A poco de que se cumplan los primeros 100 del nuevo gobierno del estado son cerca de 20 los duartistas a quienes la nueva administración azul no los ha tocado ni de broma, y sólo un integrante del cí­rculo de poder de Javier Duarte de Ochoa ha sido encarcelado.

Y pese a que la Auditorí­a Superior de la Federación (ASF) reclama el desvió de más de 27 mil millones de pesos, de la fiscalización a las cuentas públicas 2011-2015, solamente han logrado fincar responsabilidades a Arturo Bermúdez Zurita, ex titular de la Secretarí­a de Seguridad Pública.

"Ni uno se me va escapar", "los vamos atrapar a todos", "son unos pillos y Duarte era el jefe de la banda", repitió en campaña el entonces candidato al gobierno por el PAN-PRD, Miguel íngel Yunes Linares.

El primero de diciembre, en su toma de protesta, igual, ofreció "ni perdón ni amnistí­a"; Javier Duarte y sus cómplices se irí­an tras las rejas, pero hasta el cierre de este reporte, sólo Arturo Bermúdez Zurita, ex secretario de Seguridad Pública, dormí­a en Pacho Viejo; lo intentaron con el ex director del Seguro Popular, Leonel Bustos, pero consiguió salir para seguir el proceso en libertad.

Sin embargo, son al menos unos 20 exfuncionarios del gobierno de Javier Duarte de Ochoa los que ocuparon puestos de alta relevancia, secretarias, subsecretarias, direcciones, manejaron grandes cantidades de dinero en los mismos periodos marcados por la ASF como clave para entender los saqueos, y a ellos ni siquiera se les molesta. Mucho menos hay menciones en discursos o mensajes con lí­nea para perseguirlos.

Salieron de ejercer en el gobierno con mayores escándalos por corrupción, y pasan los dí­as plácidamente.

Es más, muchos de ellos ya andan buscando acomodarse en nuevos partidos, como Yolanda Gutiérrez Carlí­n, ex titular de la Secretarí­a de Protección Civil, y del a CAEV, con Fidel Herrera Beltrán, quien fue vista rondando al lí­der de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, en un acto masivo en Xalapa, a mediados de febrero pasado.

Yolanda Carlí­n, al igual que su antecesora, Nohemí­ Guzmán, no son mencionadas en los titulares de los medios de comunicación oficiales empleados para la cacerí­a de duartistas, como sí­ ha ocurrido con Gabriel Deantes, Gina Domí­nguez Colí­o, Tomás Ruiz, Iván López, Mauricio Audirac, Tarek Abdalá, extesorero del duartismo bajo sospecha por más de 23 transferencias millonarias a cuentas del gobierno del Estado a particulares.

IMPUNES

Tampoco Adolfo Mota, ex secretario de Educación, ahora diputado federal; Alberto Silva, excoordinador de Comunicación Social, ex secretario de Desarrollo Social; Édgar Espinoso, exoficial mayor de la SEV y ex funcionario de alto rango en Finanzas; Harry Grappa, ex secretario de Turismo, con fama de haberse enriquecido él y su familia con negocios particulares en el gobierno y el manejo del WTC de Boca del Rí­o.

Durante los años de Mota en la SEV, se fraguaron los fraudes contra maestros, en donde cientos de ellos pararon en el buró de crédito porque el gobierno los estafó con cuotas para seguros; además, la cuenta 2015, y fondos federales que no eran para nómina, se desviaron al pago de maestros de la sección 32 del SNTE.

En ese desastre financiero, también se vio involucrado Flavino Rí­os Alvarado y Adela Xóchitl Osorio, ambos ex secretarios de Educación.

Del análisis a la Cuenta Pública 2015, salen a relucir los nombres del ex gobernador interino Flavino Rí­os Alvarado y Xóchitl Adela Osorio, quienes ocuparon el despacho de la Secretarí­a de Educación de Veracruz (SEV), la dependencia con mayor daño patrimonial dictaminando por la ASF; ahí­ está el pliego de observaciones 15-A-30000-14-1478-06-002, remarcando el extraví­o de 2 mil 109 millones de pesos que presuntamente se destinaron a nómina de profesores afiliados al SNTE.

NADIE LOS MOLESTA

Bajo esa dependencia, también se dio cobijo al ahora diputado por San Andrés Tuxtla, Vicente Bení­tez, acaudalado hombre de negocios en Costa Rica; después de la campaña, el gobernador Yunes Linares se olvidó de Vicente Bení­tez.

Igualmente se suman a la lista el último secretario de Finanzas nombrado por Javier Duarte de Ochoa, Antonio Gómez, creador de la "licuadora".

Nadie habla del diputado Érick Lagos Hernández, por el distrito de Acayucan, originario de ciudad Isla, región flagelada por la violencia tanto la derivada de pleitos de familias, así­ como por secuestros y actividades de ladrones de gasolina. De perfil muy bajo, Lagos Hernández se placea por las principales ciudades del estado, rodeado de guardaespaldas y dilapidando dinero público. Sin beneficios aparentes para su distrito, hoy la región de Acayucan hasta José Azueta, se desangra por las muertes que hay allá a diario, y que son producto de enfrentamientos entre delincuentes.

IMPUNIDAD A LA VISTA

En el olvido está el antes maestro militar del cantante Luis Miguel, José Nabor Nava Olguí­n, exsubsecretario de SSP en cuyo periodo se cometieron los más grandes atropellos a derechos humanos, dirigidos desde comandancias, patrullas y uniformes de la SSP.

Casos como el de Tierra Blanca, Papantla y las fosas de colinas de Santa Fe, todos, se perpetrado mientras Nava Olguí­n cogobernaba Veracruz con Bermúdez y Duarte de Ochoa.

Bajo su mando, personajes como el subsecretario Federico Rivas, miembro de la elite de la Marina, nunca ha sido llamado a rendir cuentas por sus acciones o inacciones.

En las mismas, su igual, director de la Fuerza Civil, Roberto González Meza, cuya corporación bajo su mando resultó con innumerables señalamientos de haber participado en homicidios dolosos, operativos montados contra la delincuencia y desaparición forzada.

Tranquilo anda por todo Veracruz el nuevo diputado local, Gerardo Buganza Salmerón, en su papel de legislador independiente, lejos los dí­as en donde los contratistas le reclamaban por obras no pagadas por la secretarí­a que tuteló, la SIOP.

Aunque el nuevo gobierno incluso habla de maquinaria que fue prestada, casi regalada, a empresarios potentados y constructoras, y ahora andan en la venta de chatarra para juntar recursos con los cuales trabajar, al expanista Buganza no se le toca.

El legislador no es alcanzado por la venganza de Yunes Linares, ni porque en las elecciones del 2010, el factor Buganza, aliado con Fidel Herrera, jugó un papel determinante para que Duarte de Ochoa derrotara en las urnas Miguel íngel Yunes.
En esa contienda, la alianza Viva Veracruz (PAN-PANAL) consiguió 40.99% de la votación, quedando en segundo lugar, contra la alianza Veracruz para Adelante (PRI-PVEM-PRV), en primero, con 43.54%.

BUGANZA, EL CAMALEÓN

En el pasado, en esa primera contienda, Buganza, expanista, jugó las contras al Yunismo y su pagó quedó manifiesto cuando él y varios panistas más ingresaron al gobierno de Javier Duarte de Ochoa en cargos de primer nivel; Buganza trabajó para Duarte en la Secretarí­a de gobierno y en la de Obras Públicas, al menos en la segunda es una de las que registra mayor daño registra por el mal manejo de fondos federales. La nueva administración localizó irregularidades en al menos unas 2 mil 500 obras presuntamente realizadas en el sexenio pasado.

El dictamen de la Cuenta Pública 2015, incluso la deuda con proveedores dejada por la SIOP, por 248 millones 517 mil 163 pesos.

CREADOR DE POBRES

A Marcelo Montiel Montiel y los suyos no los recuerdan en el nuevo gobierno, pero sí­ casi medio millón de familias que ingresaron a la pobreza en Veracruz según las últimas mediciones Consejo Nacional de Evaluación de la Polí­tica de Desarrollo Social mide la pobreza en México (CONEVAL).

Marcelo Montiel Montiel no tiene por donde evadir el haber sido responsable de ese nuevo puñado de pobres, y el haberle quedado mal al mismo presidente, Enrique Peña Nieto, por el fracaso en Veracruz de su programa estrella, la Cruzada Contra el Hambre; Montiel Montiel fue secretario de Desarrollo Social y también delegado de la SEDESOL. Por ningún lado es llamado a cuentas, pese a la denuncia tramitada por quien le sustituyó en el cargo, Anilú Ingram. En importancia, del cúmulo de irregularidades detectadas por la ASF en la administración pública de Veracruz, la SEDESOL, desde los tiempos de Montiel y de Alberto Silva, se apunta entre las cinco dependencias más señaladas.

Hasta diciembre pasado, no habí­a semana en la que Luis íngel Bravo Contreras no atrajera reflectores. Ya fuera por la violencia cabalgante o la presentación de asuntos resueltos, grandes detención que a la postre derivaban en peores escándalos por tortura y abusos cometidos por su personal contra los imputados que habí­a mostrado a Veracruz como la más peligrosa banda. Hoy no existe, y aunque sus acciones e indolencias fueron documentadas por colectivos de madres en busca de sus desaparecidos como determinantes para crear el clima de impunidad al cierre del gobierno de Duarte, Bravo Contreras salió por la puerta grande, y hoy pasa los dí­as en su despacho, viviendo por temporadas en Xalapa y otras en Córdoba.

FISCAL INCÓMODO

Receptor de las primeras denuncias contra sus compañeros de gabinete, Bravo Contreras se marchó sin rendirle cuentas a nadie, alegando motivos familiares y polí­ticos. Aunque desde mediados del gobierno de Duarte ya habí­a serios señalamientos contra el titular de la SSP y su personal, Luis íngel Bravo nunca se metió con él. Dejó hacer y pasar y llegaron desapariciones como la de Tierra Blanca, con cinco chicos de Playa Vicente, y las de Papantla, con más jóvenes arrebatados y que no aparecen.

Su salida como los grandes, sin ser jalado a cuentas, significó el primer desencuentro entre la diputada local por Veracruz, Marijose Gamboa Torales, y el gobierno de Yunes Linares, así­ como el fin de su amistad con el sucesor en la Fiscalí­a, Jorge Wí­nckler. En sus redes sociales, la legisladora acusó al gobierno yunista y al fiscal Wí­nckler de haber pactado una salida digna a Bravo Contreras a cambio de negociaciones polí­ticas.