“Militares desaparecieron a mi hijo”
•Se cumplen dos años de la sustracción violenta del joven Alexander Figueroa
Ignacio Carvajal
•Se cumplen dos años de la sustracción violenta del joven Alexander Figueroa a manos de civiles armados, cuya huida fue cubierta por unidades del ejército mexicano, acusa la familia
•La víctima era conocida y vecina del exfiscal Luis íngel Bravo Contreras, y ni eso les valió. El fiscal sólo prometió, pero el chico no fue encontrado durante su periodo
•La madre del joven, miembro del colectivo Solecito, ahora trabaja para buscar a más desaparecidos en la zona centro/Por Ignacio Carvajal García
Al cumplirse dos años de la ausencia de Alexander Figueroa López, Ana Lilia López Ortiz, su madre, está segura: fueron elementos del Ejército Mexicano los que ingresaron a su casa vestidos de civil para sacarlo por la fuera y fueron soldados quienes apoyaron a la huida del convoy en el cual se llevaron al chico de quien no se sabe nada desde entonces.
Una raya más para el exfiscal Luis íngel Bravo Contreras, amigo de la familia de la víctima, allá en La Patrona de Amatlán de los Reyes, donde se dieron los hechos, prometió ayuda, protección, agilizar y mover todo a su alcance para recuperarlo y no cumplió.
“Él (Luis íngel) es o era amigo de la familia, se crio ahí en Amatlán, ahí vive la mamá y nos prometió ayuda pero no cumplió”, relata Ana Lilia López Ortiz en el parque central de Córdoba, mientras pone un tendedero con fotos de varios desaparecidos, entre ellas la de su hijo, de cuerpo entero, alto, desafiando al horizonte dibujado en la playa donde lo retrataron.
Han sido dos años de apoyar a colectivos de la zona centro del estado, cuenta Ana Lilia López Ortiz, de andar, trajinar y conocer más y más casos de hermanas en dolor. Pero también han sido meses de aprender, de capacitarse para realizar búsquedas y de investigar.
Al tiempo, los hechos investigados por cuenta propia y con ayuda de autoridades locales y federales, le han dado la razón a sus sospechas: se trató de una desaparición forzada, otra más, tramada por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).
De cuál batallón, de que destacamento o comandancia, se desconoce. Sólo recuerda que el día del incidente, el pasado cinco de diciembre de 2014 ella se encontraba con su familia en el domicilio conocido en La Patrona, cuando sobre la tarde, elementos armados en camionetas particulares arribaron tumbando puertas y lanzando injurias.
Buscaban droga, gasolina, armas, dinero… nada de eso encontraron después de voltear patas para arriba cada pieza de la residencia.
A las personas, la mayoría mujeres, las sometieron con armas largas y las dejaron tiradas en el suelo.
Cuando llegaron, era la hora de la comida, la cual lanzaron al suelo violentando todo a su paso y lanzando maldiciones en busca del esposo de Ana Lilia López Ortiz.
Los pistoleros comenzaron a revisar las credenciales de elector a sus víctimas, y repararon en el plástico de Alexander. Nos lo llevamos, gritaron. A empujones, jalándolo del cabello, lo treparon en una de las camionetas y escaparon en dirección a la autopista Veracruz Córdoba.
En menos de cinco minutos de la huida de los maleantes, se presentó una unidad de la SEDENA con un número indeterminado de elementos castrenses.
“Pensé que alguien de los vecinos los había llamado, pero no, ya investigué mucho y nadie llamó a las autoridades. Ahí estuvieron afuera de mi casa, y rápido saldrían a buscar a mi hijo que lo llevaban los otros sujetos, pero no hicieron nada, se quedaron ahí a esperar”, relata Ana Lilia López.
Después, al dialogar con campesinos, rancheros y vecinos, salió a relucir que cuando los malosos se iban en convoy con rumbo a la autopista, al filo de las 3:00 PM del 5 de diciembre del 2014, elementos de la SEDENA custodiaban las entradas y salidas al pueblo.
Vieron cuando pasaron. En camionetas de lujo. Eran al menos cuatro unidades desplazándose en formación. Altas velocidad. Llenas de sujetos sospechosos. Los verdes ni se inmutaron. Les dieron paso libre. ¿Delincuentes protegidos por soldados?, no lo cree la madre del joven ausente, más bien, militares de civil que ejecutaron una sustracción con fines que aún no conoce. “A mi esposo le pusieron el dedo, pienso, alguien lo señaló y al que terminaron por llevarse fue a mi hijo”.
Las investigaciones que llevan las autoridades sobre el caso de Alexander Figueroa López se enfilan por el momento a eso, la participación de personal de la SEDENA en su desaparición forzada. Igualmente, se encarrila una queja en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. En la unidad especializada anti secuestro de Córdoba, se tiene la denuncia 03/2015 y la 488/2015 de la SEIDO.
Denunció días después del asalto, porque tras darse a conocer el plagio, una llamada pidiendo dos millones de pesos llegó a la casa familiar. “Si no los pagas, tu hijo regresará en una bolsa, hechos cachitos y nos la veremos con tu hija”. En tanto no se resolvía, no podían denunciar.
Pero no ofrecieron prueba de vida. Ante la presión, la familia pagó literalmente por protección para la menor, pero del joven Alexander no se supo nada. Al pagar el rescate, se logró la captura de una persona, sin embargo, no ha servido para aportar datos. Posiblemente, se trató de un “oportunista”
No sería el primer caso de desaparición forzada en Veracruz en donde se involucra a militares. Familiares del mecánico Víctor García de 30 años denunciaron su desaparición en marzo pasado a manos de personal del 80 Batallón de Infantería. Durante varios días, sus seres queridos acamparon afuera de la comandancia hasta que el trabajador apareció sin vida en una carretera de la zona. Torturado y golpeado. La familia tramitó la denuncia y hay varios elementos castrenses detenidos y bajo investigación.