•Gratitud y reconocimiento al Ejército y las fuerzas armadas por mantener un estado democrático, que los polí­ticos se han empeñado en destruir

Desde que la tecnocracia asumió el mando polí­tico en México, la lucha por mantener la democracia constitucional, sufrió un estancamiento, que cada dí­a resulta más difí­cil remontar, puesto que la tecnocracia se ha sostenido imponiendo un régimen totalitario y corrupto, en donde el desví­o de recursos para formar las grandes fortunas de la burocracia polí­tica, se ha valido de la compra de voluntades y de la Corrupción, que permea todos los órdenes de la vida, contrariando la aspiración libertaria, de una sociedad que aspira a vivir en democracia, tal como lo dispone la Constitución Polí­tica de la República; la historia reciente de nuestro paí­s, registra el inicio del despeñadero de las instituciones públicas, ya que con la llegada de Miguel de la Madrid Hurtado, para imponer un sucesor-encubridor a modo, procuró cuidar a su delfí­n Carlos Salinas de Gortari, designándolo en puestos estratégicos que le permitieran conocer los intrí­ngulis del sistema polí­tico mexicano, para después, sin mayor experiencia polí­tica, ser el ungido por los tres sectores del PRI, desde luego con la bendición del fiel de la balanza representado por el sucesor de José López Portillo, el anodino ex presidente de México, Miguel de la Madrid Hurtado.

Con Salinas de Gortari, lo que se inició como un gobierno tecnócrata y administrativista, concluyó en una mala copia del populismo demagógico con que gobernó el ex presidente Luis Echeverrí­a ílvarez, a tal grado, que seis años de Gobierno fueron insuficientes para el aprendizaje del sistema polí­tico mexicano, por parte de quien ejerció sin limitación alguna el poder público y el mando único de las fuerzas armadas, para imponer su voluntad desde la frontera norte hasta Guatemala; y del Golfo al Pací­fico; es decir, en todo el territorio nacional reinó el salinismo. En la designación del sucesor, el fiel de la balanza se equivocó; y bastó con el ya histórico y memorable discurso de Luis Donaldo Colosio Murrieta, para que las fuerzas oscuras del máximo poder en México, decidieran su eliminación en un mitin de campaña que se celebró en la colonia "Lomas Taurinas", del estado de Baja California. El pasado seis del mes en curso, se cumplieron veintitrés años de aquel memorable discurso, que Luis Donaldo Colosio pronunció ante las bases del PRI reunidas en la explanada del monumento a la Revolución en la Ciudad de México.

La visión polí­tica de futuro, que vislumbró el malogrado candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, está contenida principalmente en la parte de su discurso, que se transcribe a continuación: ""Es la hora de reformar el Poder, de construir el nuevo equilibrio de la vida de la república, es la hora del Poder del Ciudadano, es la hora de la Democracia en México; es la hora de hacer de la buena aplicación de la Justicia, el gran instrumento para combatir el cacicazgo, de combatir los feudos de poder y el abandono de nuestras comunidades; es la hora de cerrarle el paso al Influyentismo, a la Corrupción y a la Impunidad; el gran reclamo de México es la Democracia, el paí­s quiere ejercerla a cabalidad; México exige, nosotros responderemos, YO VEO UN MÉXICO CON HAMBRE Y SED DE JUSTICIA, un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley, quienes deberí­an de servirla; de mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades, o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales. Con firmeza, convicción y plena confianza declaro: quiero ser presidente de México, para encabezar esta nueva etapa de cambio en México"".

Diecisiete dí­as después, Luis Donaldo falleció a manos del sicario Mario Aburto, quien sigue negando la ejecución del magnicidio, y continúa preso en el penal de máxima seguridad del altiplano. Sin embargo, hay que reconocer, que las tesis del discurso con el que se iniciaron las dificultades del candidato Colosio, con el propio presidente Salinas y miembros de su gabinete, prohijaron la idea de una sustitución del candidato, y se apuntó en primer lugar el recientemente fallecido Manuel Camacho Solí­s, quien se sentí­a con derechos, por considerarse un "salinista quí­micamente puro"; pero como las disputas y las intrigas palaciegas se hicieron del conocimiento público, Salinas inclinó la balanza en favor del doctor Ernesto Zedillo Ponce de León, quien tuvo grandes dificultades para concluir su periodo de gobierno, a tal grado que no le quedó más remedio, que convertirse en el Presidente de la Transición Democrática, con la derrota del PRI y la llegada de Vicente Fox Quezada a los Pinos, abanderado del Partido Acción Nacional.

El último presidente de México salido de las fuerzas armadas, fue el General de División Manuel ívila Camacho; quien entregó la presidencia de la república a su sucesor, el licenciado en derecho Miguel Alemán Valdés, dando pie al inicio de los gobiernos civiles, sostenidos en un régimen democrático donde las fuerza armadas se han sometido al mando civil, dentro de la Constitución Polí­tica de México. El pluralismo polí­tico, económico y social es la fuerza que sostiene al sistema polí­tico de México; aunque hoy como nunca, en forma descarada y abierta, la corrupción, la deshonestidad y la delincuencia de cuello blanco, han permeado a las estructuras gubernamentales, llegando a manchar a las más altas esferas del poder. En México, las fuerzas armadas han desempeñado el importantí­simo papel de defender la soberaní­a nacional y la vigencia de las instituciones públicas; aunque a partir del gobierno del ex presidente Felipe de Jesus Calderón Hinojosa, se comisionó a un gran número de militares en activo, para combatir a la delincuencia organizada y al narcotráfico, lo que ha restado méritos al ejército y feroces crí­ticas y señalamientos de excesos en el desempeño de su comisión. La situación polí­tica del paí­s, no está en este momento para seguir con los dimes y diretes que los principales actores polí­ticos del PRI, PAN, PRD y MORENA han sostenido para descalificar a sus posibles candidatos para la elección de 2018. Las fuerzas armadas, tuvieron su primera reacción, con el anuncio de regresar a los cuarteles a todo el personal comisionado al combate de las drogas, tal cual lo expresó el Secretario de la Defensa Nacional, General de División Salvador Cienfuegos, teniendo como respuesta inmediata del presidente Peña Nieto, el enví­o de un proyecto de Ley de Seguridad Interna, que justifique y avale todas las acciones que en funciones de policí­a, realicen los miembros del ejército.

Hoy nuevamente pretenden subir al ring polí­tico a los militares, imputándoles responsabilidad en la desaparición de los cuarenta y tres estudiantes de Ayotzinapa, puesto que al increpar a AMLO en Nueva York, uno de los padres de los cuarenta y tres desaparecidos, Andrés Manuel antes de explicar las fotografí­as que le mostraron al lado del ex presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca y del ex gobernador de Guerrero íngel Aguirre, se concretó a mandar al quejoso, a preguntarle al ejército por el paradero de su hijo. Esto generó, que el vocero de los Pinos, saliera a defender a las fuerzas armadas, y de ahí­ en adelante, todos los opositores al lí­der de MORENA, han promovido un linchamiento en contra de Andrés Manuel López Obrador, del que difí­cilmente podrá salir bien librado.

El ejército mexicano, no necesita defensores oportunistas inmiscuidos en la lucha polí­tico electoral del año entrante; los altos mandos militares de este paí­s, están preparados intelectualmente para enfrentar cualquier debate, acusación o querella en su contra, y para justificar sus acciones, puesto que también están obligados a mantener el orden interior y la paz pública de los mexicanos. Esperamos que en la solución de este conflicto polí­tico, prevalezcan el entendimiento y la razón, para no complicar más el estado de cosas sucedidas en nuestro paí­s, con grave riesgo para mantener la estabilidad nacional.