•Armonizar las normas legales para uniones entre personas del mismo sexo, es mejor que mantener la vigencia de leyes obsoletas

Con la fuerza numérica de sus integrantes, las agrupaciones que forman parte de la LGBTTTI, y con la fuerza moral de sus argumentos, las organizaciones lésbico-gay en todas sus modalidades, al fin son escuchadas por el gobierno de la república y por los de los estados y municipios, donde se ha terminado la discriminacion que durante muchos años marginaba, no sólo en lo laboral, sino en todos los órdenes de la vida a los hombres gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, transgénero, travestis y a los heterosexuales.

Todos los integrantes de la diversidad sexual, unidos han logrado al fin el reconocimiento de la LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD, que son los principios que dieron la esencia y bandera de lucha durante la Revolución Francesa, para servir después como fuente de inspiración a los estados modernos, en el reconocimiento de los derechos humanos mencionados en el artí­culo primero de la Constitución Polí­tica Mexicana.

Y es precisamente el mandato constitucional, el que ordena su protección; lo que se traduce en el respeto irrestricto al conjunto de normas que garantizan en favor de todas las personas, los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, que aplicados a los derechos humanos obligan al estado mexicano, a prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones que en todo tiempo y lugar pudieran darse a los derechos humanos.

No se necesita profundizar en los estudios cientí­ficos, para comprender desde el humanismo, la identidad y género, que son las que finalmente resuelven sobre la masculinidad o femineidad de los seres humanos. Ya los cientí­ficos han llegado a la conclusión de que la determinación del sexo, desde el nacimiento de la persona no significa la verdad unitaria o entrañable, porque si antes se determinaba el sexo a partir de los genitales, después se fueron determinando nacimientos con trastornos genético-hormonales o derivados del hermafroditismo. Y en esos casos, se cometieron un sinnúmero de errores sobre la determinación de hombre o mujer para los menores y recién nacidos.

De ahí­ que los procesos psicológicos y sociales por los que pasan los seres humanos desde que nacen y durante su desarrollo, han dado lugar a confusiones consideradas erráticas en la determinación de si una persona es niño o niña. Puede suceder que una persona biológicamente femenina, tenga una identidad de género masculino, al sentirse atraí­da por otra mujer, y también puede darse el caso en sentido inverso o al revés. Es a partir de tales orientaciones sexuales o preferencias sentimentales, que las variantes que pueden llegar a surgir, serí­an tantas, como las que puedan configurarse de la diversidad humana.

Más de cuatro décadas han transcurrido desde la creación del Frente Homosexual de Liberación, que inició la lucha por el reconocimiento a la igualdad y a la no discriminación de las personas por su sexualidad. En un principio la lucha se concretó a los derechos laborales, para pasar después, al planteamiento de un conjunto de normas jurí­dicas protectoras en todos los órdenes de la vida de las personas, sin importar su orientación sexual o la identidad de género, hasta llegar recientemente en México, a la propuesta legislativa del presidente Enrique Peña Nieto, presentada ante el Organo Legislativo, para que mediante la expedición de leyes, se legitimen uniones de parejas del mismo sexo, por encima de las tradicionales uniones establecidas en los códigos civiles de la república, que regulan el matrimonio y el concubinato.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, dio la pauta al Ejecutivo Federal, al haber dictado sentencia a favor de solicitantes de un amparo que demandaba la violación a sus derechos humanos y a las garantí­as constitucionales de igualdad y de no discriminación, toda vez que en el Registro Civil les negaban ese derecho y los solicitantes del Amparo, deseaban contraer matrimonio, lo que les fue concedido por el más alto tribunal del paí­s.

Antes de esa resolución, ya existí­an las uniones legales de personas del mismo género, reconocidas por el gobierno del doctor Miguel íngel Mancera; puesto que se consideraba bien fundada la razón de los demandantes de la nueva perspectiva de género; al ser justo que a nadie se le niegue el disfrute pleno, igualitario y de calidad, para vivir en pareja, fuera de las formas tradicionales y sin discriminación alguna.

La ciencia jurí­dica no puede permanecer estática, porque su fin principal es regular la convivencia social y por ende a medida que la sociedad se transforma, las normas jurí­dicas se deben modificar, evitando obstáculos con leyes vigentes pero no positivas, para convertirse en instrumento del cambio social y con ello resulta urgente la Armonización de las Normas Legales en todo el paí­s, tal como lo demanda la conformación de la nueva sociedad y tomando como base los acuerdos aprobados en los Tratados Internacionales suscritos por México.