Luto diplomático por la muerte de Shimon Peres
•Promotor de la paz y amigo de México
Reynaldo Escobar
La firma de los Acuerdos de Oslo Noruega, en septiembre de 1993, entre los principales representantes de Israel y Palestina Isaac Rabin y Yasser Arafat, suscritos también por el aval político internacional de los Estados Unidos de Norteamérica en cuya representación el presidente Bill Clinton, sanciona y suscribe esa declaración de principios que dispone una solución permanente al conflicto palestino-israelí, con la garantía para los palestinos de autodeterminación en educación, cultura, bienestar social, cobro de impuestos, turismo y formación de una policía palestina que junto con el gobierno de Israel protegerían a los refugiados palestinos y los asentamientos israelíes, cuidando la seguridad y las fronteras que acabarían con las disputas entre el gobierno de Israel y la Organización para la Liberación de Palestina.
Dichos acuerdos se logran establecer gracias al ex presidente de Israel Shimon Peres, muerto hace dos días en un hospital de Tel Aviv, donde permaneció internado desde el pasado 13 de septiembre, día en que sufrió un derrame cerebral del que ya no se recuperó. Siete décadas prestó sus servicios a su patria, donde ejerció un liderazgo histórico que lo llevó a ocupar en dos ocasiones el puesto de Primer Ministro y el de Presidente de Israel, después de liderar la industria de las armas, donde logró acuerdos internacionales de gran importancia con Francia y Alemania, impulsando a la vez el empoderamiento de Israel con el desarrollo y consolidación del armamento nuclear.
Tenía 93 años de edad al momento de su fallecimiento y fue el último sobreviviente de los tres grandes personajes que recibieron en 1994 el Premio Nobel de la Paz; los otros dos fueron el líder palestino Yasser Arafat, muerto en 1995 y el primer Ministro de Israel Isaac Rabin, muerto en 2004. Promotor incansable de la paz, con una gran audacia militar, retirado del servicio público, se dedicó a la búsqueda constante de todo aquello que mantuviera viva la llama del entendimiento y la paz con el pueblo árabe.
En el año 2013, el 27 de noviembre y en funciones de presidente de Israel, Shimon Peres visita a nuestro país para estrechar los lazos de amistad y de cooperación entre los dos países, habiéndose hecho acompañar de importantes empresarios israelitas, especializados en seguridad, cibernética, tecnología, comunicación, agua y energía, por lo que el presidente de la república Enrique Peña Nieto, también asistido con importantes empresarios de México, celebró la visita de tan distinguido personaje israelí, ofreciéndole una cena en Palacio Nacional, donde los dos mandatarios hablaron para destacar la importancia de la visita y de la presencia de Israel en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, a la que también asistió el reconocido premio Nobel.
A su llegada a México Shimon Peres expresó su satisfacción por conocer un país rico en cultura, con grandes expresiones en la música, el arte y la literatura y dando muestras de un conocimiento significativo de nuestra historia y de la vecindad con el coloso de Norteamérica, elogió las bondades del Tratado de Libre Comercio, del que dijo que habría servido mucho un acuerdo similar entre los pueblos de la región Palestina con Israel.
Resulta indudable que Shimon Peres fue un constructor de la paz y de la modernidad de Israel; pero para ello siguiendo la recomendación de Maquiavelo, se preparó desde su juventud para alcanzar sus objetivos hoy reconocidos, estudiando la guerra, su organización, su disciplina, porque Shimon Peres sabía que la guerra es un arte necesario para todos los que mandan y es por ello que su diplomacia le permitía extender la mano para lograr la paz, pero siempre respaldado en la fuerza de los ejércitos para la defensa de Israel.
Sin duda, bien merecido el premio Nobel de la Paz en 1994 otorgado a tres grandes líderes, políticos y diplomáticos: Yasser Arafat, Isaac Rabin y Shimon Peres por su contribución a la Firma de los Tratados de Oslo Noruega, sólo posible con la buena voluntad, inteligencia y prospectiva internacional que permitió dar a Palestinos e Israelitas lo que legítimamente demandaron para terminar sus disputas.