Y más si se considera la máxima de don Adolfo Ruiz Cortines. La honestidad de un polí­tico se conoce cuando está en un cargo público donde hay dinero.
Diputado local y federal. Fallido candidato a senador, que las derrotas en la vida tanto enseñan, pero más aún, forman y reforman.
Presidente del CDE del PRI y senador de la república, donde su antigua relación con los condiscí­pulos en la Ibero alcanzó la máxima dimensión. Luis Videgaray y José Antonio Meade, entre otros.
Su primer desempeño público fue en el Chirinismo, al lado del secretario General de Gobierno, el entonces priista Miguel íngel Yunes Linares.
Y aun cuando ninguna liga de sangre existe de por medio, la amistad de Yunes con don Pepe Yunes está llena de afecto, y más de gratitud, porque Miguel íngel alcanzó dimensión estelar con don Rafael Hernández Ochoa cuando se lo recomendara.
Con todo, el senador es congruente con su ropaje ideológico. Incluso, si con Fidel Herrera y Javier Duarte mantuvo la distancia y crí­tico se volvió, ahora con el respeto de por medio (“Lo cortés no quita lo valiente”) se ha expresado en la arena pública, sin treparse al ring.
De todos los legisladores del paí­s, el senador tiene un plus, además de la integridad que lo vuelve un polí­tico fuera de serie, pues en el tiempo de la corrupción denigrante (17 gobernadores en el banquillo de los acusados), es el único que sigue cabildeando y bajando recursos federales para los alcaldes y los sectores organizados de la producción.
Y lo más importante: han sido entregados en forma directa por la secretarí­a de Hacienda y Crédito Público a los beneficiados.

BALAUSTRADAS: El PRI, su partido, está en el tobogán huracanado de la ruleta rusa. Ahora mismo, los profetas del desastre anuncian que en la elección de alcaldes el 4 de junio (a casi un mes) el tricolor apenas, apenitas lograrí­a unas cuarenta presidencias municipales.
Lo peor, todas, la mayorí­a digamos, chiquitas. Rurales. Indí­genas, con lo que el ex partidazo se ubicarí­a en la antesala de la derrota total. Casi casi un AVE…un PRD, un PT.
Por eso, y de cara a la elección de diputados locales y federales, y senadores, y el gobernador de seis años en el 2018, nada levantarí­a grandes expectativas que desde ahora los polí­ticos rojos con posibilidades (sólo están Pepe Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa) se definieran para trabajar juntos, unidos, indestructiblemente unidos, sin celos ni recelos, por una sola figura.
Y más, en el caso de Héctor, quien ya fue candidato y perdió y en el pacto que ambos establecieran el año anterior, la palabra ha de honrarse.
Y es que de continuar así­ como andan, veinte y las malas que con todo y voto duro (en el PRI hablan de unos 800 mil sufragios), la derrota será inminente.
Por un lado, Yunes Linares hará todo todo absolutamente todo para heredar el poder a su hijo Miguel íngel, quien desde ahora empuja la carreta atrás de la utopí­a.
En tanto, “El peje” con MORENA barbecheará el surco para quedarse con el trono imperial y faraónico.
El PRI, en el tobogán.
Javier Duarte, preso en una cárcel militar de Guatemala, teniendo como vecinos cercanos a Maras, narcotraficantes y polí­ticos corruptos.
Las elites duartistas, temerosas de que el fuego azul les caiga encima como una maldición latente.
Las otras cúpulas rojas, en el peor desamparo, donde a nadie interesa las candidaturas a las alcaldí­as, sino pelean por la regidurí­a primera para asegurar el acceso al poder.
Y si al tsunami anterior se añade que los senadores rojos transitan por caminos sinuosos (más Héctor) cada quien por su lado para la nominación, el impacto en la población electoral resulta catastrófico.
Casi casi “nacidos para perder”… otra vez.

ESCALERAS: En la decisión mucho contarán las circunstancias polí­ticas del año entrante.
Si el PRI perdió la gubernatura y la mayorí­a en el Congreso local el año anterior…
Y si le va mal, pésimo con las alcaldí­as…
Y si “El peje” sigue manteniéndose como puntero en la encuesta presidencial y su fuego mágico se transmite al interior del paí­s, entre ellos, a Veracruz, con los favoritos, Rocí­o Nahle y Cuitláhuac Garcí­a…
Y si el tricolor pierde la gubernatura en el estado de México…
Y si Enrique Peña Nieto continúa despeñándose en la preferencia popular…
Y si más ex gobernadores priistas son encarcelados (César Duarte, Roberto Borge, Rodrigo Medina, Eugenio Hernández Flores, etcétera)…
Y si Yunes Linares sigue enviando al penal de Pacho Viejo a más duartistas acusados de corruptos…
Y si de ñapa logra que Javier Duarte sea encarcelado en Pacho Viejo…, entonces, la gran disputa por la gubernatura de Veracruz quedará entre el PAN y MORENA y el PRI caerá al sótano del tercer lugar.
Pepe Yunes es un polí­tico sereno y reposado, prudente y tolerante, que apuesta al diálogo y el consenso.
Pero también es un polí­tico bragado. Firme. De una sola pieza… que nunca cedió, por ejemplo, ante Fidel Herrera (quien tanto lo hostilizó y quiso excluir) y Javier Duarte (con tanto menosprecio y desdén por los derechos humanos y las garantí­as individuales de los otros, todos).
Además, en un paí­s estrangulado por la corrupción tan real como mitológica que entra en la leyenda de lo inverosí­mil, la honestidad a prueba de bomba de Pepe Yunes constituye la virtud más preciada.
Más todaví­a, es una buena persona, a quien, ni modo, la vida es así­, varios polí­ticos a su alrededor lo han traicionado y que empezaron como Ulises camino a Itaca resistiendo las tentaciones pero terminaron como Jesús Guajardo, el general ambicioso que por un cargo público traicionó a Emiliano Zapata y lo emboscó con todos los agravantes de la ley.