Cierto, el senador con licencia, Fernando Yunes Márquez, inminente candidato del PAN a la silla edilicia de Veracruz, tiene su capital polí­tico.
Más aún, la fuerza avasallante de su padre, el góber azul.
Pero ívila Camberos, el exalcalde más honesto en la historia contemporánea, al nivel, digamos, de Juan Maldonado Pereda (sexenio de Rafael Murillo Vidal) y Manuel Alpino Caldelas (sexenio de Fernando López Arias), “es un hueso duro de roer” para exponerse con su trayectoria a una derrota electoral.
Y más, cuando como en el puerto los priistas integraron un frente común, todos unidos contra Yunes Linares, quien trae azorrilladas a las elites priistas con la amenaza de la cárcel, y con el brutal espionaje en contra de todos ellos y con la advertencia de que 300 de los duartistas son investigados para acompañar a Flavino Rí­os Alvarado y Arturo Bermúdez Zurita en el penal de Pacho Viejo.
Tan es así­ que buscaron un polí­tico competitivo y ganador y solo encontraron a ívila Camberos, quien desde hace un ratito renunció al PAN para retirarse (una tregua, digamos) de la polí­tica.
Ahora, sin embargo, su vocación social ha resucitado con mayor intensidad, dispuesto a jugarse el todo por el todo, ni más ni menos, ante el Yunes azul, quien de hecho y derecho, absorbente, intenso, frenético como es, se adueñó del PAN, por encima de Gerardo Buganza Salmerón y Juan Bueno Torio, y a los que de plano, acorraló para dimitir a su partido.
Pero, de igual manera, por encima de los lí­deres tradicionales que todaví­a siguen ahí­, como Julen Rementerí­a, Joaquí­n Guzmán Avilés, Germán Yescas, Enrique Cambranis, Ví­ctor Serralde y Pepe Mancha.
La campaña electoral entre ívila Camberos y Fernando Yunes, mejor dicho, Yunes Linares, será de pelí­cula.
Ninguna parte, por ejemplo, tendrá espacio ni tiempo para aburrirse.
Ya se verá si en el duelo un tercer candidato, el de Morena, sale beneficiado, de igual manera como en la novela de Morris West, “El arlequí­n”.

BALAUSTRADAS: En Boca del Rí­o, la historia se reproducirá.
El candidato priista será Fidel Kuri Grajales, el mero mero del club deportivo de futbol de los Tiburones Rojos, el peleador callejero, el diputado federal por segunda ocasión y el socio y aliado de Ví­ctor Flores Morales, dueño del sindicato ferrocarrilero.
Pero más aún, bragado y fajador de cantina, igual que Yunes Linares.
Todaví­a mejor, atrabancado, dispuesto a jugarse el todo por el todo, sin arrugarse ni doblarse con el discurso incendiario del góber azul.
Uno y otro con apellidos árabes. Casi casi fedayines. Yihadistas. Estado Islámico.
El priista que pudiera, digamos, derrotar a la dinastí­a Kennedy de Boca del Rí­o en su propia cancha, su feudo, Boca del Rí­o, de donde años anteriores lanzaron y noquearon por completo al dueño del pueblo, Ramón Ferrari Pardiño y su equipo de “Bembones”.
Y más luego de reality-show que tuviera con el presidente municipal boqueño, Miguel íngel Yunes Márquez, con el cobro del impuesto en cada juego de los escualos.
El secretario de Desarrollo Social del Ayuntamiento, ex diputado federal, Humberto Alonso Morelli, todo indica el candidato de la yunicidad, enfrentará la peor pesadilla de su vida, pues Fidel Kuri “es de armas tomar”.
Más ahora cuando ha resucitado a la vida con una nueva ilusión.

ESCALERAS: La guillotina de Yunes Linares en contra, cierto, de Javier Duarte, pero también de los duartistas, ha reconciliado y unido a las elites priistas, listas para defender la casta, partido de oposición que se volvieron.
Saben, están conscientes de una realidad:
Si el Yunes azul gana mayor número de alcaldí­as (en todo caso, las más importantes en población y presupuesto), entonces, les dará “veinte y las malas” para quedarse fast track con las diputaciones locales y federales y las senadurí­as y la gubernatura y la presidencia de la república el año entrante.
Pero si desde ahora lo descarrilan en las urnas, entonces, quedarí­a paralizado, atónito, de igual manera como está ahora con la mitad de la LXIV Legislatura que le frenó la reestructuración de la deuda, amenazando con el cierre de escuelas y hospitales y la guardia baja con la seguridad.
Incluso, sembrando el terror con la moratoria y la parálisis total de los servicios públicos.
Por eso, con todo y los fuegos artificiales de la Fiscalí­a azul de que investiga a 300 priistas, además del marcaje oficial, intimidatorio, en contra de muchos de ellos, muchos diputados federales y locales priistas y los senadores rojos caminan en Veracruz amarrando candidatos fuertes, los mejores, para enfrentar con decoro y dignidad la elección edilicia.
En la región Veracruz-Boca del Rí­o, que se extiende a un montón de municipios, el delegado regional es Mario Tejeda Tejeda, elegido entre todos para enfrentar en su plaza a los Yunes azules.
Nadie los conoce mejor que él. Y sabe de sus aciertos, pero también, de sus debilidades.
Además se ha fogueado lo suficiente en el campo de batalla, soñando con la cabeza del góber azul para colgarla en la sala principal de su casa en el rancho “Las palomas” en los llanos de Sotavento, casi casi como un trofeo de guerra.