Es el único gobernador que ha enviado a la cárcel a dos antecesores. El primero, Dante Delgado Rannauro, y el segundo, Flavino Rí­os Alvarado.
Es el único gobernador que ha encarcelado a tres ex secretarios de Estado. Arturo Bermúdez Zurita, Porfirio Serrano Amador y Gerardo Poo Ulibarri.
Mejor dicho, cuatro, si se considera que Flavino Rí­os fue secretario General de Gobierno y de Educación, además, claro, diputado, y de paso, oh paradoja, doctor en Derecho por la UNAM.
Y de ñapa, ha encarcelado a un ex director, Leonel Bustos, del Seguro Social.
Y como “cereza del pastel” tiene a un diputado federal bajo las cuerdas. Antonio Tarek Abdalá, a quien Karime Mací­as llamaba “mi hermano”.
Ningún otro polí­tico en funciones como el paladí­n de la justicia, “El Llanero Solitario” de la ley.
Más… los polí­ticos que faltan, varios de ellos, habilitados por Javier Duarte (el prófugo de la justicia desde hace 149 dí­as) como diputados federales para, digamos, darles impunidad.
Pero…el Yunes azul ha pasado encima de “la letra chiquita” y descubierto que con todo y fuero, el fuero se cae cuando se atraviesan graves trastupijes.
Caso Tarek. Y casos Alberto Silva Ramos, Érick Lagos, Jorge Carvallo y Édgar Spinoso.
Sólo que en el caso de Flavino Rí­os, los expertos aseguran que la ley fue violentada.
En todo caso, ya cumplió su objetivo. La foto de Flavino Rí­os ingresando al penal de Pacho Viejo multiplicó la felicidad del góber azul como el niño en dí­a de reyes.
El gozo del poder. El hedonismo, en su cumbre estelar.

BALAUSTRADAS: El exgobernador interino fue detenido y duerme en el penal de Pacho Viejo, el reclusorio preferido del Yunes azules, acusado de los delitos de tráfico de influencias, abuso de autoridad y encubrimiento por favorecimiento.
El delito mayor es prestar el helicóptero oficial a Javier Duarte para fugarse y por eso mismo la Fiscalí­a solicitó la prisión preventiva… de un año.
De acuerdo con la ley, el helicóptero prestado al fugitivo es un bien propiedad del Estado, y por añadidura, para el uso oficial, que en el caso en ningún momento lo era, porque Duarte ya era ex gobernador.
Y si en un instante determinado, como el caso, Flavino lo prestó, entonces, la ley señala que ha de resarcirse el daño, pero al mismo tiempo, está considerado un delito.
Y resarcir el daño incluye que Flavino debió ser requerido por el gobierno de Yunes Linares para pagar el costo del viaje del helicóptero, más el combustible, más los honorarios del piloto y el copiloto, más el tiempo utilizado.
Sin embargo, y no obstante cien dí­as transcurridos de la yunicidad, jamás fue requerido.
Y en tales circunstancias, le integraron el expediente, fue detenido, encarcelado, y sin ser oí­do ni vencido en un juicio sus garantí­as constitucionales de audiencia, legalidad y debido proceso judicial fueron ultrajados.
Y como en este paí­s los jueces están al servicio del gobernador en turno, la aplicaron una pena excesiva (la prisión preventiva de un año), por un ilí­cito (que no delito) y que según la ley debió subsanarse con el pago por el uso indebido del helicóptero.
Yunes, no obstante, tiene prisa porque los dí­as y los meses caminen demasiado rápido.
Además, si genes son genes y ví­sceras son ví­sceras, y el temperamento es intenso y fogoso, su fuego crepita más veloz que la capacidad del Fiscal.

ESCALERAS: Si en tiempo y forma, Flavino Rí­os hubiera sido requerido, negándose a resarcir el daño, entonces, la ley contempla su detención.
Pero como nunca fue, entonces, refundirlo en el penal de Pacho Viejo significa un abuso de autoridad.
Y más, porque de acuerdo con el nuevo derecho penal sólo han de ser privadas de su libertad las personas que representan un peligro social.
Y notario público con dos notarí­as (una propia en Minatitlán y otra a nombre de su hija en Xalapa), con ingresos fijos como académico e investigar de la Universidad Veracruzana, con ingresos garantizados por la prestación de sus servicios, y con su biografí­a polí­tica y social, fue tratado como “un peligro social”.
Más aún: si la Auditorí­a Superior dela Federación, ASF, otorgó, caso Javier Duarte, tanto tiempo para resarcir el daño patrimonial con el desví­o de los recursos federales, significa que nadie, absolutamente nadie puede estar a merced de cualquier autoridad rayando los lí­mites del autoritarismo.
Privado de su libertad, nada fácil será que ahora le inventen o creen o armen otros delitos para prolongar su estadí­a en Pacho Viejo.
Claro, Flavino Rí­os ha de defenderse, y lo peor serí­a que alcanzara su libertad, porque el fiasco de la Yunicidad será manifiesto, descarrilando la posibilidad de perpetuarse en el poder por seis años más.
Yunes Linares, dice un panista, ya llegó a la gubernatura, la misma con la que soñaba desde su tiempo de estudiante en la facultad de Leyes de la UV, en que solí­a cacarearlo.
Y si ya llegó, entonces, que se coma el pastelito y lo saboreé reconstruyendo el Veracruz social y deje de andar en pleitecitos con su sed irrefrenable de resentimiento, odio y venganza.