Por lo pronto, el senador Fernando Yunes Márquez tiene la mira puesta en la alcaldí­a jarocha. 2018-2022. Deseable, porque de acuerdo con la ley Duarte, los presidentes municipales podrán reelegirse durante 16 años consecutivos. Un reinado, pues, de 20 años.
Pero el senador, el hijo consentido de su señora madre, igual que los hermanos Kennedy, también sueña, desde ahora, con la silla embrujada del palacio de gobierno de Xalapa.
El hermano, Miguel íngel, alcalde de Boca del Rí­o, el hijo preferido del padre, estarí­a ensayando su cara frente al espejo como senador de la república, aun cuando con el acelerador a mil por hora para que su padre le entregue el mando, de igual manera como en el relato bí­blico, los hijos sucedí­an al padre y reinaba hasta por 40 años.
Es más, según las versiones, entre Miguel íngel y Fernando habrí­a una disputa fraternal.
Miguel íngel junior, diputado local y dos veces alcalde.
Fernando, diputado local y senador.
Un panista dice:
Miguel íngel hijo es más diplomático que Fernando. Y anda sin rodeos en la vida. El amigo es el amigo y el enemigo es el enemigo. Sí­ o no, y punto.
Fernando, aseguran, es hábil. Agazapado, esconde su juego. Juega, mejor dicho.
Cada una con sus fans en el pesebre azul, el par sueña.
Y el padre, el gobernador número 75 de Veracruz, es el más apapachador del mundo. Todo por los hijos.
Plutarco Elí­as Calles, fundador del partido abuelito del PRI, donde Yunes Linares militó durante 26 años, impuso a uno de sus hijos como gobernador de Nuevo León, y al otro, primero diputado federal y luego ministro del gabinete legal.
Miguel Alemán Valdés se opuso a que su hijo Miguel ocupara cargos públicos en su mandato. Fue senador y gobernador, pero luego de la muerte del padre.

BALAUSTRADAS: La fuerza polí­tica y familiar de los hijos parece estar marcando la pauta, por ejemplo, en la integración del gabinete legal del Yunes azul.
Indira, el primer nombramiento como operadora de la transición, era secretaria del alcalde boqueño.
En la designación de los ocho funcionarios de la secretarí­a particular (tres mujeres y cinco hombres) está la mano tanto de Miguel íngel junior como Fernando.
Y si Fidel Herrera tuvo a los “Niños fieles” que en el duartismo mudaron en los “Niños infieles”, ahora, a los secretarios de la oficina que será del jefe del clan de los Yunes, les han endilgado el apodo de los “Niños fresas”, aun cuando otros lo han derivado en el “Cartel de El estero”. Más aún, los “Niños Milleniums”, seis egresados de colegios particulares, uno de la UV y otro de la UPAV.
Así­, de acuerdo con la teorí­a polí­tica, cuando se trata de una alianza como la ganadora el 5 de junio, el 33% de los cargos serí­an para el CDE del PAN, el otro 33 por ciento para el CDE del PRD y el restante para el gobernador Yunes.
Pero en el camino, como era de esperar, se está dando un ajuste: en el reparto de los cargos y la nómina también cuenta los hijos de Yunes.
El objetivo es subliminal: ganar el 2017 y ganar el 2018 con sentido patrimonialista.
Primero los Yunes, después los Yunes y al último los Yunes.

ESCALERAS: Si en términos generales para un hombre “el único patrimonio son los amigos”, para un padre de familia, dice la conseja popular, son los hijos.
Ahí­ duele. Y son heridas que con frecuencia jamás cicatrizan.
En el caso, y como en otros de la historia, ni modo que el padre niegue a los hijos el legí­timo derecho a realizarse como polí­ticos.
Y si Miguel íngel y Fernando han logrado puestos públicos en carrera meteórica que en condiciones normales otros polí­ticos alcanzan luego de tantos años de lucha, y a veces, ni con la vida completa, menos ahora cuando el padre será el jefe del Poder Ejecutivo, el jefe de los poderes Legislativo y Judicial, el jefe de las finanzas, el jefe de las policí­as, el jefe de los penales, el jefe nato de su partido polí­tico, y el jefe de la mayor parte de los medios.
Pero…
Pero habrí­a de detenerse en una circunstancia, digamos, superficial si se mira desde la cima del poder polí­tico.
Es decir, el hartazgo que Javier Duarte dejó en la población, debido a su autoritarismo, punto de partida de todos los males.
Y, por añadidura, ha de preguntarse la respuesta que la militancia y las elites azules, pero más aún la población electoral tendrí­a si Yunes Linares impone a un hijo de presidente municipal (así­ gane en las urnas) y al otro hijo de senador de la república y/o de gobernador.
Entonces, el mundo se volverí­a cí­nico alardeando como el filósofo José López Portillo del “orgullo de mi nepotismo” cuando le criticaron los cargos públicos conferidos a su hijo José Ramón.