Pedro, desaparecido; fiscal, el desencanto
•Testigos aseguran que policías “levantaron” a Pedro; su madre sigue buscándolo
•Emma se ilusionó con la llegada de Wínckler a Fiscalía, pero no hay avances
•Además de perder a su hijo, su nuera se llevó a sus nietos y ahora está sola
Yerania Rolón
A casi cuatro años de la desaparición forzada de Pedro Gustavo Esteves González, su madre Emma González no ha tenido un solo avance con respecto a su paradero, por eso mantiene viva su lucha para encontrarlo.
Para desgracia de Emma, el pasado 19 de noviembre de 2013 de los pocos testigos de la desaparición de su hijo algunos coincidieron en que un par de patrullas con marinos se acercaron al comercio en donde laboraba para llevárselo, aunque esa versión nunca fue confirmada.
Desde el principio, Emma se topó con la ineficiencia de la fiscal encargada del caso, Claudia Mandujano Luján, quien rechazó levantar la denuncia ese mismo día y le sugirió regresar hasta después de tres días.
Emma confiesa que pensó que al tomar el cargo el fiscal general Jorge Wínckler Ortiz tendrían respuestas o indicios que llevara a los colectivos de búsqueda a encontrar a sus familiares desaparecidos, pero parece que el cambio que tanto auguraban no llegó.
Emma González prefiere reservarse por ahora su opinión en cuanto al trabajo de Wínckler Ortiz en la Fiscalía General del Estado, debido a que casi no lo ven porque quien las atiende es el Fiscal Especializado en Atención de Denuncias por Personas Desaparecidas, Luis Eduardo Coronel.
Sin embargo, hace la comparación con Luis íngel Bravo Contreras y considera que hasta hace unos meses sí se trabajaba por parte de su antecesor.
"No puedo hablar ni bien ni mal de él por porque ni lo conozco a fondo. Wínckler no nos ha dado ninguna mesa de trabajo, el que nos ha atendido es el fiscal Coronel. Luis íngel Bravo cada mes nos daba en Xalapa una mesa de trabajo, pero Wínckler hasta la fecha ninguna. No tenemos contacto con él".
Aunque parece de menos edad por su corta estatura, Emma tiene 65 años. Lleva consigo una bolsa en donde carga documentos y fotos de su hijo desaparecido.
Pedro Gustavo, su esposa y dos hijos apenas tenían dos años de haber regresado de Estados Unidos donde radicaron por más de 12 años. Al no tener un lugar en donde vivir, Emma los recibió en su casa.
Durante ese tiempo Pedro tuvo un negocio donde rentaba sillas, mesas y juegos inflables, mismo que alternaba arreglando coches, con lo que apenas y le alcanzaba para sostener a la familia.
Por ese motivo rentó un local en la calle Víctor Sánchez Tapia, conocida como Dos Bahías en el fraccionamiento Río Medio en el Puerto de Veracruz, pero dos meses después, Pedro desapareció.
Esa tarde, Emma y su nuera esperaron por horas a Pedro Gustavo. pero nunca llegó a la casa. Salieron a buscarlo y encontraron el negocio con las puertas abiertas, además faltaba su coche. Pero nadie supo decirles qué pasó.
Pedro ni siquiera alcanzó a conocer a su tercer hijo, pues cuando desapareció su esposa apenas se había enterado de un nuevo embarazo.
Pasaron los meses y Emma además tuvo que dejar ir a sus nietos porque su nuera regresó a vivir con sus padres. Al poco tiempo supo que ya tenía otra pareja.
"La mujer regresó con sus papas y al año se casó con otra persona, ella ya no lo buscó más. Además ya no veo a mis nietos. Ha sido muy difícil salir adelante".
Pese a esto asegura que su hijo no era mala persona y que si hubiera estado en malos pasos ella lo hubiera sabido porque vivían en la misma casa.
"Mi hijo es buena persona, noble, no tenía vicios. Cuando salía lo hacía con su familia. Si él hubiera estado en algo malo, yo lo diría, pero no es así".
Después de la exhumación de cuerpos en las fosas de Colinas de Santa Fe, Emma como las demás madres e integrantes del Colectivo Solecito esperan los resultados para ver si alguno coincide con su perfil genético, pero mientras esto ocurre seguirá con la incertidumbre.