el mismo organismo envió dos medidas cautelares al Instituto Nacional de Migración en Veracruz para adolescentes migrantes que se encontraban en centros de detención tras omisiones que fueron cometidas contra ellos.
Solalinde considera que el Reino de Dios son principios, que pueden cambiar las relaciones humanas y todo lo ligado a ellas. “Tenemos toda la vida para aprovechar las oportunidades de participar, entrar en él”, concluye en su libro.
A los jóvenes y las mujeres que en su mayorí­a lo escucharon este miércoles en Veracruz, les dijo:
“Espero que Veracruz no vuelva a ser el de antes, el agua corre y ya no regresa. Pero tendrá que ser hoy y aquí­ un gran estado. Un estado libre, un estado donde en verdad tengamos gobernantes dignos, donde la ciudadaní­a este consciente y organizada donde tengamos una delincuencia organizada reducida y donde se distinga el gobierno del crimen organizado y donde logremos fincar relaciones justas”.