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Barandal
Lunes 14 noviembre, 2016

Todo tiene. Puede quedar sin nada

•Ira colectiva en contra del priismo
•Un hombre de cara ante la historia

PASAMANOS: El gober electo tiene muchos vientos a favor, pero teniendo todo puede quedar sin nada.
Por ejemplo, la gubernatura de dos años con una minorí­a priista en la LXIV Legislatura.
El modelo priista del sistema polí­tico, caracterizado entre otras cositas, por el autoritarismo, en tierra fértil para multiplicarse.

Luis Velázquez

Luego de 20 años de resentimiento y odio con Fidel Herrera y seis con Javier Duarte, el prófugo de la justicia, por fin tendrá el látigo por la mano durante 24 meses para incendiarlos en la hoguera pública y mediática, y de paso, amarrar los hilos para la cárcel como destino.
Las mejores circunstancias polí­ticas para jugar en la sucesión presidencial del año 2018. Buen karma con los panistas Margarita Zavala, Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle, con quien tendrí­a un corcircuito, superable en la ciencia polí­tica, cuya esencia son los acuerdos y las negociaciones en lo oscurito.
Además, la vieja y antigua amistad con el priista presidenciable, Miguel íngel Osorio Chong.
La oportunidad de oro para el Maximato de la yunicidad empujando a su hijo, el alcalde de Boca del Rí­o, para la candidatura panista a gobernador en el año 2018, con o sin PRD.
La ira colectiva en contra de todo lo que huele a priismo, hartos del estilo de ejercer el poder de Javier Duarte, de quien la PGR ofrece una recompensa de 15 millones de pesos para ubicar su paradero.
El arrodillamiento de las elites panistas y perredistas, capaces de una gran sumisión a cambio de puestos públicos, y por añadidura, digamos como posibilidad, del billete fácil.
La militancia azul fermentada en la esperanza, considerando que en el reparto de las mieles hay dos mil cargos públicos, incluidos las 212 delegaciones de Tránsito que en la práctica significan “oro molido” para obtener ingresos, y lo mejor, sin rendir cuentas a nadie.
Además, de las 212 jefaturas de las oficinas de Hacienda, más las delegaciones estatales de la secretarí­a de Seguridad Pública, más las direcciones de los penales, que incluyen los puestos de vigilantes.

BALAUSTRADAS: Una nueva camada de jóvenes panistas, muchos amigos de sus hijos, el alcalde y el senador, kens, metrosexuales, sin experiencia ni fogueo, pero seguros ellos mismos de que son los mejores entre los mejores, y que se refieren al góber electo como “don Miguel”, listos para escribir la historia.
Oficiante de la polí­tica desde el sexenio de Rafael Hernández Ochoa, 1974/1980, con tiempos mí­nimos de vacas flacas, el góber electo está enriquecido, más allá de las denuncias penales en su contra en la PGR interpuestas por Javier Duarte, el fugitivo más famoso de la nación.
Incluso, el presidenciable Andrés Manuel López Obrador, puntero en la encuesta, ha dicho que el góber electo tiene una mansión que ya desearí­a Barack Obama.
Con todo, ascenderá al trono imperial y faraónico con el suficiente dinero como patrimonio para soslayar con firmeza la tentación económica que descarrilara a Javier Duarte y lo tiene en la antesala de la cárcel.
Hay, no obstante, nubarrones siniestros.
Gregorio Marañón en el libro “Tiberio, historia de un resentimiento” dice que el polí­tico sólo vive para coleccionar poder público, social y económico.
Y cuando de pronto ha acumulado todo el poder y nada queda, en la codicia desenfrenada y sin lí­mites quiere más y más.
Y si pasa un dí­a y otro y otro sin que su parcela de poder se ensanche, entonces, piensa que su equipo lo traiciona.
El góber electo tiene, por el contrario, y digamos, un legí­timo sueño cuyo antecedente está en el relato bí­blico cuando los padres heredaban el poder a los hijos con la bendición de Yahvé.
El Yunes azul tiene proyectado heredar la gubernatura a uno de sus hijos.
Y aun cuando por ningún motivo ha de cooptar el desarrollo polí­tico de sus hijos que eligieron la polí­tica como forma de vida, y de ser así­, y con todo, suena al más puro autoritarismo.

ESCALERAS: Cierto, cierto, cierto, José López Portillo alardeaba del “orgullo de mi nepotismo” con su hijo José Ramón y Plutarco Elí­as Calles, el fundador del partido abuelito del PRI, el partido de origen del Yunes panista, nombró a un hijo diputado federal y luego ministro, y al otro, gobernador de Nuevo León.
Pero…, dado el hartazgo ciudadano, más que en contra del PRI, de los priistas (el poder ejercido con sentido patrimonialista), el góber electo, teniendo mucho para trascender en la vida social de Veracruz, se expondrí­a a perder todo.
Claro, polí­ticos como él son hombres pragmáticos. Y la moral “es un árbol que da moras”.
Un panista dice que “los dados están echados” y el góber electo “va por todo”.
Y todo significa el poder polí­ticos para sus hijos, así­ se desmorone el mundo, a tono, digamos, con el nuevo populismo en el mundo, en donde lo único válido es el fin de las mayorí­as y las minorí­as, el fin de las instituciones, el fin de la moral pública y el cinismo en su dimensión estelar.


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