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Miércoles 19 abril, 2017

Fuego amigo entre Yunes

•Pleitos entre familia
•La Italia de los mafiosos

Uno. Fuego amigo entre Yunes

El senador Héctor Yunes Landa sigue rafagueando a su exprimo, el gobernador de Veracruz.
Ahora, ya le descubrió nuevos atributos. Le llamó narcisista y trumpsiano porque se colgó, dijo, las medallas ajenas luego de la captura de Javier Duarte

Luis Velázquez

y que fue operada por la PGR y la Interpol, después de las denuncias penales de la Auditorí­a Superior de la Federación ante la Procuradurí­a de la República desde el año 2014.
El senador está aplicando la misma dosis del góber azul en contra de Duarte y de Fidel Herrera Beltrán desde hace más de veinte años.
Claro, en ningún momento porque el senador defienda a uno y otro, sino porque acaricia la posibilidad de que así­ levante expectativas electorales de aquí­ al año entrante y quedarse de nuevo con la candidatura priista al trono imperial y faraónico.
Desde hace ratito, el góber ha dejado de contestarle. Lo ha dejado solo en medio del ring. Pero el exprimo continúa, soñando que la gota siempre perfora a la roca.
Uno y otro se distanciaron en la ví­spera de la campaña electoral del año anterior y las heridas sangran. Incluso, llegaron a los hijos. Los hijos contra los hijos. Y los Yunes de Veracruz (en el directorio telefónico hay unos 1,500) tomaron partido. Unos con el senador. Otros con el góber.
Es un juego de la ruleta rusa. Los dos, como en la novela de Morris West, El arlequí­n, podrí­an, digamos, descarrilar. Y quedar sin nada. Ni Héctor con la candidatura 2018, ni Miguel íngel con la nominación para su hijo. Un tercero serí­a el gañón.
Pero como la vida polí­tica así­ les ha funcionado desde siempre (rijosos, bravucones, peleadores callejeros, fajadores de cantina, muy salsas), entonces, siguen.
Incluso, la bronca alcanzó al padre y a los hermanos del senador cuando los acusaron de suelditos en la Policí­a Auxiliar del duartazgo.
Y es que cuando la lumbre llega a la familia, entonces, todo está perdido. El relato bí­blico anuncia que a la primera de cambios suele arder Troya.

Dos. Pleitos entre familia

Se trata de pleitos de y entre la familia.
En ningún momento, porque las partes, digamos, luchan por un sueño social en beneficio, por ejemplo, del millón de indí­genas y los dos millones de campesinos y los tres millones de obreros que según el CONEVAL ha orillado a que seis de cada diez habitantes de Veracruz estén jodidos.
La pelea, como en el relato bí­blico, es por el ejercicio del poder. El poder polí­tico que por añadidura lleva al poder económico y al poder social.
Incluso, la disputa fue para llegar primero a la gubernatura. Y el Yunes azul ganó la partida.
Ahora, viene la segunda. 2018. Héctor, de nuevo, buscando la candidatura para enfrentar al hijo del Yunes azul, a quien todos en el panismo (con todo e inconformidad) miran como el inminente elegido.
Y es ahí­ donde el senador está más encendido que nunca. Por eso el torpedeo “a tiro por viaje”.
Es más, si Javier Duarte humilló tantas veces al senador el año anterior cuando la campaña a gobernador, pues tuvo a varios preferidos para la nominación (Érick Lagos y Alberto Silva), y luego lanzó a seis candidatos más, y después a otro más (Gerardo Buganza) y luego a otro más (Cuitláhuac Garcí­a), ahora, Héctor ha olvidado tantos agravios de Duarte y sólo se ocupa de su exprimo.
“Es una mala persona” dijo en el tiempo aquel del año pasado, considerando que con todo, su padre, el señor César Yunes Faisal, le abriera su casa cuando estudiante de la Prepa, y nunca, jamás, la gratitud. Por el contrario, el fuego amigo.

TRES. LA ITALIA DE LOS MAFIOSOS

Yunes Linares ganó la gubernatura, de igual manera como Cuitláhuac Garcí­a, de MORENA, obtuvo 820 mil votos en las urnas, es decir, porque el duartazgo estaba en su más alto decibel.
Nunca, pues, la ganó por el discurso rijoso y sistemático en contra de las tropelí­as de Duarte.
Ahora, el senador despotrica en contra de su exprimo.
Habrí­a, entonces, de preguntarse si es el camino correcto para reposicionarse en el ánimo electoral para el año entrante, una estrategia, por cierto, que también sostiene Andrés Manuel López Obrador, de MORENA.
Desde luego, ni la bolita de cristal vislumbrarí­a el desenlace. Menos, las encuestas, que son fotografí­as de un instante, el momento de la encuesta misma.
Por eso, ninguna duda existe que las diferencias polí­ticas entre los exprimos ya derivaron a un pleito familiar y en donde hasta los hermanos sacaron boleto.
En el fondo se trata de las pasiones desaforadas narradas en el relato bí­blico, donde las familias se aniquilaban para coleccionar más y más poder polí­tico, económico y social.
Lo malo es que además de los amigos y las elites polí­ticas, parte de la población suele tomar partido.
Y Veracruz como objetivo social, un Veracruz pródigo en recursos naturales pero habitado por gente pobre, es el único perdedor.
El ajuste de cuentas entre familias como en la Italia de los mafiosos.
Atrás de cada riqueza, decí­a Mario Puzzo, el autor de “El padrino”, hay muertos.
¡Lástima que el senador y el góber hayan sido “niños de dieces” en la facultad de Leyes de la UV… para terminar así­, en la barbarie!
La inteligencia… al servicio sórdido y siniestro del mal.


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