Por desgracia, dice el doctor en Economí­a, Raúl Arias Lovillo, ex rector de la Universidad Veracruzana, UV, durante ocho años, a Yunes en ningún momento interesa resolver los graves problemas y pendientes sociales.
Por el contrario, pretende armar las cosas que propicien que su proyecto polí­tico tenga continuidad, es decir, que su hijo gane la gubernatura del estado en el 2018.
Ha sido tan terrible el último gobierno del PRI que Yunes aparece como el salvador.
No lo será.
Algunos académicos de la UV, por ejemplo, han mencionado los más importantes retos del nuevo gobierno, pero en la lógica y experiencia de Arias Lovillo, en ninguna área habrá resultados positivos.
La explicación que dará el góber azul será siempre la misma: la culpa de todo fue el lastre y el desastre dejado por Duarte.
Y como el salvador de la patria jarocha se muestra como un redentor social (en el mejor estilo de Andrés Manuel López Obrador de la nación), el mundo polí­tico y social ha olvidado su carácter represor como Secretario General de Gobierno con Patricio Chirinos Calero, 1992/1998.
Y también ha olvidado a sus enemigos de entonces, aliados hoy, por ejemplo, en el PRD, cuando en su tiempo fue el más feroz represor de la militancia perredista, a tal grado que en la historia quedó el operativo siniestro en contra de Cuauhtémoc Cárdenas como candidato presidencial con unos homosexuales que tanto en Xalapa como en el puerto jarocho le armaron un borlote con el único objetivo de exhibirlo.
La camisa azul y la corbata amarilla con que tomó posesión quieren simbolizar, no obstante, dice el ex Rector de la UV, la alianza que lo llevó al triunfo electoral en las urnas el 5 de junio.
Pero Yunes ganó, cierto, pero por el hartazgo frente a la corrupción y el cinismo del gobierno de Javier Duarte.
En fin, todo indica que la alternancia será una decepción y los problemas sociales continuarán ahí­ como el dinosaurio de Tito Monterroso.
Pero, al mismo tiempo, recrudecidos, más graves, dice el doctor en Economí­a, con posgrado en el CIDE.

BALAUSTRADAS: Si el lenguaje corporal en un ser humano, y más en un polí­tico, dice mucho, lenguaje avasallante, hay tres fotos en las primeras horas del gobernador en palacio.
Una, a las cero horas, entrando al edificio donde gobernará y ejercerá el poder.
Y entra, con los suyos, pero con el puño férreo, vibrante y sonante, puño Gustavo Dí­az Ordaz.
Otra, en el patio central del palacio en el primer mensaje luego de protestar en el Palacio Legislativo.
De nuevo, el puño.
Y otra más, en el balcón de palacio saludando con los brazos extendidos a los fans y a la militancia panista y perredista, y ahora, con las dos manos empuñadas.
Y el puño cerrado es todo en polí­tica.
Y aun cuando tiene sus significados pues se trata de palabra polisémica, en el Golfo de México el puño significa la expresión de la identidad, de la forma de ser y hacer, de actuar y operar, de dialogar y reaccionar, de imponerse.
Cierto, cierto, cierto, en el Palacio Legislativo, en medio de la elite polí­tica, la gente VIP, la gente bonita, los gobernadores invitados, las cúpulas, el Yunes azul sonrí­e y sonrí­e y sonrí­e.
Soy feliz, dijo.
La mano extendida, abierta, los dedos al aire, con la sonrisa de doble sandí­a, "las patas de gallo" desdibujadas por la sonrisa perpetúa, la dentadura superior al descubierto.
Mientras, lejos pero cerquita, el perredista Guadalupe Acosta (que tanto cabildeara a favor del Yunes azul para la alianza con el PAN) abrazadito con el "jefe" Diego Fernández de Cevallos.
Y a un ladito, sonriendo Santiago Creel.
Y en el otro ladito, sonriendo, Agustí­n Basáñez.
Y a un ladito, cerca, cerquita, contentos, el presidente municipal de Boca del Rí­o, Miguel íngel Yunes Márquez, con el diputado priista, Érick Lagos Hernández, de quien aseguran los mismos duartistas es el polí­tico más enriquecido de todos, pero como suele actuar con bajo perfil, pocos conocen su fortuna, incluso, ni su esposa, porque dice: "Hay cosas que ni la esposa debe saber".
En conclusión: el puño del Yunes azul significó el mejor discurso polí­tico de todos los tiempos porque ultra contra súper confirmó el estilo de ejercer el poder.

ESCALERAS: Otro señal desventurada de que la alternancia se reducirá a un simple "quí­tate que ya llegué" es la soberbia y petulancia de los llamados "Niños fresas", la nueva generación, digamos, de panistas como ellos mismos se proclaman.
Si Fidel Herrera tuvo unos "Niños fieles", y Javier Duarte los "Niños infieles" (infieles, incluso, a ellos mismos), ahora permea en Veracruz el mismo tiempo de la altivez.
Menores de 33 años de edad, sin experiencia ni fogueo en el campo de batalla, sin currí­culo social probada al lado de los jodidos, sin derrotas polí­ticas y sociales que tanto enseñan en la vida y empujan a la mesura, la prudencia y la tolerancia (el trí­o de virtudes que los teóricos y prácticos endilgan a la vida democrática), los chicos yunistas descarrilarán, incluso, la permanencia en el poder de la alianza PAN y PRD.
Bastarí­a referir que uno de ellos, el Fiscal, por ejemplo, por aquí­ tomó posesión envió mensajitos a uno que otro colega para avisarles que habí­a llegado la hora de su venganza.
Otro más, el secretario General del CDE del PAN dice que la generación de los viejos Yunes, con el padre al frente, ya llegó a su principio de Peter, porque a partir del momento ellos asumí­an el poder para amarrar a uno de sus hijos como candidato a gobernador en el sexenio 2018/2024.
Un Yunes redentor, con el puño como identidad y la soberbia de los discí­pulos integran un coctel molotov con malos augurios y presagios.