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Diario de un reportero
Sábado 01 abril, 2017

Entre duartistas te veas

•Vidas paralelas
•Corral y Yunes


DOMINGO
Vidas paralelas


Las vidas de Javier Corral y Miguel íngel Yunes Linares son paralelas.
Corral, panista puro, panista de todos los tiempos, gobernador de Chihuahua, y Yunes, priista durante 26, 27 años, y panista desde hace unos trece, catorce años.


Luis Velázquez

Corral lanzó al PRI de Chihuahua, igual que Yunes en Veracruz.
Corral fue diputado local y federal y senador de la república y Yunes, subsecretario de Seguridad Pública federal, director del ISSSTE y diputado local y federal.
Corral mudó de reportero a polí­tico y Yunes ha sido polí­tico siempre.
Corral ya expidió orden de aprehensión en contra de su antecesor, César Duarte, y Yunes interpuso denuncia penal contra Javier Duarte en la Procuradurí­a General de la República, que lo persigue.
Corral tiene a tres duartistas en la cárcel, igual que Yunes.
A Corral ya le mataron a la primera reportera, Miroslava Breach, y a Yunes, al primer diarista, Ricardo Monluí­, y también le balearon al primer reportero, Armando Arrieta Granados, quien también es académico en la Universidad Veracruzana, con una especialidad y dos maestrí­as.
Corral será gobernador por seis años y Yunes por dos.
Corral tiene los cables cruzados con Ricardo Anaya, presidente del CEN del PAN, y Yunes, una quí­mica fuera de serie, a tal grado que Anaya durmió una noche en el palacio de Xalapa, sobre una colcha tirada en el suelo en aquel tiempo de los ediles del PAN y PRD atrincherados.

LUNES
Amigos incómodos

Corral juega golf los fines de semana, en su dí­a de asueto, dice, y Yunes trota y corre en el malecón boqueño y en Xalapa, quizá, además de que nada (ahora los fines de semana) en su alberca privada.
Según su biografí­a mí­nima publicada por Raymundo Riva Palacios, Corral suele enfrentarse con sus amigos que lo ayudaron en la carrera polí­tica, incluidos reporteros, igual que Yunes.
Corral ganó la elección de gobernador cuando nadie lo esperaba, igual que Yunes, contra quien su antecesor jugó en varios carriles electorales, desde Gerardo Buganza Salmerón hasta Cuitláhuac Garcí­a, según denunciara el senador Héctor Yunes Landa.
Corral se declaró amigo de viejas luchas sociales de la reportera asesinada en Chihuahua, Miroslava, igual que Yunes en el caso de Armando Arrieta, “mi amigo de muchos años”, dijo.
A los primeros minutos de que Miroslava fuera asesinada, Corral se presentó en el lugar de los hechos y ha tomado la causa como suya, en tanto Yunes, cierto, asistió al velorio de Ricardo Monlui para el pésame a la familia, y también estuviera con la esposa de Arrieta Granados en Poza Rica y facilitara el helicóptero oficial para el traslado a Veracruz en donde serí­a operado en el IMSS.

MARTES
Ni perdón ni olvido, ajá

Corral abandera el más feroz combate a la corrupción de los duartistas de Chihuahua, igual que Yunes en Veracruz.
Corral es el Huitzilopochtli luchando contra los priistas, igual que Yunes, y más en el caso, porque estará seguro de que entre más duartistas enví­e a su reclusorio preferido, Pacho Viejo, más levantara en la expectativa electoral para ganar la alcaldí­a jarocha para un hijo y la gubernatura de seis años para el otro el año entrante.
A Corral, los duartistas del César chihuahueño se le pusieron “de pechito” con su corrupción, igual que a Yunes los duartistas del César jarocho.
Corral a ningún duartista ha perdonado. Va con todo y contra todos. Implacable. Feroz. Impecable. Impoluto, mientras en “la percepción ciudadana” Yunes habrí­a, digamos, sólo digamos, perdonado a uno que otro duartistas que “se le tiró al piso”. Moisés Mansur, angustiado cuando lo amenazó con encarcelar a su esposa. José Janeiro, declarado testigo protegido, pero de la PGR. Jaime Porres, negociada su libertad ví­a familiar. Érick Lagos, Adolfo Mota, Jorge Carvallo junior y Alberto Silva, en el perdón y en el olvido. Todo parece.

MIÉRCOLES
Cada uno en su cancha

Corral, con un discurso incendiario (“estruendoso” lo describe Riva Palacio) cuando era legislador federal, a tal grado que, por ejemplo, hasta despotricara contra Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo que, bueno, ha descendido al sexto lugar, en tanto Yunes toda su vida ha mantenido un discurso fogoso.
Corral fue acusado por los duartistas de enriquecimiento inexplicable porque le trascendieron cinco bienes inmuebles con valor predial de 18 millones de pesos y con denuncia penal en la PGR de Jesús Murillo Karam, el gran amigo de Yunes, y a quien Javier Duarte le interpusiera denuncia penal por el mismo (presunto) delito en la misma PGR de Karam.
Corral tiene dos hermanos incómodos, señalados de ligas con los malandros, en tanto ningún hermano de Yunes ha sido involucrado en tales quehaceres.
Corral se fortalece y multiplica entre los panistas, y Yunes también juega en el mismo carril (Felipe Calderón, Margarita Zavala, Ricardo Anaya, Rafael Moreno Valle, por ejemplo), pero con puentes y vasos comunicantes sólidos en el priismo, el más notorio, hoy, de cara al 2018, Miguel íngel Osorio Chong, presidenciable secretario de Gobernación.

JUEVES
Centralismo aberrante

El dí­a en que mataron a Miroslava (jueves 23 de marzo), Corral decretó tres dí­as de luto.
El domingo en la mañana en que mataron a Ricardo Monlui (19 de marzo), Yunes sólo fue al velorio. Un ratito, claro, como corresponde a la sagrada investidura.
El dí­a en que asesinaron a Miroslava, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, condenó el homicidio y clamó justicia. El domingo en que mataron a Monlui, ni una palabra de la CNDH.
En los dí­as que ejecutaron a Miroslava, la Unión Europea y la ONU levantaron la voz de protesta. Dí­as, muchos dí­as después de que mataron a Monlui, la ONU, ví­a Unesco, exigió justicia, quizá, porque “La jornada” de donde era corresponsal, ha mantenido el asunto en la agenda pública y en Veracruz una que otro protestita por ahí­, y con “los palos de ciego” de la protagónica Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas.
Al dí­a siguiente de que mataran a Miroslava, en el Senado guardaron un minuto de silencio (Emilio Gamboa Patrón al frente, el amiguito de Adolfo Motita), pero ni medio minuto tuvieron para Ricardo Monlui.
El mismo dí­a en que mataron a Miroslava, la embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, pidió esclarecer “el cobarde hecho”. Y la mañana del domingo en que asesinaron a Monlui, ni una palabra de la representante diplomática del amado y amadí­simo Donald Trump, el presidente de la nación más poderosa del mundo que duerme en recámara aparte para nunca, ha dicho, escuchar “un pedito” a su esposa.

VIERNES
La palabra, más peligrosa que una R-15

Corral ofreció, que la muerte de Miroslava nunca, jamás, por ningún motivo, quedará impune. También, Yunes ante el cadáver de Monlui y ante la esposa de Armando Arrieta con su tiroteo.
Corral ya inculpó a “El 80”, jefe narco de la plaza, Carlos Arturo Quintana, aliado del cártel de Juárez, del crimen de Miroslava. Yunes… sigue investigado, qué caray.
En Chihuahua, los narcos colgaron una mata: “Voy a matar a todos”. En Veracruz, los malandros dejaron una cartulina cuando tiraran los once cadáveres en Boca del Rí­o: “Quieren guerra… guerra tendrán”.
Diez dí­as después del crimen de Miroslava, la justicia en el limbo. Catorce dí­as después del asesinato de Monlui, el Fiscal, más allá del limbo.
Y lo peor, ególatra, alardeando de que es “El Señor Justicia”.
En Chihuahua y Veracruz, la pobrecita palabra escrita, más, mucho más peligrosa que una R-15 y el botón nuclear.


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