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Historias de desaparecidos
Miércoles 28 septiembre, 2016

"Llegué segundos tarde, antes de que levantaran a mi hijo"

•Es el caso de Arnold Landón Zárate, de 21 años, privado de su libertad el 6 de septiembre de 2016 en el Puerto de Veracruz
•El alcalde, Ramon Poo, ni enterado que uno de sus empleados permanece secuestrado
•“En el Ministerio Público me dicen que me espere, que si acaso no me doy cuenta que en la zona mi hijo no es el único”

Miguel íngel León Carmona

  • Arnold Landón Zárate, de 21 años, desapareció el 6 de septiembre

  • Marta Patricia Zárate Montero, madre de Arnold

  • Marta Patricia Zárate Montero, madre de Arnold

“Estuve a unos segundos de impedir que a mi hijo lo desaparecieran. Cuando llegué a casa su auto todaví­a estaba caliente del cofre. Vecinos me dijeron que lo acababan de levantar. Sospecho que se lo llevó la misma gente que le hablaba por teléfono para pedirle dinero”.

Es el caso de Arnold Landón Zárate, de 21 años. La última vez que se le vio a salvo fue el 6 de septiembre de 2016, en la entrada de su domicilio, ubicado en la zona turí­stica del puerto de Veracruz. Testigos aseguran que una voz detrás de cristales polarizados, le ordenó estacionarse de inmediato. Luego su paradero se esfumó como la bruma del Golfo de México.

Se han gastado 20 dí­as para la madre, Marta Patricia Zárate Montero; mismo periodo de tiempo en que oficiales de la Fiscalí­a General del Estado le piden que espere, que vaya a sacar copias, que vuelva más tarde, “o que si acaso es inconsciente, pues su hijo no es el único desaparecido en la zona conurbada”.

Así­ la suerte en los últimos 20 dí­as para Martha Patricia, quien ha perdido la paciencia y decidió montar lo que parece la protesta más solitaria en todo el sexenio de Javier Duarte. En la Plaza Regina Martí­nez, su grito es único, sin consignas escritas sobre pancartas, ni megáfonos, solo fotografí­as tamaño postal de su joven ausente.

“Yo traté de confiar en las autoridades, a diario he ido a verlos, pero ni siquiera han podido averiguar de quién son las huellas de zapatos que quedaron en el automóvil de mi hijo. Si vine a protestar a la capital es porque ya no aguanto esta angustia” asegura Patricia, quien acepta relatar su historia en un espacio privado.

“SI SE TRATARA DE UN SECUESTRO YA ME HUBIERAN LLAMADO”

Si el teléfono de Arnold Landón timbraba inesperadamente, él contestaba lejos de su madre, entre murmullos y nublando sus gesticulaciones con la mano derecha. La voz detrás del móvil le privaba al muchacho incluso el parpadeo. Luego se encerraba en la recámara privándose de los alimentos. “Déjame en paz, mamᔝ solicitaba.

De acuerdo con Marta Patricia Zárate el comportamiento del chico comenzó a volverse extraño desde el mes de junio de 2016. “Yo lo notaba nervioso, de repente comenzó a salir con una joven mayor que él que, por cierto, fue secuestrada en junio de este año y la devolvieron a los dos dí­as”.

Por otra parte, se detalla en la carpeta de investigación 1656/2016, que Arnold Landón comenzó a alternar su empleo, a las órdenes del edil priista Ramón Poo, con un negocio familiar dedicado al sembradí­o de piñas en la comunidad de La Laguna, Medellí­n de Bravo, Veracruz.

“Mi hijo se hace cargo de unas hectáreas que rentamos. Él corta la piña y la sale a vender en las verdulerí­as y mercados de Veracruz. Se trata de un proyecto que inició en diciembre de 2015”.

Sin embargo, Arnold Landón comenzó a interesarse por las labores campiranas, las visitas se volví­an más frecuentes a La Laguna. Al grado que un amigo, de identidad desconocida, le recomendó dedicarse a la compra y venta de ganado porcino. “Mi hijo le hizo caso y comenzó a ir al pueblo todos los dí­as”, abunda la entrevistada.

Labores dedicadas a la labra y engorda de animales que llegaban a contrastar con el estilo del joven porteño; pantalones de mezclilla, zapato deportivo, camisetas estampadas y su gusto por las alhajas en el cuello, dedos y muñeca. Siempre descendiendo de su auto, un Audi, color blanco, modelo 2010.

Indicios dictados por la madre ante el ministerio público de Boca del Rí­o, que descarta se traten de un plagio. “Ya me hubieran llamado para pedir rescate, pero nada. Su teléfono está fuera de servicio desde aquel martes seis de septiembre”.

“SOSPECHO QUE A MI HIJO YA LO ESTABAN EXTORSIONANDO”

Las llamadas a escondidas, los cambios de ánimo repentinos, mutaron para los primeros dí­as de septiembre de 2016. “Yo le deposité la cantidad de 5 mil pesos para pagar una fianza. Pero después me enteré que nunca lo hizo. Él me pidió disculpas y aseguró que el dinero lo habí­a ocupado para unos pendientes”, relata Patricia Zárate.

La última acción anómala que notó la madre, fue 24 horas antes de la desaparición. Arnold Landón esta vez solicitó, impaciente, la cantidad de 7 mil 500 pesos. “esta vez me dijo que debí­a pagar el servicio de una grúa para el piñedo. Yo le dije que si todo estaba bien, él me contestó que sí­, pero que se los entregara, por favor”.

A la fecha, la madre sigue solicitando en la Fiscalí­a comprueben si ese pago se realizó al presunto dueño de la grúa. “Porque si tampoco lo hizo, entonces a qué entregó 12 mil 500 pesos en menos de cinco dí­as”, vuelve a cuestionarse Patricia.

Por otra parte, Patricia insiste que requiere la sábana de llamadas del número telefónico de su hijo. “Él lleva entre sus aplicaciones un rastreador satelital. ¿Por qué tardan tanto las autoridades? Nunca habí­a tenido acercamiento a la justicia veracruzana, se toman o todo a la ligera. Que entiendan que esto no es un juego, sino la vida de una persona”.

“SEGUNDOS ME FALTARON PARA RESCATAR A MI HIJO”

Corrí­a la mañana del martes seis de septiembre, Patricia, la madre, en el hotel Emporio, desayunando con una amiga. Arnold, el hijo, en el rancho, alimentando cerdos. Ambos se reunirí­an por la tarde para compartir los alimentos. Ese fue el acuerdo antes de la desaparición.

“Fue al medio dí­a que tuve un extraño presentimiento, algo difí­cil de explicar. Yo le llamé y me dijo que seguí­a con los marranos. Que apenas terminaba me alcanzarí­a para el bufete de la tarde”, explica la madre conteniendo el llanto.

El reloj marcó las 14 horas y la inquietud de Patricia llegó a la par de las manecillas. Pagó la cuenta y se retiró a resolver unos pendientes a un centro comercial de la ciudad. Arnold le llamarí­a en cualquier momento y la alcanzarí­a en algún lugar. Eso pensó Patricia.

“Se dieron las tres y le llamé, pero desde entonces su celular sonaba como apagado. No tuve de otra que regresar a casa”, comparte la madre mientras se violenta con sus recuerdos.

Al llegar al edificio, en el centro del Puerto de Veracruz, Patricia se topó con unos vecinos, a quienes preguntó por Arnold. “Acababa de llegar, se dio la vuelta en la esquina. Allá ha de haberse estacionado”, refirieron las personas que naturalidad.

“Yo me tranquilicé, incluso estacioné mi carro sobre la banqueta y caminé hasta la esquina. Efectivamente, ahí­ estaba el vehí­culo de Arnold, todaví­a toqué el cofre y estaba caliente, pero de él no habí­a señales. Quienes se lo llevaron se dieron el tiempo de estacionarlo, cerraron y hasta seguro le pusieron a las puertas”.

Fue cuando la angustia embistió a Patricia. Ella caminaba de un lado a otro, hasta que un par de sujetos, soltaron la noticia: “A su hijo lo levantaron, señora. Un carro Jetta color gris le dijo que se detuviera y luego le cerró el paso”.

“Yo me puse histérica. Comencé a imaginar miles de cosas. Llamé a unos marinos que patrullaban la zona turí­stica, pero lo único que hicieron fue tomar fotografí­as y recomendarme que interpusiera la denuncia a las 72 horas de desaparecido”.

Fueron todos los indicios para la madre de Arnold Landón. A partir de entonces su batalla serí­a contra la paciencia y las respuestas del agente del ministerio público de Boca del Rí­o, José íngel Bordonave, quien le dice a diario a a madre que espere, pues su hijo no es el único desaparecido en la zona conurbada”.

Finalmente la entrevistada se carea con la grabadora y solicita: “Yo les pido que si saben algo de mi hijo, por favor me avisen. Yo no quiero nada contra nadie. Hijo, te amo y te estoy esperando”.


2 comentario(s)

Grace 01 Oct, 2016 - 01:57
Le acompaño y entiendo su dolor como madre,es inexplicable la angustia al no saber de nuestros familiares desaparecidos nosotros ya tenemos desde el 2009 y pues solo Dios es nuestro unico consuelo.

LP.N. 30 Sep, 2016 - 03:28
B. noches sra. desgraciadamente las autoridades no hacen nada por nuestros seres queridos, mi familia y yo estamos pasando lo mismo que usted desde el 10 de mayo 2016, sin que nadie investigue la desaparición de mi hermano, por eso la entiendo en este momento por lo que esta pasado usted y muchas familias mexicanas. que feo que el ser humano nos destruya , al mismo ser.

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