Un nuevo gobierno
Un nuevo gobierno inicia en Veracruz. Dos años nada más, porque así se emberrinchó Javier Duarte, el prófugo de la justicia desde hace 47 días. Y el pendiente social es grande, excesivo, demasiado.
Sin tomar partido por ningún político es culpa de todos.
Y todos juntos, cada uno en su tiempo, porque todos estrellaron el llamado Estado de Bienestar.
Luis Velázquez
El CONEVAL lo resume: seis de cada 10 habitantes en la miseria, la pobreza y la jodidez. Un millón de medio de paisanos sólo hace dos comidas al día. 500 mil personas en tres años aportadas a la estadística de la pobreza nacional.
La investigadora Patricia Ponce lo retrata: Veracruz se convirtió en el estado número uno de la república en producción y exportación de trabajadoras sexuales, el único camino, la prostitución del cuerpo, para llevar el itacate a casa.
El investigador de la UV, Rafael Arias lo especifica: las remesas de paisanos en Estados Unidos constituyen el sustento de la economía, por encima de los ingresos derivados de la caña de azúcar, los cítricos y el café.
Los Cuadernillos Municipales de la secretaría de Finanzas y Planeación, SEFIPLAN, lo dibujan: 600 mil analfabetas de 14 años de edad en adelante, un millón de paisanos con la primaria inconclusa, otro millón con la secundaria incompleta, 600 mil con el bachillerato a medias.
La Procuraduría General de la República, PGR, lo expresa a plenitud: Javier Duarte con orden de aprehensión por delincuencia organizada, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito, peculado e incumplimiento del deber.
Además, de las 34 personas (familiares, amigos, políticos y prestanombres) en la mira.
La piel se enchina leyendo y releyendo el diagnóstico social.
LUCHA PROCAZ Y RAMPLONA POR EL PODER POLíTICO
Hay quienes dicen que en cada nuevo gobierno el ciudadano común y sencillo vuelve a creer de nuevo, otra vez, en los políticos.
¡Patrañas!
De 800 mil ancianos, unos 600 mil viven sin seguridad social, a la intemperie de la medicina pública, incluso.
8 regiones indígenas de Veracruz con ancianos jodidos y “a la buena de Dios”, y en un mundo sin esperanzas, los niños muertos de hambre dormidos en el salón de clases con las tripas chillando de hambre.
Pero como la lucha política se centra en unas cuantas ciudades, la crisis humanitaria en que viven las etnias parecieran un planeta extraterrestre.
Y de ahí para adelante, el millón de indígenas y los dos millones de campesinos y los tres millones de obreros ni se ocupan ni se preocupan por el cambio de sigla partidista en el palacio de gobierno de Xalapa.
“Estoy feliz” dice el gobernador que hoy inició el bienio.
Pero la frase, digamos, célebre, replicó entre las elites, PAN y PRD, porque, y por ejemplo, en las colonias populares de Veracruz siguen atrapados y sin salida en los llamados “cinturones de miseria” y que por eso mismo el CONEVAL asentó que los municipios de Veracruz, Xalapa y Banderilla concentran el mayor grado de pobreza, gente jodida con salarios de hambre.
Y, de ñapa, los carteles y cartelitos, y los secuestrados, desaparecidos, asesinados y sepultados en fosas clandestinas.
Y de pilón, la impunidad.
Y la impunidad, acompañada de la desfachatez con que los políticos que se van y los que llegan se inmolan en la vía pública, ajá, por los pobres, como la negociación en lo oscurito de la salida de Luis íngel Bravo Contreras para entronizar a Jorge Winclker como Fiscal.
El Fiscal de los Yunes azules.
En realidad la sórdida y siniestra lucha por el poder político, el camino más fácil y rápido para enriquecerse, aunque en el intento se termine perseguido por la Procuraduría General de la república, PGR, y a salto de mata.
ENTRE LA VENGANZA Y LA SOBERBIA
94 gobernadores después que han brincoteado por el palacio de Xalapa (el primero, Guadalupe Victoria, en 1824), Veracruz, el estado pródigo en recursos naturales, habitado por jodidos.
200 familias, por ejemplo, acumulan el 60 por ciento de la riqueza estatal.
En cada rincón de Veracruz, los homólogos “en chiquito” de Carlos Slim, los Chedraui, los Fernández y los Ruiz Ortiz.
El resto de la población, la mayoría, con salarios de hambre.
Cada hogar viviendo su realidad inmediata, sin que la alternancia partidista signifique una vida digna, lo más digna posible, con los satisfactores básicos, como son salud, empleo, educación y seguridad.
Y menos, porque la nueva elite gobernante llega fermentada en un par de carriles: por un lado, la venganza en contra de todo lo que huela a Javier Duarte, y por el otro, la soberbia de la llamada nueva generación yunista, paridos por los dioses que se creen, soberbios y engreídos, igual que “Los niños infieles” de Duarte, igual que “Los niños fieles” del cónsul de Barcelona.
Los 8 millones de habitantes de Veracruz han de estar más allá de tales pasiones.
Pero como en el terreno de los hechos nunca, jamás ha sucedido, entonces, ni siquiera vale la pena que el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, bendiga al patriarca azul que llega.
Y menos, en nombre de Dios, cuyo hijo, Jesús, tomó el látigo y enfurecido lanzó del templo a los mercenarios y fariseos que entre tales nos vemos.