Reclaman empleos para discapacitados
•En silla de ruedas puede con trabajo rudo
•Faltan oportunidades y mejores salarios/ Una historia de Yerania Rolón
Desde su silla de ruedas, Rosalía Román se estira para alcanzar un taladro al que le desenrosca una broca para ponerle otra más delgada y así trabajar un pedazo de metal para mejorar una silla descompuesta.
Procedente de Cuernavaca, Rosalía viajó a Xalapa para participar en el programa "Enchúlame la silla" que imparte el ayuntamiento. El proceso de reparación está dividido, a ella le corresponde el desarme de los aparatos.
Este es el único empleo dentro de la organización Autonomía y Libertad en Movimiento (ALEM) que le proporciona un ingreso, de escasos mil 500 pesos al mes.
"Es muy difícil encontrar un trabajo, las empresas no te contratan
fácilmente por nuestra condición, pero en esta institución la mayoría somos personas con discapacidad y nos dan la oportunidad de demostrar nuestras capacidades", dice mientras aprieta la broca sobre el metal.
Junto con once personas, también discapacitadas, han trabajado toda la mañana reparando sillas de ruedas inservibles para los más necesitados. Rosalía lleva cuatro años apoyando este programa.
A ella ya no le sobreviven sus padres, por lo que ha tenido que enfrentar sola los obstáculos del diario, luego de que nació con una enfermedad que le impidió caminar para toda su vida.
"Mi papá murió cuando yo era pequeña, mi mamá apenas hace tres años. Ya estoy sola, no tengo pareja ni hijos por eso vivo con una prima" comenta.
Anteriormente, ella buscó desesperadamente un trabajo para salir adelante y aunque admite que sí la aceptaban, las empresas le ponían condiciones que la obligaban a rechazar las ofertas laborales.
"En una ocasión solicité trabajo en una fábrica de jeringas y sí me dieron el trabajo, pero como las instalaciones no estaban adecuadas para personas discapacitadas, me dijeron que me daban el trabajo pero que tenía que buscar a alguien que me ayudara a subir las escaleras".
Por eso agradece pertenecer a la organización ALEM, donde en los últimos cuatro años ha tomado talleres y ahora labora en dos áreas dentro de ésta.
"Hay gente que solo por ayudar nos ha enseñado cómo trabajar con estas herramientas. Yo estoy en dos áreas, en el área de soldadura donde trabajo aluminio y alambre y en el espacio de pintura electrostática, pintura que se pinta en polvo y hornea".
Rosalía Román confiesa que se le ha dificultado trasladarse en las calles de Xalapa, no por la falta de rampas, sino por las avenidas que tiene que subir.
"Es complicado andar en una silla de ruedas y más en una ciudad que no está adaptada. Pero la gente tiene que pasar por una situación así para sensibilizarse ver nuestras necesidades".
Asimismo, aconseja a las personas no dejarse vencer, pide que estudien, aprendan un oficio para que no les cierren las puertas tan fácilmente.
"La incapacidad está en la mentalidad, no en las piernas" asegura, mientras sonríe y sacude sus manos manchadas de aceite para terminar su trabajo.