En medio de la turbulencia que arrastra a la elite priista con un Javier Duarte prófugo de la justicia, el ejemplo del nuevo PRI que alguna vez citara Enrique Peña Nieto, el senador es el único priista de norte a sur y de este a oeste de Veracruz que anda en friega. Y el único que expresa con hechos, más allá de las palabras, que hay tricolor para rato, como dice el clásico.
Por ejemplo, la silla senatorial la concibe, cierto, para legislar, pero al mismo tiempo, para cabildear recursos federales.
Es más, con todo y que el celoso Miguel íngel Yunes Linares se ha ocupado en el discurso polí­tico de que sigue tramitando recursos federales para los presidentes municipales y sectores sociales, lo que a partir del primero de diciembre será su tarea, de cualquier forma, Pepe Yunes continúa empujando la carreta.
Nunca pierde la forma ni la compostura. Feliz con la vida hogareña que lleva, en su mirada siempre hay tranquilidad. Y lo más importante, respeto para todos, sin excepción.
Más todaví­a: es de los pocos, excepcionales polí­ticos decentes que restan en Veracruz. Siempre el trato deferente. Siempre la dignidad de los demás por encima. Siempre hablar con la verdad.
Incluso, ninguna palabra soez ni audaz ni temeraria se le escapa cuando se le dice que Héctor Yunes Landa está descalabrando más al PRI, ahora cuando ha roto su pacto y código de honor de que lo apoyarí­a sin reserva para la candidatura a gobernador en el año 2018.
“Yo sigo pa”™lante”, dice, consciente y seguro, quizá, de que en la primavera de este año era el puntero y hacia el invierno en puerta también.

BALAUSTRADAS: De hecho y derecho está embarcado en la misma aventura que mueve a todos los polí­ticos del mundo, como es la gubernatura en su estado natal.
Y en tanto la mitad de la población y la otra sabe que Pepe Yunes alcanzará su meta de llegar a la oficina principal del palacio de Xalapa, también evidencian que el trono imperial y faraónico se le haya vuelto una obsesión enfermiza a Héctor Yunes, por encima del respeto a sí­ mismo, desfogado y descarrilado con su propia palabra.
Y más, por lo siguiente: en el imaginario polí­tico saben que si Héctor perdió la candidatura en el año que corre, entonces, sin ninguna duda será nominado por su partido, que ya será para entonces, la Alianza Generacional.
Y en un descuido hasta por el Movimiento Ciudadano de Dante Delgado Rannauro, quien en su cuatrienio lo enviara con el ex porro estudiantil, José Antonio Teddy Palacios, a cursitos académicos en Europa, pues nunca pudieron estudiar una maestrí­a o un doctorado.
Además, las circunstancias empeoran…por lo siguiente:
MORENA, con Andrés Manuel López Obrador está repuntando. El 5 de junio, por ejemplo, el candidato Cuitláhuac Garcí­a Jiménez, un desconocido en el territorio jarocho, obtuvo 809 mil 964 votos.
Y si en el año 2018, “El peje” fuera de candidato presidencial, en automático levantará expectativas en Veracruz y con su candidata Rocí­o Nahle, la diputada federal originaria de Zacatecas; pero avecindada en Coatzacoalcos desde los años suficientes para usufructuar derechos cí­vicos, entonces, la competencia real en las urnas estará, digamos, entre el PAN y MORENA.
Y en un descuido, y salvo lo que digan los santeros, el gran enemigo electoral a vencer será MORENA.
Y por añadidura, nada fácil serí­a una negociación entre el PRI de Miguel íngel Osorio Chong y el PAN de Yunes Linares para descarrilar al partido del tabasqueño.
Y, entonces, los priistas sujetos de Veracruz sujeto al interés nacional de las elites.

ESCALERAS: Por eso, y ante tanto descalabro, el tricolor ha de fortalecer la unidad interna y desde ahora empujar a un candidato único a la gubernatura.
Y más, porque los estragos del duartismo (el sí­mbolo de la corrupción nacional) durarán muchos, demasiados años.
Entre más unidos desde ahora, en un gran frente común, cuando a partir del primero de diciembre enfrentarán un gobierno opositor, los priistas se fortalecerán mucho más.
Y más, porque el Yunes azul trae un proyecto transexenal, donde dos de sus hijos sienten ya, como en el relato bí­blico, que el trono imperial y faraónico les corresponde por derecho divino, con todo y que José López Portillo alardeaba del “orgullo de mi nepotismo”.
Es hora de sumar al priismo alrededor de un solo militante como Pepe Yunes.
Y más cuando existe un Héctor Yunes que intenta secuestrar de nuevo al partido tricolor, después de la derrota del 5 de junio, “haiga sido como haiga sido”.
En el senado, Yunes Landa se la ha pasado en la grilla populista. (“Javier, entrégate”… como si luego del video Duarte habrí­a quedado convencido de entregarse).
Pepe, en cambio, sigue legislando y cabildeando recursos federales para Veracruz. Tanto en el tiempo de Javier Duarte y ahora en el post duartismo. Incluso, con la misma intensidad, quizá más, ahora con José Antonio Meade de cuando Luis Videgaray estaba al frente.