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Sábado 22 abril, 2017

Gobernar, el arte de robar

•Red delictiva de Javidú
•Fidel Herrera, su benefactor

Uno. Gobernar, el arte de robar

En Guatemala, donde está preso, fue ventilada la red criminal de Javier Duarte (Javidú). Insólito: el mismo mes que tomó posesión, diciembre 2010, la empezó a integrar. Ya lo tení­a planeado.

Luis Velázquez

Sabí­a desde entonces que la única razón de su llegada al trono imperial y faraónico era, como solí­a decir Gerardo Buganza de otros, ajá, “para ordeñar la vaca”. Y una vaca suiza, que suele dar leche tres veces al dí­a. Con Javidú, el arte de gobernar se volvió el arte de robar. Enriqueciendo, claro, a los suyos. Mentes siniestras.
Fue el 31 de diciembre de 2010. En una fiesta en el departamento en la torre B, nivel uno, del conjunto Finisterre, en Ixtapa-Zihuatanejo. Allí­, contó Alfonso Ortega, uno de sus operadores, Javidú le instruyó a “recibir fondos y colocarlos en diversas inversiones”. (La Jornada México, Gustavo Castillo Garcí­a, enviado especial)
Todo, pues, lo tení­a fraguado. Y su entorno y contorno, como dice el clásico, lo sabí­a. Lo sabí­a Karime Mací­as. Por eso, resulta insólito que Fidel Herrera Beltrán, el góber fogoso, nunca conociera su identidad. Su casta. Su codicia. Sus escrúpulos. Su vocación social. El, profundo conocedor de la naturaleza humana. El, con tantos años en el quehacer polí­tico. El, catador de hombres.
Y más porque mucho más, porque fue su secretario particular. Y subsecretario de Finanzas y Planeación. Y titular de la SEFIPLAN. Y su diputado federal. Y su candidato a gobernador. Es más, se tení­a a la recámara conyugal de Fidel, sin avisar.
Con todo, el proverbio ranchero es falaz. “Al mejor cazador se le va la liebre”. Se le fue. Por eso, para justificarse, en julio de 2016 se lo dijo al periódico El Financiero: “No fue lo que yo esperaba. Hizo cosas que no tení­a que hacer”.
Okey. Pero el error, la estafa, el engaño, el fraude… ya tení­a nombre. Y padrino. Ante la historia, el fogoso.
Y más porque la cultura polí­tica enseña que antes de heredar el poder… ha de conocerse al sucesor. Por dentro y por fuera. Más, mucho más, en su grado de perversidad.
¿Habrí­a sido perversidad del fogoso imponer a Duarte de sucesor para, digamos, vengarse de Veracruz?
En el rancho, Cantarranas, decí­an la siguiente frase:
“Todo cabe en un jarrito… sabiéndolo acomodar”.
Frase hecha, dirí­a Andrés Soler en una de sus imborrables pelí­culas en blanco y negro. Pero que al mismo tiempo constituye filosofí­a popular.

Dos. Red delictiva de Javidú

La red de negocios de Javidú era impresionante. Y aun cuando quizá el lector la habrí­a leí­do por ahí­, un resumen mí­nimo de los nombres (por si alguien los conoce):
Alfonso Ortega López, Moisés Mansur Cisneyros, Rafael Gerardo Rosas Bocardo y Mario Rosales Mora.
José Juan Janeiro, Javier Nava Soria, Santa Bartolo Acuña, Miguel Velázquez Nieva y las hermanas Nadia Isabel y Elia Arzate Peralta.
Jaime Porres, Franky Garcí­a, Tarek Abdala, Mauricio Audirac Murillo, Carlos Aguirre Morales, Arturo Bermúdez y Francisco Valencia.
Érick Lagos Hernández, Alberto Silva Ramos, Marí­a Georgina Domí­nguez Colio, Édgar Spinoso Carrera, Jorge Carvallo Delfí­n, Adolfo Mota, Juan Manuel del Castillo y Vicente Bení­tez González.
Según la Fiscalí­a de Veracruz recibieron 67 denuncias penales en contra de duartistas. Tienen abiertas 777 carpetas de investigación y siguen la pista a trescientos ex funcionarios.
Y es que para el 31 de diciembre de 2010, el doctor en Economí­a graduado (todaví­a lo dijo en el Tribunal de Guatemala) en la Universidad Complutense de España, ya tení­a caminando su red criminal.
“Era mi amigo, pero a todos nos engañó” dice Flavino Rí­os Alvarado, el gobernador interino durante 48 dí­as y cuyo nombramiento ha de estar colgado en la biblioteca de su casa con todo y que “lo bailado… nadie se lo quita”.
Pero…pero la duda aletea en la conciencia social:
Resulta inaudito, insólito, inverosí­mil que al fogoso, conocedor de las debilidades humanas, haya impuesto a Javidú en la gubernatura.
Nunca, jamás, será perdonado…, así­ se lave las manos ahora.

Tres. Javidú “merecí­a abundancia”

Peor tantito. En el Fidelato, Javidú anduvo de compras. Alfonso Ortega, uno de los operadores de Duarte, declaró lo siguiente a la PGR:
“Ortega dijo que Duarte se ostentaba como dueño del departamento citado, y posteriormente tuvo conocimiento que el ex gobernador era dueño de dos departamentos más en esos conjuntos (Finisterre, Ixtapa),los cuales adquirió el 17 de mayo de 2010 (en pleno Fidelato) a través de una negociación que realizó José Juan Janeiro Rodrí­guez (declarado testigo protegido de la PGR) con los representantes del desarrollo Ventas Arrecife, y que tení­an un valor aproximado de un millón 500 mil dólares por cada departamento” (La Jornada, Ibí­dem).
Más todaví­a:
“El 12 de mayo de 2011 (18 dí­as después serí­a asesinado el primero de los 19 reporteros, Noel López Olguí­n, Noticias de Acayucan), Inmobiliaria Rohor adquirió dos inmuebles contiguos en la calle Sierra Frí­a 715, en la colonia Lomas de Chapultepec, en Ciudad de México, con un valor de 47 millones de pesos. Javier Duarte dijo que en ese lugar pretendí­a construir su casa de retiro”.
Javier Duarte “merecí­a abundancia”….gracias a Fidel Herrera, tan generoso que era con él. También creyó que “merecí­a impunidad”. Ahora duerme en una prisión extranjera, al lado de Maras, narcos y polí­ticos corruptos de Guatemala.


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