Y aun cuando Felipe Amadeo Flores Espinoza continúa en el mismo partido cuando empezara, el PRI, y Miguel íngel Yunes Linares mudó al PAN, siempre mantuvieron la cortesí­a, mejor dicho, la amistad.
Y ahora cuando Yunes será el gobernador número 75 de Veracruz, y Amadeo permanece en la presidencia del CDE del PRI, no obstante el zopiloteo alrededor, todo fuego amigo, ninguna duda existe de que, digamos, pactarí­an.
Pactarí­an en la sana cohabitación.
Se llevarán bien.
Y en un descuido hasta se repartirí­an el pastel.
Y más, porque en el camino tuvieron el mismo enemigo común. Fidel Herrera Beltrán.
En el fidelato, por ejemplo, los dos fueron indeseables.
Más, claro, Yunes.
Fidel, por ejemplo, envió a Amadeo de candidato a diputado federal por el distrito de Huatusco, con un solo objetivo, como era perder.
Y perder, para favorecer su imperio y emporio al cacique regional, el profe Rafael Ochoa Guzmán, quien fue dueño del SNTE durante muchos, senador de la república, desertor del PRI, refugiado en el Movimiento Ciudadano.
Y en Huatusco, con los vientos huracanados en contra, Amadeo derrotó al cacique.
Y en represalia y castigo, Fidel le dejó de hablar durante cuatro, cinco, seis meses, porque le hizo quedar mal.
Con Javier Duarte, el otro enemigo común con Yunes, Amadeo aceptó la procuradurí­a de Justicia, pero cuando sintió el fuego amigo, renunció al cargo y migró a la Ciudad de México, a la SEDATU, donde se refugiara.
Y es que mientras Amadeo como buen ranchero robalea y se escurre sin enfrentarse, Yunes es frontal.
Nunca, sin embargo, Amadeo ha sonado los tambores de guerra con Yunes, ni Yunes con Amadeo.
Uno y otro apostaron a la civilidad en sus vidas.
“Pactarán” dice un priista que conoce a los dos y ha trabajado al lado de ellos.

BALAUSTRADAS: El panista ya llegó al trono imperial y faraónico, que significa la gubernatura, dueño de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, dueño de las finanzas, dueño de las corporaciones policiacas, dueño de los penales, dueño del partido en el poder, y jefazo, por añadidura, de la mayor parte de los medios para que le “tiren incienso” a cambio del convenio.
Y el priista navega contracorriente en su mismo partido, porque ahora cuando quedará huérfano del poder público luego de 87 años de hegemoní­a polí­tica, todo mundo quiere la silla para tener juego y refuego.
Incluso, con Javier Duarte en el desprestigio universal, hay duartistas como Érick Lagos y Jorge Carvallo junior, soñando de nuevo con la presidencia del PRI.
Más aún ahora cuando hacia los primeros dí­as de enero amainará el rí­o desbordado con las candidaturas a las presidencias municipales, caciques locales y regionales, diputados locales y federales, los senadores, pretenderán imponer, fieles a la cultura priista, a sus favoritos, entre ellos, y en el caso de muchos alcaldes, hasta a sus esposas.
Y como el PRI estará sin recursos frescos, entonces, cada caciquito terminará imponiendo sus reglas, pues ellos absorberán los gastos de campaña.
Más aún: deshonrando su palabra y el código de honor, Héctor Yunes Landa ha levantado la mano para buscar de nuevo la candidatura priista a gobernador en el 2018, frustrando el legí­timo sueño del senador Pepe Yunes Zorrilla.
Así­, el tricolor se fragmentará más, en vez de que desde ahora integraran una frente común para sumar a la familia tricolor, pues, incluso, en Morena están listos para recibir a la elite y militancia roja que ha llamado a su puerta.
Amadeo será, entonces, una figura decorativa, pues los caciques, dueños del billete, mandarán, reproduciendo el modelito de cuando en 1929 Plutarco Elí­as Calles creara el Partido Nacional Revolucionario, PNR, abuelito del PRI, en que repartió los cargos públicos entre “los señores de horca y cuchillo” y los gobernadores y los generales para que la familia revolucionara estuviera en paz.
Con todo, Felipe y Yunes salvarán una vez más su amistad, pues el dicho popular lo reza con claridad. “El único patrimonio de los hombres es la amistad”. Y la relación afectiva vieja, antigua, que ha estado “a prueba de bala”.

ESCALERAS: Ellos llevaron vidas paralelas.
Uno y otro, agentes del MP, diputados locales y federales, presidentes del CDE del PRI y uno que otro carguito federal.
Uno, originario de Soledad de Doblado, y el otro, de Cotaxtla, nunca fueron alcaldes de sus pueblos.
Pero cada uno tuvo su rancho. Amadeo, con ganado. Y ahora, experimentando en cuestiones genéticas, digamos, para exportar al resto del continente.
En tanto, Yunes vendió su rancho de 600 hectáreas sembrado con caña en la Cuenca del Papaloapan, cerca de Tierra Blanca, rebautizado con el nombre de “Santa Gertrudis”, el mismo nombre del rancho de don Rafael Hernández Ochoa, quien en menos de un sexenio, 1974/1980, lo ungió agente del MP en Coatepec, jefe jurí­dico de su oficina, subdirector de Patrimonio, procurador Fiscal, dirigente cenopista y diputado local.
Según el relato bí­blico, Jesús resucitó a su amigo Lázaro. Y si la historia suele reproducirse como tragedia o comedia, en el caso ni comedia ni tragedia, sino la felicidad total, porque cada uno desde su trinchera se fusionará, más que para rescatar a Veracruz, para blindarse ellos mismos.
Yunes, para convertir el bienio gubernamental en un sexenio, digamos, y en el mejor de los casos, para el PAN, que bien pudiera significar el PAN de alguno de sus hijos, y Amadeo, para llevar la fiesta en paz ante los coletazos de tantos dinosaurios y bebesaurios.
“Con otro como tu… conquistarí­a el mundo” dijo Napoleón a José Marí­a Morelos.
Pero Morelos siguió fiel a su maestro y amigo, Miguel Hidalgo, a quien admiraba por su inteligencia, pero también, por su pegue entre las mujeres, a quienes elegí­a como compañeras de la noche para que le transmitieran su fuego en la lucha por la Independencia.