Antonio Chedraui lanzó un programa de refinanciamiento del partido tricolor, aun cuando la cultura polí­tica indicaba que la secretarí­a de Finanzas y Planeación, SEFIPLAN (entonces se llamaba tesorerí­a del gobierno de Veracruz), financiaba la operación partidista.
Entonces, organizaban rifas, desde automóviles hasta casas.
Chedraui, hombre de billetes, empresario exitoso, auspiciaba los eventos con un mecenas y luego, recuperado el dinero, Mario Tejeda Tejeda, el tesorero del partidazo, le pagaba los pendientes.
Mario Tejeda, quien de adolescente y estudiante vendí­a tamales y queso a la orilla de la carretera de Veracruz a Alvarado a la altura de los Llanos de Sotavento, se acercó a Chedraui, de acuerdo con la sabia enseñanza de un patrón español que tení­a, dueño de una cantina, donde, por cierto, fiaban a los lí­deres preparatorianos.
Un dí­a fueron a un congreso nacional del partido, parece, en Querétaro.
Fernando Ortiz Arana era el presidente del CEN. Óscar Espinoza, el secretario de Finanzas, quien habí­a sido, o serí­a, Regente en la Ciudad de México.
Ernesto Zedillo coordinaba la campaña del candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio.
En representación de cada entidad federativa, en bloque, fueron recibidos por Colosio en un privado del hotel sede.
Previo acuerdo, Mario Tejeda le pidió a Colosio cumpliera su legí­timo sueño, luego de tanto que habí­a dado por el PRI.
--Quiero la candidatura a diputado federal por el distrito de Boca del Rí­o.
La respuesta de Colosio fue lacónica, directa, sin rodeos:
--¿Y qué dice Patricio Chirinos?
Respuesta inmediata de Antonio Chedraui:
--¡Yo me encargo de Chirinos!
--Entonces, dijo Colosio, te apoyo.
Así­, llamó al secretario de Organización del CEN del PRI, un tipo de apellido Soberanes, su amigo por encima de Ortiz Arana, y le presentó a Mario Tejeda:
--Mario será nuestro candidato al Congreso de la Unión por Veracruz.
Colosio fue asesinado en Lomas Taurinas, en Tijuana, y se volvió el primer mártir priista del siglo XX. Y Mario Tejeda quedó con la esperanza frustrada. El candidato fue un marino jubilado quien ganó la curul con 75 mil votos, los que ya habí­a trabajado Mario Tejeda.

BALAUSTRADAS: Antonio Chedraui quedó frustrado cuenta Tejeda Tejeda.
Pero ni hablar, le dijo, la polí­tica es así­.
Desde entonces, Chedraui fortaleció la amistad con Miguel íngel Yunes Linares.
Y ahora, cuando es el gobernador número 75 de Veracruz, los Chedraui, con Alfredo por delante, y los Fernández, y los Nachón (antes eran los Ruiz Ortiz, con Valentí­n, QEPD) serán, son, digamos, los empresarios fuertes y poderosos de la yunicidad.
Por ejemplo:
Enrique Nachón, quien en el duartismo fue director del instituto de la Vivienda, repitió en la dependencia, con todo y que en el sexenio anterior la fama pública registra que sostuvo buenos negocios con Tony Mací­as, el suegro de Duarte, y a quien el Yunes azul ha anunciado que le expropiarán las 60 hectáreas de la reserva territorial de Coatzacoalcos que Fidel Herrera le obsequiara, con un valor actual de mil millones de pesos.
Ignacio Barradas Vista fue director del Instituto de la Vivienda (el proyecto de Xalapa 2000, tan evidenciado) en el cuatrienio de Dante Delgado Rannauro, a quien la trinca infernal, Ernesto Zedillo Ponce de León, Patricio Chirinos Calero y Yunes Linares, envió al penal de Pacho Viejo con Porfirio Serrano Amador, secretario de Desarrollo Urbano, y Gerardo Poo Ulibarri, secretario de Finanzas y Planeación.
Ignacio Barradas está ligado a Manolo Fernández Chedraui, uno de los magnates vinculados con Miguel Alemán Velasco, y quien ya fue presidente municipal de Xalapa, y ahora cabildea de nuevo la posibilidad bajo la alianza PAN y PRD, promovido por el Yunes azul.
El hijo de Ignacio Barradas fue nombrado director de Espacios Educativos de la yunicidad.
Un priista resume los hechos y las circunstancias de la siguiente manera:
“Son los mismos changos con otro mecate”… repartiéndose el poder polí­tico.

ESCALERAS: Según las versiones, uno de los Chedraui de Xalapa fue el puente del Yunes azul para llegar a los Porres de Córdoba y negociar la impunidad para Jaime Porres, el amiguito de Javier Duarte, a cambio de información exclusiva.
Otro poderoso empresario habrí­a intervenido para negociar la impunidad para el diputado federal, Édgar Spinoso Carrera, Oficial Mayor de la secretarí­a de Educación, y cuya bonanza, digamos, familiar, le permitió comprar en el sexenio anterior cuatro helicópteros y seis aviones, dos de los cuales habrí­a entregado a la yunicidad.
Más todaví­a: según la fama pública, en tales naves aéreas Javier Duarte moví­a el dinero a raudales, y por eso mismo, el Yunes azul anunció en el discurso de toma de posesión que se reserva la bitácora de tales vuelos aterrizando en la zona conurbada de la Ciudad de México y el estado de México con las alforjas llenas.
Y, bueno, si por lo regular en cada sexenio suelen llegar nuevos ricos, caras frescas, y si Javier Duarte tuvo, entre los suyos, a Moisés Mansur, Jaime Porres y Franky Garcí­a, ahora en la yunicidad los Chedraui, los Fernández y los Nachón serán manos.
El reportero Jorge Carrasco Araizaga publica en el Proceso 2092 el siguiente párrafo:
“Propietarios de la cadena de tiendas de autoservicio que llevan su apellido, los Chedraui mantienen la relación con Yunes, a pesar de que un sector de la familia era cercano a Javier Duarte.
“El convenio, firmado el 29 de noviembre de 2006, dos dí­as antes de que Yunes asumiera como director del ISSSTE, consistió en ”˜facilitar”™ a los burócratas federales ”˜la adquisición de préstamos en efectivo, financiamiento y todo tipo de créditos”™ permitidos por la ley, pagaderos en abonos quincenales, retenidos de los sueldos de los trabajadores del Estado”.
Y “para hacer efectivo el cobro a cambio de una comisión intervinieron tres empresas. Las tres, propiedad de la familia del gobernador de Veracruz”.