•Las Choapas, el municipio más peligroso de Veracruz, de nuevo bajo la mirada de todo el paí­s por su pésima condición de seguridad
•El grupo no se reconoce como una autodefensa, sino como un grupo de civiles organizados en búsqueda

Abajo de un frondoso mango, diez sujetos yacen en distintas posiciones de aparente descanso. Si no fuera por las R-15, el AK-47 despreocupadamente tirado en el suelo o los revólveres en mano, uno pensarí­a que se trata de un grupo de jornaleros resguardándose del calor infernal de marzo.

La ola de delitos de alto impacto que han llevado a Las Choapas a convertirse, durante enero y febrero consecutivamente, en el municipio más peligroso de todo el estado de Veracruz. En marzo, momentáneamente perdió del deshonroso puesto, al menos en el sur, frente a Coatzacoalcos, pero se mantiene como una de las ciudades más peligrosas.

Es en ese lugar, en donde cerca de 200 personas se han levantado en armas para recuperar a la esposa de un ganadero que fue secuestrada el lunes, ante la falta de actividad de las fuerzas de seguridad dentro de ese municipio.

Al mediodí­a del miércoles, en camionetas de redilas y otros vehí­culos de carga, comenzaron a llegar decenas de hombres al municipio de Agua Dulce. El arribo fue imprevisible. De repente, a mitad de la carretera que es el único acceso a Agua Dulce, dos sujetos con pistola en mano instaban a los vehí­culos a bajar la velocidad. Una patrulla de la Policí­a Municipal se detuvo junto a ellos, mientras que los dos campesinos hací­an señas con las manos ””y con la pistola”” para que los coches avanzaran. “Prendan las luces (intermitentes)”, recomendaron.

En el entronque con la carretera federal Villahermosa”“Coatzacoalcos cruzó una camioneta de “estaquitas” rojas, en donde fácilmente se divisaba un grupo de hombres armados con destino al ejido La Arena, seguidos minutos después por unidades de la Gendarmerí­a de la Policí­a Federal, que posteriormente fueron alcanzadas por dos camionetas del Ejército Mexicano.

En “El Burro” se agruparon cinco patrullas de la Policí­a Estatal y enfilaron hacia la carretera a Agua Dulce; apenas a un par de kilómetros de camino, cerca del retén improvisado, hacia la derecha en un camino de terracerí­a se erigí­a la imagen de una veintena de camionetas estacionadas.

A unos 15 metros de la explanada en donde figuraban desde camionetas de buena lí­nea hasta las austeras de carga, bajo un enorme árbol de mango, yací­a una avanzada de este grupo de campesinos que no se reconoce a sí­ mismo como “autodefensa”.

Ahí­ diez hombres estaban sentados en posición de aparente descanso. Algunos con huaraches, otros con botas ”˜picudas”™, con gorras o sombreros y algunos hasta con una vieja camisa del PRI, de aquellas que se obsequian en campaña. La mirada, dura; la piel curtida. Sus manos empuñaban desde un revólver hechizo hasta una poderosa R-15. La AK-47 estaba tirada en el suelo.

Ninguno estaba encapuchado y el que llevaba la R-15 la acariciaba sobre su regazo, cual animal de compañí­a. Aunque sin ser descorteses, fueron pocas las palabras que intercambiaron. Se trataba de una avanzada que resguardaba a un grupo mucho mayor ””y también mejor armado”” que se internó en el rancho en la búsqueda por la mujer secuestrada.

De nuevo en la explanada de las camionetas, bajo el ardiente Sol sin tregua, uno de los ganaderos accedió a hablar ante los medios, para quienes sólo pidió objetividad. El hombre explicó que este grupo de campesinos y ganaderos tiene más de una década de haberse formado y que la mayorí­a de los que andan en este movimiento son personas que, ellos o sus familiares, han sido ví­ctimas de secuestros, asaltos, desapariciones, homicidios o robo de ganado. Incluso, gente del lejano municipio de Uxpanapa se sumó a la búsqueda.

Aclararon que no desean asustar a la ciudadaní­a, pues su único objetivo es recuperar con vida a la esposa de un ganadero, compañero de ellos, quien fue secuestrada a plena luz del dí­a y en un espacio céntrico de Las Choapas, lugar en el que un dí­a hay un plagio y al otro, un hallazgo.

El interlocutor no niega que estén armados. No sabemos en qué momento ””dice”” vamos a encontrarnos. Se refiere así­ al hecho de que, cuando ubiquen el lugar en donde esté la ciudadana, puede haber un enfrentamiento, riesgo que están dispuestos a correr.

Sobre la palabra “autodefensa”, el ganadero entrevistado no se ve a gusto con la denominación. “Somos más bien un grupo de búsqueda, aunque si autodefensa significa defenderse por sí­ mismos, quizá sí­”, explica.

El movimiento de este grupo, que no se trata tan sólo de uno en particular, sino es un cúmulo de más de 200 personas de diversas organizaciones campesinas o ganaderas, se gestó desde hace casi 11 años en la ciudad de Las Choapas, precisamente en la extensa zona serrana, como una forma de ayudarse entre ellos.

En aquel entonces, lo que más podí­a preocuparles era el robo de ganado. Con el paso de los años, escalaron las agresiones y el secuestro lastimaba el patrimonio de esas familias, quienes a cambio de fuertes sumas o propiedades, recuperaban a sus seres queridos. Una de las primeras veces que el grupo salió armado y “peinó” la región fue cuando ocurrió el secuestro del ganadero Timoteo Aguirre Cruz, para cuya liberación los plagiarios pedí­an 20 millones de pesos.

El grupo “de búsqueda” recuerda que en aquel diciembre de 2013, Timoteo, quien ahora es regidor, fue encontrado tirado en una de las áreas por las que habí­an estado caminando. Por fortuna, se encontraba vivo y lo mismo esperan, anhelan, sobre la esposa del ganadero.

A pesar de que están armados, incluso con armas que no deberí­an portar, la policí­a y el ejército los han tolerado, aunque sin ayudarlos. Ayudarles serí­a aceptar el estado fallido que es Veracruz, en donde los campesinos deben armarse y buscar por cuenta propia a las ví­ctimas de los delitos. Sólo se toleran, se observan y cooperan, aunque ”˜sin cruzar la lí­nea”™.

“Nosotros no fomentamos que la gente haga lo mismo, sólo somos un grupo de búsqueda. Venimos a este rancho (el de Agua Dulce) porque en años anteriores se han encontrado bolsas con restos aquí­. Es exhaustivo, es muy cansado”, confiesa uno de los miembros del grupo.

Sin permitir tomar fotografí­as, ví­deos o registros de voz, este grupo civil armado agregó que en breve darán una rueda de prensa abierta, además de que han preferido mantener alejada a la prensa de las labores de búsqueda porque “en cualquier momento pueden salir esas personas”.

La búsqueda desenfrenada ha abarcado, en menos de 24 horas, una extensión de más de 100 kilómetros cuadrados en zonas rurales de Agua Dulce y Las Choapas. “Que la ciudadaní­a no se asuste”, aclaran al comentar que la acción no es en contra de los civiles, como ellos. Y luego se enfilan, a bordo de las camionetas, a un nuevo punto, dí­a y noche en un operativo contra reloj, mientras las autoridades sólo miran desde la carretera.